Actualizado hace 9 minutos
Con el mes de diciembre han llegado los primeros días de temperaturas gélidas y los primeros episodios de nieve y hielo en algunas zonas, algo que afecta de manera importante a la conducción. Más allá del uso de cadenas donde y cuando sea necesario y de la importancia de extremar la precaución en esas circunstancias, hay otras cosas que tenemos que tener en cuenta tanto por seguridad como para evitar una multa, que a nadie le hace gracia.
Coche con hielo o nieve
Hay ocasiones en las que a la hora de utilizar el coche podemos encontrarnos con que está lleno de nieve o incluso con el parabrisas y la luneta trasera congelados. Evidentemente, así no podemos conducir en condiciones de seguridad, aunque la carretera esté transitable. De hecho es algo en lo que se fija especialmente la Dirección General de Tráfico (DGT) en estos meses: si la visión que se tiene desde el interior del vehículo es correcta o si hay elementos que impidan que así sea.
Riesgo de sanción
Circular con baja visibilidad, aunque sea por culpa de fenómenos naturales como la nieve o el hielo, puede ser motivo de sanción, y las multas que conlleva oscilan entre los 80 y los 200 euros, dependiendo de la gravedad.
Eso sí, es algo que podemos evitar dedicando un poco de tiempo a retirar la nieve y el hielo y no empezando a conducir cuando tenemos limpia sólo una mínima parte del parabrisas, porque ello supone un gran peligro para nosotros y para el resto de usuarios de la vía, tanto para quienes circulan en otro vehículo como para los peatones.
Cómo limpiar el parabrisas
La forma más sencilla de despejar el cristal es utilizar líquido anticongelante para posteriormente pasar por el parabrisas una rasqueta y retirar la nieve o el hielo que queden. De ahí la importancia de llevar siempre una rasqueta en el vehículo (las hay muy económicas), al menos en los meses de temperaturas más frías. Como alternativa en caso de necesidad, el alcohol también resulta eficiente para descongelar el cristal.
Hay otro método, que es muy empleado, sobre todo para deshacerse del hielo, pero que supone un mayor gasto económico y un mayor daño al medio ambiente. Consiste en arrancar el coche, subir la calefacción y activar los mecanismos para desempañar las lunas delantera y trasera. Termina funcionando, pero además de los inconvenientes ya citados, requiere un mayor tiempo de espera, y en muchas ocasiones tenemos prisa por llegar a algún sitio.