Bizkaia

La magia del nada por aquí, nada por allá

Los toros de Dolores Aguirre, aplaudidos en su presentación, dieron un pobre juego l Damián Castaño encontró momentos de inspiración y entrega absolutos
Muletazo de Román a ‘Argelón’, el colorado ojinegro de Dolores Aguirre. | FOTOS: OSKAR GONZÁLEZ

la corrida de ayer

Un pase de pecho de Damián Castaño , el diestro que más cerca estuvo de reanimar la tarde en Vista Alegre.

l Ganadería: toros de Dolores Aguirre, de gran lámina y pobre juego salvo el lidiado en segundo lugar.

l Luis Bolívar, de catafalco y oro. Pinchazo y estocada (silencio). Pinchazo y estocada (silencio).

l Damián Castaño, de blanco mafileño y oro con cabos negros. Dos pinchazos y estocada (Vuelta) Estocada y decabello (saludos).

l Román, de tórtola y oro. Estocada delantera (ovación). Estocada contraria que hace guardia (silencio).

bilbao

– Es de caridad samaritana buscar el consuelo para el prójimo en tardes como esta, con el camino empedrado, sin sombras para el refugio y cuesta arriba. Es de ley recordar que dos décadas después de su última presencia, Vista Alegre volvió a ver sobre su albero a los toros de Dolores Aguirre, unos animales de leyenda por estos pagos. Aquellos toros fieros y bravos, corajudos en todo su esplendor, habían dejado huella. Luego dejaron de venir. Y ayer regresaron para esperanza de quienes aman las tardes bien cebadas con la pólvora de la emoción. La estampa, su lámina de reyes coronados en la cabaña brava, no se ha perdido. Lucen de maravilla. No en vano, ayer mismo la plaza aplaudió la salida de cuatro o cinco de los seis toros lidiados. Solo a uno en el arrastre que, para más inri, se llamaba Carafea. Para ese ala de la afición donde vive la nostalgia la tarde fue un desencanto y si no alcanzó la categoría de tragedia es porque se cruzaron en el camino y la codicia de Carafea y las manos entregadas de Damián Castaño a esas alturas, en el segundo toro de la tarde, donde de repente brilló un espejismo y pareció que sí, que volvían los viejos tiempos de gestas. Apenas fue una entre las seis faenas pero como les decía, en tardes como estas, donde se impone y gobierna la magia del nada por aquí, nada por allá, es de justicia cantarles y contarles que aquello que contaban las gentes de edad tal vez sea verdad, tal vez los toros de Dolores Aguirre tuvieron alma de grandeza algún día.

No es que el citado Carafea fuese un ángel negro ni que Damián Castaño destapase, como decían los clásicos de la crónica taurina, el tarro de las esencias. Pero el toro sí tuvo codicia y frente a ella el diestro si opuso firmeza en no menos de cuatro tandas por la derecha, consciente de que a veces la cueva a la que temes entrar contiene el tesoro que deseas. Entre ambos desplegaron una faena vibrante, intensa y emotiva. Sonó como una voz enardecida en una tarde combativa y airada aunque por momentos diese la impresión de la que la ligazón de los muletazos obedecían más a la habilidad de Damián en su juego de muñecas que a la casta pura del toro. El resto, en su mayoría, fueron silencios.

Insisto en que los Dolores desataron más de un ¡ooohhh! en su aparición en el ruedo y que hubo algún pellizquito de emoción. Por ejemplo, cuando Santiago Morales, Chocolate, citase al último de la tarde de lejos, muy de lejos, para su tercera entrada al caballo. El toro se arrancó desde la boca de riego y, ¡bruuufff!, hubo algún que otro escalofrío. ¡Cómo eran las cosas antes!, exclamaban algunos aficionados, algunos de los pocos presentes ayer en Vista Alegre, que también añora las entradas de antaño.

Los pocos presentes, hay que decirlo, se posicionaron por los toros descendientes de aquellos otros que criaba la Dama de Hierro. El toro que abrió plaza frente a Luis Bolívar parecía un coloso. Nunca entró en llamas y por la izquierda era la pura nada. Bolívar buscó los muletazos por la derecha pero el toro no estaba hecho a su medida, dicho sea en sentido más literal del término. El animal topaba y rebrincaba una y otra vez y Luis no se vio con ánimo ante tanta escasa concurrencia. Como quiera que repitió el plan en el cuarto de la tarde, otro toro nacido para la sombra de los alcornoques antes que para el sol de los ruedos, el público le despidió con indiferencia, un peldaño más abajo que el silencio en escalafón de los juicios del respetable.

Román es uno de esos hombres valientes que mantiene viva la confianza de que cuando extienda las alas de su muleta volará. Lo intentó con fe en el tercero de la tarde, un colorado ojinegro que de salida arrancó con aparente bravura. Aquellas prontas embestidas en la madrugada de la faena se eclipsaron muy pronto y Román lo intentó una y otra vez pero no era esa la tarde de las resurrecciones y en la lápida de empuje inicial ya podía leerse el RIP que tanto asusta. Del último de la tarde ya se contó todo lo posible: aquel gesto de arrancarse al caballo. Luego, en la muleta, salieron todos los peligros sordos que llevaba en su interior. El gesto que había provocado Román cayó en saco roto.

A Damián Castaño se le esperaba en el quinto de la tarde por ver si en su tauromaquia había algo más para levantar el asunto. Viendo cómo se le banderilleó, casi al hinque (por cierto Matías, el toro coraba el viaje y si ya tenía, mal clavados, eso sí, cuatro garapullos... ¿a qué vino ese empeño en alargar el trágala, por muy fea que hubiese resultado la escena?) los presagios no era buenos. El toro fue a trancas y barrancas hasta que no fue y la magia que se esperaba se esfumó del todo. ¿Que otros toreros, con más recursos, hubiesen hecho no sé qué? Eso queda para las ensoñaciones de la imaginación. l

La novillada de hoy

l Ganadería. Novillos de José Cruz, hierro que fue la pasión del ganadero de Otxandio

l Víctor Hernández. Llega convaleciente de una cornada de 12 centímetrosufrida en Almería y con el cartel de una puerta grande en Las Ventas.

l Jorge Martínez. Trae consigo aún caliente el triunfo en la feria de Almería.

l Mario Navas Debutó con picadores el 28 de mayo de 2022 y le avalan un puñado de premios.

23/08/2022