La nueva ley trans, una realidad desde el pasado 2 de marzo, ha fraccionado al feminismo ya que un sector considera que va a suponer un “borrado de las mujeres”. Un ejemplo de la tensión que se suma al malestar por las rebajas penales que ha tenido la ley del solo sí es sí.
La denominada autodeterminación de género es uno de los puntos que más división genera y el que provoca más contestación. El Movimiento Feminista de Madrid, donde está integrada la Alianza contra el borrado de las mujeres dirigida por la exdiputada socialista Ángeles Álvarez, lidera la brecha abierta. Para Ana De Blas, una de sus portavoces, “lo más peligroso” de la ley trans “es que cualquier persona mayor de 16 años podrá elegir su sexo. Piensen ahora si esto no afecta a las mujeres en la violencia machista, las cuotas, el deporte..., esgrime. A su juicio, el reconocimiento legal del género es un concepto contra el que el feminismo acumula años de lucha por considerarlo “una construcción social y el germen de la discriminación contra las mujeres”.
No olvidan citar el ejemplo de Escocia. “Con esta ley puede pasar como en Escocia, que la sociedad no entienda por qué un violador puede ir a una cárcel de mujeres solo por haberse autodeterminado como mujer”. Aluden así al caso de Isla Bryson que ha puesto patas arriba al sistema penitenciario escocés. Antes se llamaba Adam Bryson. Era un hombre y hoy es una mujer transgénero. El Tribunal Superior de Glasgow le ha condenado por violar a dos mujeres, algo que hizo cuando aún era Adam.
Críticas feroces La ley lleva tiempo provocando resquemores y la ex ministra Carmen Calvo ha sido una de sus críticas más feroces, encabezando la indignación de las feministas clásicas, que han abanderado una fuerte oposición al creer que la iniciativa hacía retroceder los avances logrados: “Me preocupa la idea de que se elige el género por un mero deseo, lo tenemos que hacer con la seguridad jurídica suficiente para que los nuevos derechos no supongan una merma para derechos preexistentes de las mujeres”.
Otras voces han sido mucho más explícitas en su protesta. “Decir a niñas y niños, a chicas y chicos que los estereotipos sexistas definen el sexo de las personas atenta contra la ciencia, y consolida el machismo más rancio que sostiene que existen comportamientos, ropas, o expectativas reservadas a hombres o mujeres”, expresan con rotundidad desde la asociación Contra el Borrado de las Mujeres.
Confusión entre sexo y género
Desde este sector del feminismo se ha acusado a la ley de confundir sexo y género y manifiesta que “lo biológico -el sexo- no es igual a lo cultural -el género-”. Además se ha exigido reiteradamente la retirada de todas las menciones de identidad de género y expresión de género, ya que suponen una “fraudulenta maniobra política, no aportan nada útil a su contenido y socavan la protección efectiva de las mujeres”.
Sin embargo otras feministas optan por enterrar el hacha de guerra y reclaman más empatía, defendiendo un feminismo interseccional en el que “todas, todos, y todes tengan cabida” porque “nuestras diferencias nos deben enriquecer y no distanciar”.
De hecho una opinión más que autorizada, la de Elizabeth Duval, icono de la lucha trans, afirma que “parece que al hablar de autodeterminación, hablamos de que libremente cada persona escoge su identidad como quien escoge una camisa blanca o azul. Llevo años insistiendo que esa identidad no se escoge. La autodeterminación es un mecanismo jurídico de reconocimiento, una identidad que ya existe”, asegura.