Conviven actualmente en Burlada unos 20.000 habitantes, de los cuales 4.000 (el 20%) tienen entre 16 y 30 años. Y son un motor para el pueblo aunque –quizás– todavía no lo sepan, un núcleo activo y dinámico, tan enraizado como la vida asociativa, cultural y deportiva en el que es ahora el cuarto municipio más poblado de Navarra. Tras haber adelantado a Barañáin y sumar el mayor incremento en Pamplona y Comarca (675 vecinos y vecinas respecto al año anterior), Burlada crece con la vista puesta en su futuro, impulsora de un cambio que, ésta vez, correrá a cargo del colectivo joven.
Pero para sembrar todo eso hacía falta una radiografía, una imagen de la situación de quienes representan una comunidad que también tiene demandas y necesidades y que, ha quedado claro, “está pidiendo la palabra”. Lo dicen desde el Ayuntamiento, que ha impulsado en colaboración con el Instituto Navarro de Juventud la creación y desarrollo de un diagnóstico de Juventud –será el germen del futuro plan de Juventud– en el que reclaman, entre otras cosas, una mayor participación. Que se les haga caso. Y hacer frente al problema de la emancipación: 1.850 jóvenes de Burlada quieren (y necesitan) una vivienda.
Son sólo algunos de los datos que se desprenden de un trabajo que están llevando a cabo Sonia Méndez, técnica de Juventud y Educación del Ayuntamiento de Burlada, con la consultora Proyecto 21 (que realiza diagnósticos sociales en todo Navarra), a cargo de Ion Erro, sociólogo y trabajador social que coordina el proyecto, y Alberto Azcárate, antropólogo que colabora con la iniciativa junto a los estudiantes de Trabajo Social María Zubiate, Paula Narvaiz y Edgar Rodríguez.
Se han repartido las tareas, han preguntado y han abarcado todos los campos posibles para desvelar, entre otras cosas, que “la gente, los parques como espacio de socialización y la vivencia de ser un pueblo donde todo el mundo se conoce” son los tres elementos que más valora la juventud de Burlada. Como inconvenientes destacan la “inseguridad, el mal estado de calles y plazas, la vivienda como una necesidad imperiosa, y que no se siente reconocida en las actividades que se organizan en la ciudad, por eso se pide que se les tenga en cuenta a la hora de programar actividades”, explican los promotores.
“ Si no se toman medidas en vivienda, la gente joven se acabará marchando ”
Ion Erro - Coordinador Proyecto 21
De esos casi 2.000 vecinos y vecinas mayores de 18 años que necesitan una vivienda, mil la prefieren en propiedad y algo más de 800 en alquiler. “Creemos que esta es la causa por la cual un 38% de la juventud dice que le gustaría vivir fuera del pueblo. Porque hay un sentimiento de pertenencia muy fuerte, muy arraigado, pero esa escasez de pisos les está alejando de la posibilidad de vivir en su pueblo”, valora Erro. Según los datos del INE, la tasa de juventud en estos momentos es prácticamente similar a la de envejecimiento. La proyección es que dentro de 10 años “vamos a pasar a un 25% de población mayor de 65 años frente a un 15% de personas de 14 a 30. Si no se toma ninguna medida, y una de ellas es facilitar la vivienda, hay mucha gente joven que se acabará marchando”, indica.
Deporte y salud mental
Por otra parte, la práctica deportiva por parte de la gente joven “es una de las más altas en Navarra”, y es que la mitad de los jóvenes encuestados practica deporte más de tres días por semana, aunque un 40% no utiliza las instalaciones municipales “porque están muy saturadas y no reúnen las condiciones necesarias”.
Quienes han participado en el diagnóstico demandan, además, mejorar la atención en Salud Mental “y es algo que se viene repitiendo desde la pandemia. Piden una oferta de espacios terapéuticos dirigidos específicamente al bienestar emocional de las personas jóvenes”, asumen desde Proyecto 21.
“ Hay muchos prejuicios en torno a las bajeras pero son un espacio de aprendizaje ”
Alberto Azcárate - Antropólogo
Y es que, dicen, se sienten discriminados “en primer lugar por la edad (por delante del género), por el hecho de ser jóvenes y porque con el covid ha habido un elemento añadido y es que la persona joven no tiene un espacio privativo donde poder vulnerar las normas del confinamiento. El resto teníamos nuestras casas, espacios en los que lo podíamos hacer. Se han sentido criticados, vigilados, atacados...”. También porque este siglo XXI, relata Erro, “se caracteriza por una clara ruptura del sector joven con el mundo adulto. Y la sensación es que les hemos dado la espalda. En el ámbito laboral, educativo, de vivienda, cultural… No se sienten identificados”. Y es que –completa Azcárate– “los adultos a veces no nos damos cuenta de su capacidad de reflexión. De que tienen ganas de hablar, es importante darle valor a lo que piensan y necesitan”.
