Con la intención de que la antigua iglesia de San Nicolás deje de ser ese edificio oscuro y escondido que se encuentra en mitad del Casco Viejo, el proyecto que ha realizado el arquitecto tudelano, José Ignacio Zuazu, abrirá una gran ventana en la pared que da a la calle Caldereros para que el interior conecte con el exterior y viceversa. La idea inicial era que tuviera una gran vidriera que reprodujera La Mejana, pero Príncipe de Viana no dio el visto bueno. Junto a él se colocará el escudo de Doña Berenguela (hermana de Sancho VII el Fuerte y bautizada en esta iglesia).
Éste gran vano es una de las novedades para adecuar el antiguo templo religioso al futuro Tudela Green Temple (TGT), un templo de la verdura donde el Ayuntamiento pretende instalar un “recurso turístico de primer orden para la ciudad y que contará con espacios de acogida, información, expositivos, para talleres y formativos”, tal y como lo anunció el alcalde, Alejandro Toquero, en junio pasado. El coste de los trabajos será de 1,157 millones para acometer el proyecto de Zuazu, si bien lo que hará será dejarlo listo para su uso, por lo que a partir de ese momento habrá que amueblarlo y acondicionarlo para los fines que se les quiera dar. La comparativa con un piso sería que se entrega “llave en mano” pero faltará amueblarlo, buscar los fines y usos concretos.
Si bien Toquero anunció que las obras comenzarían antes de fin de año, hoy se ha presentado el proyecto y saldrá ahora a licitación con una duración de las obras de 270 días (nueve meses) por lo que se espera que para noviembre estarán terminadas y a partir de entonces comenzar a amueblarlo como Tudela Green Temple. La adjudicación para realizar el proyecto fue directa, una vez que la empresa que realizó el proyecto básico en 2010 (a cuya realización Príncipe de Viana no dio su visto bueno) se negó a realizarlo por el dinero que se le ofrecía.
Los trabajos que se llevarán a cabo, dentro del proyecto de Zuazu, serán los de rehabilitar el edificio en su totalidad, creando una gran cámara de aire que evitará que aparezca la humedad. Además la cubierta y bóvedas, que ya se consolidaron en 2014, se terminaran de limpiar y arreglar algunos de los paños, colocando carpintería metálica en las ventanas. Por dentro, en el suelo se hará un forjado nuevo de hormigón con cámara de aire, para poner sobre él una tarima con madera de roble. Donde está el presbiterio se creará una grada fija y a sus pies el sitio central de la nave, de tal manera que se haga lo que se haga (teatro, conferencias o demostraciones gastronómicas) pueda tener público por delante y por detrás. En las capillas se hará un cerramiento acristalado para poder independizar su uso del de la nave central, completando los arcos con madera para mejorar la acústica. A petición del concejal de Urbanismo en la pared trasera del altar donde se encontraba el retablo se creará un jardín vertical.
Todo el antiguo templo tendrá un zócalo de madera de roble y se dejarán instalados los sistemas de calefacción (independientes en las capillas), la iluminación, salida de emergencia hacia el patio y también los desagües necesarios por si se instalaran las cocinas portátiles para el uso previsto del Tudela Green Temple (aún no definido del todo). Por último se hará también una zona de almacén en la antigua pared del coro (la fachada de Caldereros).
Después de que el Ayuntamiento de Tudela se negara a continuar las excavaciones en la iglesia de San Nicolás, de las que solo quedaba una campaña y cuyo coste supondría unos 6.000 euros, pagará ahora 16.833 a Juanjo Bienes (el mismo arqueólogo que la estaba haciendo) para que durante un mes concluya las mismas excavaciones que la concejalía de Turismo y Toquero ordenaron detener. Ayer el edil de Urbanismo, Zeus Pérez, se ha negado a comentar este hecho en el que se empeñó Toquero y que finalmente ha terminado costando más dinero a las arcas municipales.
Además también en la licitación hay una apartado por el que se realizará un estudio de la portada de San Nicolás (único resto visible del primitivo templo del siglo XII), “en función del estudio habrá que ver cómo se restaura porque podría tener policromía”, ha explicado el responsable del proyecto José Ignacio Zuazu. Igualmente se va a analizar si debajo de la pintura de las paredes hay algún resto y posteriormente se decidirá qué color de pintura se aplicará.
En la parte de la iglesia que linda con la terraza de la peña Beterri se creará una zona con baldosines que dé espacio, lugar donde se encuentra enterrada la madre de Miguel Servet, Catalina Conesa.