Medio siglo después de la legalización del aborto en Estados Unidos, el país cumple ese aniversario con la sentencia que lo autorizó revocada y una batalla abierta entre quienes luchan por la abolición completa de esa práctica y los que defienden el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo.
Las protestas protagonizadas estos días por partidarios y detractores cristalizan la división ciudadana en torno a una decisión que el 22 de enero de 1973, cuando el Tribunal Supremo se posicionó a favor de la interrupción voluntaria del embarazo, supuso un antes y un después en la historia estadounidense.
El caso había sido presentado en nombre de Jane Roe, pseudónimo legal de Norma McCorvey, que se enfrentó al entonces fiscal de Dallas, Henry Wade, por una ley estatal de Texas que permitía abortar solo para salvar la vida de la mujer. En aquella época 30 de los 50 estados del país tenían legislaciones similares.
McCorvey era una madre soltera embarazada por tercera vez, pero no pudo tener el aborto deseado. Aunque ganó el caso, para cuando el Supremo pronunció su sentencia el bebé, una niña, ya había nacido y había sido dado en adopción.
Este 50 aniversario es simbólico para uno y otro bando. Los detractores del aborto celebran la sentencia judicial de junio como un primer paso, y los partidarios lo ven como una evidencia de que no se puede bajar la guardia.
La organización antiabortista March for Life calcula que desde ese primer fallo "unos 62 millones de vidas se han perdido debido al aborto legal", y estima que la cifra de interrupciones voluntarias del embarazo descenderá de los 900.000 anuales actualmente, según sus datos, a unos 200.000 en esta nueva etapa "post Roe".
Su objetivo apuesta no solo por modificar leyes a nivel federal y estatal, especialmente ahora que los republicanos se han hecho con el control de la Cámara Baja, sino también "para cambiar la cultura para que en última instancia el aborto sea algo impensable".
Aborto prohibido en 18 estados
La batalla de los detractores, por ello, no ha terminado. Desde el pasado junio, 18 estados han prohibido el aborto o lo han restringido severamente, y en 13 de ellos el acceso a ese servicio es en la práctica imposible aunque haya excepciones. Pero en el país hay 50 estados.
"La gente olvida a menudo que no se trata solo de la embarazada, sino también del bebé que está en su vientre", señala a EFE Jennifer Milbourn, coordinadora de la red Supervivientes de Abortos. Su madre, alcohólica, intentó abortarla hace 44 años, pero cuando acudió a la clínica era demasiado tarde y después de que los médicos no pudieran aspirar el feto mandaron a la mujer a casa.
Cuando el aborto no era legal en Estados Unidos someterse a uno conllevaba grandes riesgos legales y sanitarios, recuerda a EFE Carrie Flaxman, directora sénior de leyes y litigación de políticas públicas de Planned Parenthood, la mayor red de clínicas de servicios reproductivos de EE.UU.
"Sometía a las personas a vigilancia, investigación, arresto, procesamiento y otros tipos de sanciones penales. Esto destruía familias, carreras y vidas. Roe despenalizó el aborto al reconocer que es un derecho protegido por la 14ª enmienda de la Constitución", explica a EFE.
Medio siglo después, la decisión del Supremo, de mayoría conservadora, anuló ese avance. "Como resultado, una de cada tres mujeres en edad reproductiva en Estados Unidos -y más personas trans y no binarias- ya no tienen acceso al aborto en su estado", recalca a EFE la presidenta y directora ejecutiva de Planned Parenthood, Alexis McGill Johnson.
Algunas mujeres se ven obligadas a viajar cientos o miles de kilómetros fuera del estado en el que viven para recibir atención médica si pueden permitírselo, agrega, y otras abortan fuera del sistema sanitario o se ven forzadas a llevar a término un embarazo no deseado.
"Debemos seguir trabajando para financiar y defender adecuadamente los programas de salud sexual y reproductiva. La decisión de la Corte Suprema significa que el camino para restaurar y proteger el derecho al aborto pasa por los estados, por lo que las luchas para proteger y restaurar el acceso se librarán a ese nivel", concluye la dirigente de Planned Parenthood.