La ministra de Interior de Reino Unido, Suella Braverman, presentó ayer su dimisión a la primera ministra, Liz Truss, tras saltarse los protocolos de seguridad, en un contexto especialmente delicado por el Gobierno por la fallida política económica, que ya derivó la semana pasada en la salida del titular de Finanzas, Kwasi Kwarteng.
Braverman, antigua fiscal general, asumió su actual cargo con el ascenso de Truss al poder, hace algo más de un mes. Ambas mantuvieron ayer una reunión en la que la titular de Interior presentó su renuncia, que fuentes de la BBC la desvinculan de un supuesto malestar interno. Más tarde, la propia Braverman publicó un comunicado en su perfil de Twitter en el que aclaró que presentó su dimisión después de enviar desde su correo electrónico personal “parte de un compromiso político” sobre migración a otro parlamentario.
Aunque detalló que el destinatario del correo electrónico era un parlamentario de “confianza”, la forma en la que esta información ha sido transferida “constituye una infracción técnica de las normas”.
“El documento era un borrador escrito de una declaración ministerial sobre migración, pendiente de publicación. Gran parte de ella ya había sido informada a los parlamentarios. Sin embargo, lo adecuado es que me vaya”, señaló. En el borrador, Braverman aseguraba que su “sueño”, su “obsesión”, era ver cómo un avión deporta hacia Ruanda a quienes piden asilo en Reino Unido.
Por otro lado, Braverman reconoció que el Ejecutivo británico está pasando por un momento “tumultuoso” y que tiene “preocupación” sobre la dirección del gobierno que, manifestó, “ha roto promesas clave”
En este sentido, incidió en que la clase política debe dar la cara cuando se equivoca y no hacer “como si el resto no pudieran ver los errores cometidos”, unas palabras que pueden ser interpretadas como una crítica velada a Truss.
Finalmente, Braverman deseó suerte a su sucesor, quien, según los principales medios de comunicación británicos, podría ser Grant Shapps, antiguo ministro de Transportes con Boris Johnson.
Truss no dimitirá
En este contexto, Liz Truss justificó ayer ante los diputados los vaivenes económicos de su Gobierno y dejó claro que no tiene previsto dimitir. “Soy una luchadora, no alguien que abandona”, subrayó en dos ocasiones.
Truss, bajo presión de la oposición pero también de parte de sus compañeros tories, defendió que, aunque ha cometido “errores”, siempre ha actuado movida por “el interés nacional” y en aras de la “estabilidad económica”, días después de apartar a Kwarteng, y de prácticamente desmantelar la reforma fiscal que anunció en septiembre.
La primera ministra reconoció la dificultad del actual contexto económico, pero defendió que no pedirá perdón por intentar tomar medidas que contribuyan a apuntalar la economía de Reino Unido y ayuden a los hogares a reducir, por ejemplo, la factura energética.
La primera ministra también reafirmó su compromiso con la “triple llave” de las pensiones, lo que en la práctica implica que las pensiones se revalorizarán el próximo año de acuerdo a la inflación. Esta ‘triple llave’ obliga a actualizar un 2,5% o al mismo nivel que suba el IPC o el salario medio.