El Tribunal Supremo ha confirmado las condenas a los principales implicados en el caso de los ERE en Andalucía, entre ellos los ex presidentes de la Junta José Antonio Griñán y Manuel Chaves. Estamos ante una de las mayores tramas de corrupción de la historia de España. Dos ex presidentes de la Junta que permitieron un sistema fraudulento, un entramado cuasi mafioso que repartió sin control 680 millones de euros a empresas en crisis pero también a sociedades y personas afines al socialismo. Se habla de vulneraciones patentes, groseras, de las que Griñán y Chaves eran perfectamente conscientes. No hace falta que el dinero fuera a parar a su bolsillo. Conocer ésto y permitirlo ya es altamente reprobable en quienes ostentaron la más alta representación institucional en Andalucía.
De la altura política de los principales partidos del Estado, qué decir. Se reparten los casos más graves de corrupción y se reparten las culpas: "Y tú más". Por eso, la mayor recompensa moral para la sociedad no es ya la justicia de mínimos, que llega tarde, pero llega. La mayor recompensa es saber que no gobiernan. Que fueron condenados por la sociedad hastiada a salir del gobierno, a pasar a la oposición y a recibir una cura de humildad.