Tras una década convulsa dentro y fuera de los terrenos de juego se forjó otro Athletic campeón en el que entró en escena Telmo Zarra, "la mejor cabeza de Europa después de Chuchill", como lo definieron los medios de comunicación ingleses. El legendario delantero rojiblanco, siempre preparado para su cita con el gol, fue uno de los dos grandes artífices del decimoquinto título de Copa de los bilbainos, sumado a las vitrinas del club en junio de 1943 a costa, una vez más, del Real Madrid.
La otra gran figura de aquella final celebrada en el Metropolitano de Madrid, con el dictador Franco en el palco, fue el meta Raimundo Pérez Lezama, quien se exhibió para mantener su portería a cero hasta que Zarra, en el minuto 104, hizo el único gol del partido. "Lezama parecía imposible de batir. No se puede rematar más de lo que lo hicieron Alsúa, Pruden, Botella, el durangarra Barinaga... pero allí estaba el portero del Athletic despejando todos los balones", destacó la prensa, entregada a un Athletic campeón de liga también aquella temporada.