El diagnóstico se puso en marcha el año pasado. María Zubiate, que es además vecina de Burlada, se encargó de realizar una búsqueda de agentes clave a través de entrevistas después de hacer un mapeo de los puntos de reunión de la juventud (como el gazteleku o el gaztetxe, bares o bajeras) en los que han informado del proceso y de los objetivos. Se colocaron una serie de buzones, tipo urna, para que la juventud fuera dejando aportaciones –bajo el lema Esta vez nuestra opinión cuenta– también en instalaciones deportivas y los cinco centros educativos, “que se volcaron y han colaborado muchísimo”, explica la técnica, Sonia Méndez.
La más participativa
Se han recibido 463 propuestas en las urnas, en los talleres (han organizado 22) un total de 152, 78 por whatsapp y 23 vía email 23. Han realizado también 55 entrevistas a agentes clave y explican que todas esas acciones son las que les han ayudado, después, a confeccionar el cuestionario de una encuesta que respondieron 970 personas jóvenes. “Es la iniciativa que más capacidad de respuesta y participación ha cosechado en los últimos años en Burlada, y la conclusión es que quieren que se les escuche”, señalan.
También han lanzado una exposición con paneles explicativos sobre los principales resultados de la encuesta, “que están sirviendo para que vean que lo que han aportado verdaderamente tiene valor para el Ayuntamiento y para quienes participan en este proceso. Y está sirviendo como nexo de unión entre el diagnóstico y el plan, la juventud está dialogando porque ellos y ellas son quienes tienen que motivarse en la búsqueda de soluciones participativas”.
“ La participación es la pieza esencial sobre la que se basa el diagnóstico ”
Sonia Méndez - Técnica de Juventud
Una vez elaborado el diagnóstico, que fue presentado el pasado miércoles en el Gazteleku, el año que viene se irá trabajando en el Plan de Juventud, con la perspectiva de que se aplique de 2024 a 2026. “Todo el proceso, desde el inicio, es dar protagonismo al sector social al que va dirigido, que es la juventud. La participación es la pieza esencial en la que se basa la elaboración del diagnóstico y del Plan municipal, y ellos y ellas tienen que ser los protagonistas”.
Grupo motor
Ahora el objetivo, explica Edgar Rodríguez, pasa por crear un grupo motor de jóvenes interesados en la elaboración del Plan de Juventud, que se encargará de dar forma a las ideas y propuestas que han aparecido en el diagnóstico, calendarizarlas y priorizarlas, entre otras acciones. “Hay que ver qué es factible desde el punto de vista competencial, técnico, de presupuesto... Nuestra idea es facilitar el que ese grupo de gente joven pueda ir viendo con ayuda técnica y con nuestra capacitación, qué se puede hacer”, afirman los promotores. “Vamos a servir de asesoría para lo que planteen y va a salir el plan que ellos y ellas decidan que salga, es importante que no piensen que no se va a hacer o que no va a servir para nada”. La nota que la juventud ha puesto al ayuntamiento es un 4,95. Y el 79% asegura que, si tiene una propuesta, no sabe a dónde tiene que dirigirse. “Hay que trabajar esto, y este proceso participativo tiene que ser un elemento formativo, para que el ayuntamiento trabaje y para que conozcan los cauces”.
Las bajeras. De los 4.000 jóvenes de 14 a 30 años que viven en Burlada, casi 900 tienen bajera. Son el 22%, una cifra que viene a certificar que “la gran mayoría, en un momento dado, han contado con un local. Es como un rito de paso: aporta amistades, la cuadrilla, y una manera de compartir vivencias, responsabilidades. Pertenecer a un grupo autónomo”, cuenta el antropólogo Alberto Azcárate. El mayor problema de estos locales, dicen, “es que son invisibles para la sociedad. Y hay muchos prejuicios en torno a ellos pero son una manera de aprendizaje, de socialización. Y una necesidad, una fase de crecimiento personal que forma parte de la vida joven de Burlada”.
20% de juventud
Conviven en Burlada unos 20.000 habitantes, de los cuales 4.000 tienen entre 16 y 30 años.
970 participantes
Casi mil jóvenes han participado en la encuesta.
4,95, suspenso
Es la nota que la juventud ha puesto al Ayuntamiento de Burlada.