La principal virtud del Deportivo Alavés esta temporada ha sido, sin lugar a dudas, recuperar la condición de fortín de Mendizorroza. Los babazorros son, junto al Eibar, el segundo mejor local de la categoría y, gracias a ello, continúan metidos de lleno en la pelea por una de las plazas de ascenso directo. Ahora bien, puede que su buen hacer en casa no sea suficiente para conseguir el objetivo, sobre todo si sus rivales directos no bajan el ritmo.
Pese a que, como se ha mencionado, el Glorioso de Luis García es de los equipos de Segunda División que más provecho saca de los partidos ante su afición –solo el Granada ha sumado más–, la realidad es que, a falta de nueve jornadas para el final, continúa en quinta posición, a cuatro puntos del segundo y a seis del líder. Y esto se debe, principalmente, a que el rendimiento lejos del Paseo de Cervantes no está siendo ni mucho menos el deseado.
El Alavés solo ha sumado 19 puntos en los 16 partidos que ha jugado a domicilio y ese dato le hace ser la octava mejor escuadra visitante de la categoría de plata. Por delante, se pueden encontrar rivales directos como el Levante (27), Las Palmas (26) o el Eibar (25), pero también otros que están por debajo en la tabla: Cartagena y Albacete (23), Burgos (21) y Racing (20). Todos, eso sí, con un partido más a excepción de canarios y armeros.
Es innegable, por tanto, que los gasteiztarras necesitan mejorar bastante cuando salen de Mendizorroza, ya sea para pelear por el ascenso directo como para no depender tanto de su feudo en el posible play off. No es tarea sencilla, pues todos los clubes priorizan fortalecerse en casa, pero el Glorioso ya ha demostrado que es capaz de realizar buenas actuaciones fuera, aunque las dos últimas, ante el Villarreal B y la Ponferradina, hayan sido pobres.
Entre enero y febrero, sin ir más lejos, pudieron verse los dos mejores encuentros del Alavés a domicilio de esta temporada. En Anduva y La Romareda, especialmente en el primero, los babazorros se mostraron seguros sobre el césped y, desde el comienzo, trataron de imponer su juego, sin importar lo que quisiera hacer el rival. Así, lograron superar tanto al Mirandés como al Zaragoza, si bien es cierto que en el feudo maño sobresalió la pegada.
Esa capacidad para llevar la contienda a su terreno es lo que le ha faltado al conjunto vitoriano en la gran mayoría de sus pinchazos como visitante. Cuando están a merced de su rival, los albiazules no saben cómo reaccionar y, hasta que la inercia del resultado no les obliga, se muestran incapaces de mirar a la portería rival. Algo que, por ejemplo, pudo verse claramente en El Toralín, donde solo atacaron con peligro en los últimos 20 minutos.
Una narrativa que, sin duda, debe evitarse en las próximas semanas, sobre todo teniendo en cuenta los rivales a los que aún hay que visitar. En concreto, al Alavés le restan cinco compromisos a domicilio y, entre ellos, destacan las expediciones al Ciutat de València (Levante), el Carlos Belmonte (Albacete) y el Gran Canaria (Las Palmas), aunque no son menos importantes las dos previas a El Alcoraz (Huesca) y El Molinón (Sporting).
EL ÚLTIMO PRECEDENTE ALBIAZUL
Si se echa un vistazo a la temporada 2015-16, cuando José Bordalás y sus pupilos lograron el último ascenso albiazul a la élite, el Glorioso contaba con los mismos puntos a estas alturas del curso –es decir, 57–, pero fuera de casa se había mostrado bastante más fiable. Era el mejor visitante de la categoría, con 26 unidades, y terminó alcanzando las 34 después de triunfos importantes como el de Santo Domingo o Lasesarre.
Sin embargo, la gran diferencia entre ambas campañas no está en el buen hacer en el Paseo de Cervantes o a domicilio, sino en el valor de los puntos. Por aquel entonces, el Alavés era colíder de Segunda junto al Leganés y, además, contaba con una ventaja de cinco puntos sobre el tercero (Real Oviedo). También es digno de mención el hecho de que el séptimo (Osasuna), estuviera más cerca que en la actualidad, a ocho en vez de a diez.