La Policía Municipal de Madrid ha realizado la mayor redada en el Estado de cosméticos peligrosos e ilegales de origen chino, que ha terminado con más de 710.000 productos falsos y con componentes cancerígenos en un almacén y una establecimiento del distrito de Usera, han confirmado a Europa Press fuentes del Cuerpo Local.
La investigación comenzó a principios de año cuando el departamento regional de Consumo recibió una denuncia ante la posible venta fraudulenta de un fármaco que necesita prescripción médica en unos locales de la calle Nicolás Usera y Marcelo Usera.
Con esta y otras sospechas, la Policía Municipal puso en marcha entonces la 'Operación Botica' para registrar diferentes parafarmacias del distrito, entre las que no se incluyó la de Nicolás Usera por estar cerrada. Sin embargo, los agentes continuaron con las pesquisas y comprobaron que volvió a abrir en mayo y que allí varias personas confeccionaban artículos cosméticas sin contar con licencia para ello.
Entonces, los agentes municipales, junto a técnicos del Área de Control Farmacéutico y Sanitario de la Comunidad, inspeccionaron ese establecimiento y encontraron cientos de litros de disolventes, alcoholes, esmaltes, sosa cáustica, lacas y otros productos químicos, además de etiquetas y cajas.
También encontraron deficiencias en la instalación eléctrica y en los sistemas de seguridad y evacuación de este almacén ilegal, que no disponía de ventilación y que tenía una sola puerta de entrada y salida de trabajadores, algunos de ellos fumaban dentro, ha detallado el diario 'El Mundo'.
Los policías descubrieron que esos productos cosméticos luego los vendía en un local de la cercana calle de Marcelo Usera, que además los exponían al público en el escaparate. Y comprobaron que las etiquetas solo estaban en chino, no reflejaban ni el lugar de origen, ni la caducidad ni la trazabilidad.
Por todo ello, la Policía Municipal requisaron más de 700.000 cosméticos y más de 1.000 medicamentos, que entregaron al Área de Control Farmacéutico y Productos Sanitarios de la Comunidad de Madrid. Y denunciaron a los propietarios de ambos establecimientos por la venta de productos sin ningún control sanitario, con el correspondiente riesgo la salud pública.