Garantizada la llegada soterrada del TAV a Bilbao que cohesionará la ciudad

Más agenda. Más acuerdos. Y más avances en la definición del proyecto para construir el supertúnel de casi 7 kilómetros entre Zaratamo y Cantalojas, la superestación bajo tierra en Abando y el apeadero provisional en Basauri. Esos dos grandes hitos que encarrilarán definitivamente la llegada de la alta velocidad ferroviaria a Bilbao llevan ya la firma y el sello oficial de todas las administraciones implicadas.

Todavía quedan otros documentos y expedientes que revisar y validar, pero la capital vizcaina respira un poquito más tranquila después de años y años de retrasos. La fecha de entrada en servicio de las primer unidades es todavía una incógnita. Suena 2027. Los plazos, de cumplirse, apuntan a ese año. Pero todo depende de cómo se encajen las piezas del rompecabezas: financiación de las obras, trazado final del recorrido, geología y estado del subsuelo.

El alcalde Aburto durante la firma del protocolo.

Los vaivenes políticos en Moncloa -que tanto peso han tenido en la definición del mismo durante décadas- quedan ya fuera de este rompecabezas después de que el Gobierno vasco haya asumido la ejecución de esos trabajos. Ese fue, precisamente, el motivo que ha reunido en Gasteiz al alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, con la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez.

"Ya no tiene vuelta atrás. El que haya cambios de gobierno en Madrid ya no va a afectar", resumían portavoces autorizados presentes en el acto protocolario. La misma idea fue compartida en público por el alcalde, contento por ver los frutos de la acción política liderada por su partido (PNV) en Madrid durante la negociación de los Presupuestos Generales del Estado para 2022.

"Por fin se pone negro sobre blanco el compromiso de las instituciones para llevar adelante una obra tan esperada y necesaria para una ciudad como Bilbao", ha remachado Aburto. En realidad son dos obras. Una para construir ese túnel y otra para 'trasladar' hasta 20 metros bajo tierra la estación de Abando, en la que convivirán los trenes de Cercanías con los del alta velocidad. Hasta tres plantas soterradas contemplaría ese proyecto constructivo.

El protocolo firmado tiene un valor simbólico notable porque supondrá el punto de partida para la llegada definitiva del TAV al botxo. Además, el documento refleja la voluntad de las partes para acelerar y desarrollar de manera conjunta esa construcción e integración soterrada y del apeadero provisional de Basauri que se construirá de modo que se produzca el mínimo impacto en dicho municipio, "no generando una intermodalidad por carretera, con autobuses, taxis, vehículos privados,...", han aportado.

Aburto y Urtaran se congratulan porque Gasteiz también ha firmado el protocolo de actuación.

Tras la firma del protocolo, el alcalde Aburto ha insistido en que la llegada de la alta velocidad ferroviaria a Bilbao es una buena noticia para toda Bizkaia y para toda Euskadi. "La ciudadanía nos pedía que diéramos certezas a un proyecto que se estaba demorando en el tiempo. Ahora está en nuestras manos agilizarlo", ha expresado. Y ha lanzado un deseo: que el tren de alta velocidad "sea una realidad cuanto antes y llegue a una estación soterrada que, además, nos permita cohesionar aún más la ciudad". La zona que despejará la actual playa de vías suma una superficie de 100.000 metros cuadrados, aproximadamente.

El documento, con la firma de la ministra y del consejero de Transportes Iñaki Arriola, no hace mención expresa a la financiación de este megaproyecto -se habla de unos 400 millones- ni al modo en que se gestionará. En Araba -que también ha suscrito un acuerdo de naturaleza similar- han optado por constituir una sociedad pública. Las fuentes consultadas por este periódico descartan que en Bizkaia se siga el mismo camino. En materia económica las certezas son menores.

El proyecto vincula única y exclusivamente al Ayuntamiento de Bilbao y faltaría por saber cuál será la postura adoptada finalmente por la Diputación; la institución foral alavesa -también gobernada por los jeltzales- pondrá su granito de arena. Y de respetarse las recomendaciones del Consejo Vasco de Finanzas, el modelo de financiación establece que el 70% de la inversión recaiga en las arcas del Ejecutivo vasco y el 30% restante, a medias entre el ente foral y la administración local.