El espacio de la izquierda confederal se desangra por el caso Errejón en una atmósfera de reproches y acusaciones mutuas respecto a si existía un conocimiento de las conductas que mantenía el ya exportavoz de Sumar y de las denuncias por violencia machista que habían aparecido hace tiempo en las redes sociales. Podemos metió ayer el dedo en la llaga al desvelar que, cuando aún formaban parte de la coalición, trasladaron a Yolanda Díaz la acusación que realizó una joven en el verano de 2023 en un hilo de Twitter.
La formación morada, que asegura que no tenía constancia de sus comportamientos cuando Errejón era parte de la marca de los círculos de la que fue cofundador hasta que la abandonó en 2019, procedió así al entender que la ahora vicepresidenta segunda del Gobierno era la persona que podía intervenir en ese aspecto, aunque Podemos eludió comentar la respuesta obtenida. Es más, según publicó El diario.es, la propia secretaria general morada, Ione Belarra, conversó con Díaz los días previos a la elaboración de las listas electorales para el 23-J para mantenerle al corriente de los presuntos abusos del exdiputado, que fue incluido en el cuarto puesto por la circunscripción de Madrid.
La líder de Sumar, tras la reunión de su grupo parlamentario, admitió que era consciente de los comportamientos de su compañero porque fue su equipo quien le informó de ellos, y ratificó que habló con Belarra además de con Más Madrid. Al cerrar esta última formación ese episodio, no se dio ningún otro paso aunque sabían de “problemas” de Errejón. “Lo que sé es que estaba yendo a terapia este último año y que iba mejor”, subrayó Díaz en su primera aparición ante los medios tras destaparse este caso, que calificó de “drama”. Y explicó: “No tengo conocimiento de nada más. Si alguien lo tenía, que lo explique. Si en la elaboración de listas yo hubiera sabido que Errejón era un presunto agresor sexual, ya les digo yo que de ninguna de las maneras iba a formar parte de ellas”. De paso, Díaz reprochó a los partidos que quieran “sacar rédito político” de todo esto, apuntando, sin citarlo, a Podemos. Y reiteró: “Se ha actuado con prontitud y contundencia, aunque sé que es tarde”. “Es evidente que no tenía que haber sido ni diputado ni portavoz pero esa información la tenemos esta semana”, resumió la también ministra de Trabajo.
Un relato similar al que horas antes pronunció la coportavoz de Más Madrid y titular de Sanidad, Mónica García, quien dijo que pensaban en la organización que Errejón tenía otros problemas de tipo personal y “diferentes personas del partido hablaron con él y se le recomendó que buscara ayuda profesional”. “Si hubiésemos sabido que era un agresor, no le hubiésemos recomendado ayuda profesional. Hubiéramos ido directamente a una comisaría”, verbalizó la ministra en una comparecencia de prensa compartida con las coportavoces Manuela Bergerot y Rita Maestre.
Esta última, portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento de la capital y expareja sentimental de Errejón, lanzó antes una nota donde negaba el “encubrimiento”: “Me siento profundamente engañada y ese engaño resulta devastador. Un buen novio era a la vez un misógino que volvía a casa con normalidad después de agredir a una mujer de 20 años”. Con todo, Más Madrid limita su responsabilidad a la exdiputada Loreto Arenillas por conocer el tema cuando era su jefa de gabinete, descartando más dimisiones en la formación porque no estamos en “un caso contra tres dirigentes políticas” en relación a Maestre, Bergerot y García. “A la luz de lo que vemos hoy, ese indicio y esa pista podría habernos hablado de un patrón”, plantearon ellas, asumiendo que los protocolos de análisis de la organización fallaron. “Hemos sido y vamos a ser implacables, sea quien sea el agresor”, zanjaron, colocando el dedo acusador solo en Arenillas, que ahora medita ser diputada no adscrita en la Asamblea de Madrid entregando al PSOE el liderazgo de la oposición al verse como un “chivo expiatorio” para lavar la imagen del partido y denunciando el “abuso de poder” de la dirección de Más Madrid al expulsarla.
Arenillas niega que tapara cualquier episodio de acoso de Errejón y reitera que puso estos hechos en conocimiento de la secretaria de organización del partido, en aquel momento, la propia Bergerot. “Quizás no hice lo suficiente, pero lejos de encubrir u ocultar información, informé. La dirección del partido no consideró relevantes los hechos para elevarlos a los órganos superiores, ni hacerlos públicos ni activar los procedimientos establecidos en nuestros estatutos y normas internas y, más tarde, la denuncia en redes desapareció y nadie consideró que aquel episodio requería mayor acción”, argumentó.
sin “fórmula mágica”
Que esto último fue así lo constató la propia Díaz al afirmar que la cosa quedó en el limbo una vez la autora de la denuncia borró el tuit. “Nuestro compromiso será recomponer la confianza que se ha roto con la gente, trabajando y rindiendo cuentas. Me gustaría salir aquí y decirles que hemos dado con la fórmula mágica; no la tenemos. Creemos que debemos trabajar humilde e incansablemente para construir una nueva cultura política y personal”, valoró la líder de Sumar, que no comparte la carta que Errejón decidió de forma unilateral publicar en su adiós. “Nos toca defender a las víctimas, acompañarlas, y todo lo que las mujeres quieran que hagamos, lo vamos a hacer. Si quieren que nos personemos, nos personaremos”, esgrimió Díaz sin adoptar una sola decisión de calado más allá de reforzar los controles. Porque, repitió, nada acaba con la cultura machista de la noche a la mañana.
Lo que parece más cercano a día de hoy es el fin del espacio Sumar.