HA pasado ya más de un siglo desde que el apellido Thate se pronunciase, por primera vez, con acento txirene. Desde que el viejo abuelo Hermann Thate llegase a la villa en 1918. Nacido en Friedeburg, cerca de Halle, se casó en San Juan de Luz, donde trabajaba como maître en el Grand Hotel, con Magdalena Irazusta. Al comenzar la I Guerra Mundial se trasladó a San Sebastián. De allí puso rumbo a Castejón (Nafarroa), donde conoció a Severo Unzue, fundador del café Iruña de Bilbao, quien le propuso trabajar como camarero en lo que iba a ser con el paso de los años uno de los iconos de la villa. Al descubrir la existencia de una colonia alemana que trabajaba en la industria local, se percató que no existía ninguna charcutería que les diera servicio. En 1922 dio un paso más y abrió la primera charcutería La Moderna, allá en Hurtado de Amezaga, que con el paso del tiempo se ha convertido en una de las tiendas de referencia de la villa. En 1932 el abuelo Hermann amplió el negocio con un nuevo local en Astarloa 8. La Guerra Civil española le obligó a volver a Alemania. Una vez acabada la contienda española y la II Guerra Mundial, la familia Thate pudo volver a la villa. En 1958, tras el fallecimiento del abuelo Hermann, es su hijo Alfonso quien se hace cargo de la tienda de Astarloa. En 1982, tras su inesperado óbito, son sus hijos, Hermann, Enrique, Carmen y Alfredo, quienes se hacen cargo del negocio.
Ahora acaban de moverse hacia la calle Modernidad, al portal número 25 de la calle Colón de Larreategi, donde ayer presentaron un rincón txirene en homenaje a K-Toño, el artista gráfico con el que tanta vida alegre compartieron. A la entrada al rincón había una leyenda de Winston Churchill, escrita en alemán, que venía a decir algo así como "hay gente que piensa que se debiera matar al empresario; otra gente que lo ve como una vaca a la que ordeñar para sacarle todo lo posible y otra gente que lo ve como un caballo que tira del carro". A la cita en este txoko de bolsillo donde se respira bilbainía por los cuatro costados, acudieron los íntimos, entrada que se amplió cuando la celebración se desplazó hacia el Ein Prosit, allá donde el propio K-Toño tanto disfrutó.
Detengámonos, de salida, en ese rincón entre familia y amigos, ilustrado con doce caricaturas del propio K-Toño y una mesa redonda de pie alto. A la cita no faltaron, como era menester, la viuda de K-Toño, Begoña Picaza, y las hijas de ambos, Elixabete y Andoliñe Frade; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, quien cosechó una gavilla de bienvenidas en una de sus primeras apariciones sociales (recordó cómo conoció K-Toño a la salida de San Mamés, en el Kate Zaharra, donde le dijo "Juan Mari, tú jugarás en el Athletic..." en aquel feliz 1984 de los títulos...); el txistulari Mikel Bilbao, quien fue zarambolas el año en que K-Toño era farolín; Mariano Gómez, también caricaturizado; José Ángel Pereda , para cuyo intangible txoko de Sodupe había dibujado un logotipo el propio K-Toño; el cónsul alemán en Bilbao, Michael Voss, Amaia Arregi, Gonzalo Olabarria y el directivo del Athletic Fernando San José, todos ellos agasajados por Enrique y Carmen Thate.
La celebración se desplazó al Ein Prosit, donde Alfredo Thate cogió el testigo de cicerone. Allí se saludaron Jorge Aio y Olga Zulueta, de Bilbao Centro; Itxaso Elordui; gente de la farmacia como Sonia Saiz de Buruaga, Alaiz Golzarri, Ana Andraka y Javier Santolaa; Gorka Asla con al trikititxa y su aita, Iñaki Asla, con el pandero, dándole ritmo a la media tarde; Esther Otero, María Loizaga, Nagore Etxebarria, Iñigo Urrutia, Javier Barco, Matxalen Ortiz, Miren Zelaieta, Josu Barrenetxea, Ainhoa Mendizabal, Izakun Martón, Izaskun Odriozola, Marta Egiguren, Joseba Alonso, Jaime Hurtado, Gontzal Muñoz y un buen número de gente que le quiso a K-Toño como él quiso a tantos.
La nueva ubicación de 'La Moderna', tienda de los Thate, presenta un emotivo rincón botxero en homenaje a K-Toño
El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, y la viuda del artista gráfico, Begoña Picaza, encabezaron la presentación