A finales del siglo XVIII dos grandes nombres comenzaron a escribir la historia de Girard-Perregaux: Jean-François Bautte y Constant Girard, con una elegante caligrafía. Jean-Françoistrabajó desde los doce años como aprendiz y se convirtió en un experto en los diferentes oficios relacionados con la relojería y la joyería. Con el paso del tiempo creó su propia manufactura y fabricó relojes, joyas, autómatas y cajas de música. Es considerado como uno de los inventores del reloj extraplano. Además, abrió una joyería en Ginebra que mereció los halagos del escritor Alejandro Dumas, Balzac y Ruskin, y entre sus clientes figuraban ilustres figuras de la realeza europea.
El otro protagonista en la historia es es Jean-François Bautte. En 1852 fundó la compañía Girard & Cie y dos años más tarde se casó con Marie Perregaux, hija de un importante relojero de Le Locle. De esta unión surgió en 1856 la manufactura Girard-Perregaux, marca de la firma que hoy protagoniza la crónica de hoy por obra y gracia de Perodri.
La disntiguida joyería de Bilbao con sus ocho escaparates y más de 300 metros cuadrados mostró ayer su ojo clínico para enseñar a sus clientes en la tienda de la Gran Vía una maravilla para los ojos: el tiempo vestido con un elegante traje. La historia de Girard-Perregaux, con 230 años de vida a sus espaldas, está llena de creaciones excepcionales que aúnan estética y funcionalidad para mostrar el valor del tiempo. Entre estas creaciones destaca el icónico Laureato, creado en 1975, así como el tourbillon con tres puentes de oro' capaz de encarnar lo invisible y de convertir los puentes, hasta ese momento meros elementos técnicos, en parte integral del reloj, una decisión pionera en la historia de la relojería. Esas versiones del Laureato, el azul y gris, fueron los exhibidos ante quienes se acercaron a una cita redondeada con un cóctel de alta joyería.
Los modelos presentados en público era pura delicia, vistos como reloj de noche o como reloj deportivo. Las dos miradas caben. El bisel octogonal elevado, diseñado y elaborado a mano en la manufactura, con sus elegantes líneas, su facilidad de uso y su caja y pulsera integradas, llamaron la atención en la tarde. El Laureato, que llega a Bilbao superadas las trabas de la pandemia de la mano de Perodri, con un equipo mayúsculo encabezado por Nerea Galdeano y con la presencia Asier Ibáñez, Izaskun Ayo y José Ángel Ruiz de Azua entre otros, combina estética y funcionalidad. El brazalete de acero encaja perfectamente en la caja con las líneas de 'Clous' de París, finalmente grabadas en la esfera para lograr un atractivo clásico.
La espectacular pieza se mueve alrededor de la cifra 230 (por poner un ejemplo, está forjado en titanio, material descubierto también hace 230 años, tal y como esxplicaba ayer en la joyería Lou Wiesel...) tiene dimensiones octogonales que permiten inusuales reflejos de luz, ya que los lados fluyen suavemente entre sí a través de superficies convexas y cóncavas. Los acabados que alternan el mate y los brillos, dejan a los usuarios boquiabiertos.
Dan fe de lo que les digo la gente que asistió ayer a la puesta de largo. Entre ellos se encontraban Eladio Sánchez, Mercedes Esteban, Idoia Gutiérrez, embajadora de DEIA, Aranzazu Gutiérrez, Itxaso Nebreda, Héctor Pérez Fernández, Antonio Íñiguez, Ángel Viñas, Miguel Ángel de la Iglesia, Roberto Rodríguez y un buen puñado de invitados que pidieron discreción. Todos ellos disfrutaron, además, de la mano deAmaia Aseguinolaza quien sirvió un cóctel brillante que les detallo. Macarron al aroma de trufa negra con pomada de Boletus, rulo de roastbeef con toque de mostraza en brocheta, dado de pastel de zanahoria con crema Idiazabal, bombón de foie sabos pistacho sobre tosta, petit pain de mousselina de jamón y broche de gamba con coco. Fabuloso.
Girard-Perregaux es una manufactura relojera suiza que llega a la joyería Perodri 230 años después de su creación
La joyería mostró a sus clientes los modelos azul y gris del modelo Laureato, pieza clave de la firma, celebra su 45 aniversario