El Athletic tiene el foco puesto en el encuentro del domingo frente al Elche en San Mamés y en el que únicamente le vale ganar sí o sí en su objetivo de mantener las opciones de conseguir un billete para competir en Europa la próxima campaña. Un anhelo que pasa por recolectar puntos durante las nueve jornadas que restan y, para hacer realidad tal anhelo, los goles son los que marcan el camino.
El conjunto rojiblanco no presume precisamente de una pegada demasiado creíble, ya que es el décimo equipo más goleador, y tampoco le ayuda como referencia los dos partidos anteriores, en los que solo ha sido capaz de batir la meta rival en una ocasión y con el agravante que supuso su penalizadora impericia en el duelo con el Getafe, en el que desaprovechó un alto número de claras oportunidades de marcar y que le privaron de firmar una victoria de la que se había hecho acreedor por juego.
El gol, sin embargo, es el que decide. Y el Athletic lo tiene a cuentagotas. Iñaki Williams es el pichichi rojiblanco con una tarjeta de siete dianas, Oihan Sancet le sigue en esta lista, gracias a su seis tantos, y Raúl García completa el podio, con sus cuatro goles. El caso del navarro, por tanto, es llamativo, porque su impacto ha ido a menos este curso.
La necesidad del gol de Raúl García (Zizur Nagusia, 11 de julio de 1986) se entiende determinante para el colectivo de Marcelino. El navarro encarna ese músculo competitivo que le premia, pese a que no es su mejor campaña desde que aterrizara en Bilbao en el verano de 2015. Con 287 partidos oficiales y 78 goles como rojiblanco, Raúl García está lejos de sus mejores registros y, sobre todo, de su récord anual en liga, fechado en el ejercicio 2019-20, cuando elevó su cuenta a los quince tantos.
En las 29 jornadas recorridas hasta la fecha, solo ha visto puerta en cuatro ocasiones, que llega hasta los cinco por su única diana en Copa, una cifra que delata su mal momento de cara al gol. Presenta sus porcentajes más pobres como jugador del Athletic, aunque también es cierto que no ha gozado de la titularidad de años precedentes. La realidad es que Raúl García hace gol, entre las tres competiciones que computan en la presente temporada (Liga, Copa y Supercopa), cada 6,6 encuentros y un gol cada 360 minutos, un acierto escaso y que, acorde a su genética, no le deben dejar un buen sabor de boca.
Raúl García –que emerge como el cuarto jugador con más partidos de la historia de Primera División solo superado por el ex del Athletic Andoni Zubizarreta, el bético Joaquín, también en activo, y el exmadridista Raúl González– ha perdido cierto protagonismo a favor de su paisano Oihan Sancet, un matiz que explica su merma goleadora, cuando el curso anterior atesoró el doble de goles que los que acumula en el presente. Entonces vio puerta cada 4,2 partidos y cada 245 minutos.
Marcelino le ha dosificado y no ha sido titular en once de las jornadas disputadas, entre ellas las dos últimas, lo que ha podido influir en su falta de gol continuada. Es más, la mitad de estos cuatro goles los ejecutó en el pasado mes de octubre, cuando fue determinante en los partidos en San Mamés ante el Alavés (1-0) y Villarreal (2-1) y después de esperar siete encuentros para estrenarse. Hizo su tercero frente al Granada y atravesó una sequía de ocho encuentros sin ver puerta, y en medio cometió su error en el penalti que le detuvo el meta madridista Courtois en la final de la Supercopa en Arabia Saudí.
Su anterior tanto data de la derrota que sufrieron los leones en Son Moix, si bien el Athletic aguarda que Raúl García, sobre el que no se ha desvelado si continuará una temporada más al alcanzar las variables estipuladas en su contrato, se reencuentre con su mejor versión rematadora.