El mayor incendio forestal de todos los tiempos en Navarra. Es la mayúscula etiqueta del fuego que el 18 de junio de 2022 puso en vilo a miles de personas en Valdizarbe y el valle de Echauri, que arrasó una superficie de 6.247 hectáras, causó daños en viviendas y obligó a desalojar vecinos de varias localidades. La investigación llevada a cabo por la Policía Foral localizó el punto de origen, a los causantes y también ha alcanzado una conclusión: el suceso fue “accidental", ya que los trabajos agrícolas que lo desencadenaron no estaban prohibidos ese día.
Las llamas, según consta en el atestado policial, se iniciaron en el paraje de Euntzekoa, en el término municipal de Uterga. A las 14.33 horas de aquel caluroso día que anticipaba el verano, con más de 37 grados de temperatura, SOS Navarra recibió el aviso de la presencia de un incendio en un campo de cereal sin cosechar entre Uterga y Legarda. Posteriormente, el centro de gestión de emergencias atendía numerosas llamadas que alertaban de ese incendio y de otro iniciado contemporáneamente en la zona de Enériz, en el paraje de las Nekeas, a unos 5 kilómetros del anterior. La evolución de la propagación de los dos fuegos, condicionada por las condiciones meteorológicas y la topografía del terreno, hicieron que se unificasen en uno.
El incendio forestal se inició en la parcela 989 del polígono 1 de Uterga, poblada por cultivos herbáceos de secano (trigo sin cosechar), "como consecuencia de las labores agrícolas consistentes en la cosecha del mismo". En el momento que se declaró el fuego, una cosechadora marca Claas, modelo Lexion 550 Montana 4TR, se encontraba trabajando en la citada parcela.
Finalizada la tercera vuelta y dirigiéndose al tractor a descargar el grano cosechado, los trabajadores se percataron de que había fuego en la última pasada. Intentaron apagarlo con las mochilas, los extintores y las herramientas que portaban, pero fueron incapaces debido al viento sur reinante entre flojo y moderado.
Inspección ocular
Agentes pertenecientes al Grupo de Investigación Medioambiental (GRIM), de la Brigada de Protección Medioambiental de la Policía Foral (BPMA), acudieron el mismo día de los hechos a la zona para investigar el origen del fuego y llegaron a la zona de inicio por la forma geométrica que tenía en esos momentos el incendio. En una primera inspección ocular, observaron que se habían iniciado las labores de cosechado del cereal y contabilizaron tres líneas de pasada de la cosechadora, que evidenciaba que el inicio del incendio se había iniciado en esa zona.
Acto seguido acudieron al paraje de Oremus, en Uterga, donde habían observado previamente maquinaria agrícola (dos cosechadoras, tractores con remolques y varios vehículos todo terreno estacionados en el lugar), por si tenían relación con los hechos. En el lugar identificaron al copropietario de una cosechadora y a su conductor, que confirmaron que se encontraban cosechando la parcela cuando comenzaron las llamas.
Los agentes inspeccionaron las cosechadoras y comprobaron que cada máquina disponía de dos mochilas extintoras con una capacidad mínima, cada una, de 15 litros, además de extintores y herramientas manuales en los vehículos de apoyo para un ataque inicial a un posible fuego, todo ello utilizado en el intento de extinción del fuego.
Fricción del peine
El incendio se inició en una zona de desniveles, donde los agentes de la Policía Foral observaron fricciones del peine con la tierra y piedras que provocan chispas que prenden en el combustible ligero muerto. Este combustible contiene una humedad muy baja (3%), con una probabilidad de ignición del 90%.
Debido al viento reinante de componente sur, el fuego se propagó rápidamente dirección norte a través de los campos de cereal y posteriormente el arbolado existente, alcanzando fuego de copas, que emitieron pavesas que atravesaron la autovía A-12, lo que produjo un incendio convectivo con avance muy rápido del fuego.
Respecto a la causa probable del origen del incendio forestal, y “teniendo en cuenta la hora de inicio, las condiciones meteorológicas, los testimonios de los testigos, los cuadros indicadores de actividad y la localización del punto de inicio del fuego”, los agentes de la Policía Foral concluyen que se considera “un incendio accidental”, ya que no estaba prohibido cosechar y se cumplía el Artículo 10, de la Orden Foral 222/2016 que regula el uso del fuego en suelo no urbanizable para la prevención de incendios forestales, en vigor en el momento de los hechos.