“Nunca me había imaginado cómo sería el final de este camino. Me daba vértigo solo de pensarlo. Ahora ya lo sé. Me da mucha pena que esto no termine donde habíamos soñado. Pero también me siento orgullosa de parar a tiempo antes de coger rabia a lo que, hasta el momento, ha sido mi vida”. Hace justo un año, la vallista irundarra Teresa Errandonea, olímpica en Tokio 2021 y cinco veces campeona estatal en las categorías de 100 metros vallas (2019, 2021) y 60 metros vallas (2013, 2020, 2022) se retiró del atletismo de primer nivel. En el mensaje que redactó en su perfil de Instagram, añadió: “El final es solo otro principio y la vida es cambio y son etapas”. Y en su actual etapa vital, después de un lógico proceso de adaptación, “con sus subidas y bajadas”, se muestra más que satisfecha.
Al principio, a partir de aquel 15 de febrero en el que todo cambió, le costaba rellenar los huecos libres. “Una parte de mí lo ha llevado bien y se ha acostumbrado rápido al cambio, pero lo he pasado un poco mal”, reconoce. “Pasé de tenerlo todo superorganizado a no saber muy bien qué hacer con mi tiempo de ocio”, explica Errandonea, de 30 años, que en la actualidad trabaja en el departamento financiero del fabricante de cerraduras y control de accesos Salto Systems, en Oiartzun. La solución pasó por lo que ella llama “terapia de choque”; es decir, afrontó la nueva realidad con naturalidad, llevando una vida corriente con las cosas “del día a día”. También empezó a pasar más tiempo con su círculo más cercano.
Sus amigas, cuenta, la ven más relajada cuando queda con ellas durante los fines de semana. Ya no salta a la mínima. El estrés de la alta competición ha pasado a la historia. Al igual que la presión que se autoimponía durante su carrera deportiva para superar ciertas marcas o ganar campeonatos alrededor del mundo. Tras el anuncio oficial de su retirada en una rueda de prensa celebrada en Donostia, estuvo dos meses sin hacer deporte. Después probó el boxeo. Pero, superado el shock inicial, ha vuelto a entrenar en una pista de atletismo a su aire, con su entrenador habitual, Ramón Cid, solo por diversión y porque uno no puede renegar de dónde viene. Cuando Teresa tenía 8 años, se formó un grupo de atletismo en su colegio, La Salle, y se apuntó simplemente porque le “gustaba correr”. En 2008, en la categoría de cadete, participó en el Campeonato de España al aire libre de 100 metros vallas y salto de longitud. Logró las medallas de plata y de oro, respectivamente. Fue el comienzo de su reinado en las vallas.
“ En la actualidad trabaja en el departamento financiero de Salto Systems, en Oiartzun ”
No estaba destinada a ser atleta. Su tío es José María Errandonea, que ganó por sorpresa el prólogo del Tour de Francia de 1967, convirtiéndose en el primer y único ciclista guipuzcoano en vestir el maillot amarillo. “Si le preguntas a mi entrenador te dirá que por mis cualidades físicas se me daría muy bien el ciclismo, pero no me gustaba nada”, sentencia. ¿Sigue sacando su gen competitivo ahora que está fuera de la alta competición? Primero dice que no, pero luego, recula y afirma que “no del todo”. Como ejemplo, asegura que un mes antes de su adiós había acordado trabajar a jornada completa y asumir nuevas responsabilidades en la empresa.
Diciembre de 2023, Sudáfrica. En su puesta a punto para los Juegos de París, Teresa Errandonea estuvo entrenándose durante tres semanas en la África austral. Las molestias en los tendones de Aquiles no se fueron y no se disiparon sus dudas. “Me sentía rara. Me acercaba a los 30 años y había una serie de sacrificios que me empezaban a pesar”, resume. También le daba vueltas su futuro laboral. Dos meses más tarde llegó el anuncio oficial de un final y otra vuelta a empezar.
Recuerdos olímpicos
Tokio 2021. La campeona de España en los 100 metros vallas no pudo superar la primera ronda de su modalidad, al quedar en sexta posición con un tiempo de 13,15 segundos.
Chute de ilusión. A pesar de no poder sellar su pase para las semifinales, Teresa Errandonea volvió cargada de “ilusión” y mantuvo la esperanza de poder acudir a París hasta la serie de entrenamientos en Sudáfrica.