SI algo resalta en la carrera de Aymeric Laporte es la celeridad con que ha ido quemando etapas. Firmó su primer contrato profesional en edad juvenil, pero dos años antes dejó su hogar para integrarse en la disciplina de Lezama. Su prematuro estreno en el Athletic a las órdenes de Marcelo Bielsa con 18 años marcó el inicio de una escalada contractual sin parangón que le condujo a firmar hasta cinco renovaciones entre enero de 2013 y junio de 2016. Pasó de valer 18 millones a ser tasado en 65, justo los que abonó el Manchester City a comienzos de 2018, en la segunda tentativa de Pep Guardiola. Vistió la camiseta celeste un día después de oficializarse el fichaje y antes del verano agregó dos títulos, Copa de la Liga y Premier, a un palmarés donde figuraba la Supercopa de 2015 con el Athletic.
En tres campañas con el técnico catalán acumuló ocho trofeos más y amplió su contrato hasta 2025. De entrada pareció darle la razón a Guardiola, que valoró así el aterrizaje de Laporte en la isla: "Le ves jugar y piensas que aunque dicen que es caro, igual es barato, vamos a ver. Vaya central". Tenía 23 años y apuntaba a convertirse en uno de los defensas más relevantes del mundo. En su primer ejercicio completo en el City acumuló 51 participaciones. Era indiscutible, condición reforzada por la retirada del fornido central Vincent Kompany.
Pero en septiembre de 2019 ingresó en el quirófano con la rodilla derecha dañada. Reaparecería en enero y en febrero estaría otro mes parado por un contratiempo muscular. Total, que solo jugó 20 encuentros y en su posición alternaron Kyle Walker, un lateral, y sobre todo Fernandinho, medio de cierre. Entonces a Guardiola no le convencían ni Otamendi ni John Stones, internacional inglés comprado en 2016 al Everton por 56 millones. Las desventuras de Laporte no cesaron con su plena recuperación física. En el verano de 2020, Guardiola echaba la red sobre Rubén Dias (70 millones al Benfica) y Nathan Aké (40 millones al recién descendido Bournemouth), ambos más jóvenes; e inesperadamente otorgaba al suplente Stones una plaza en la zaga. Esta serie de movimientos supuso que Laporte solo jugase 27 partidos. Es decir, en su primer ejercicio en Manchester intervino tanto como en los dos siguientes.
Con 27 años cumplidos en mayo, Laporte se ha convertido en un asiduo en los mentideros futbolísticos. Su estatus se ha resentido y el City, tras la decepción en la Champions, necesita dinero para apuntalar otras líneas, en especial la delantera. Su nombre se asocia al Barcelona, también al Madrid. Pretendientes no le faltan y su actual club está abierto a negociar. El cambio de aires, si se consuma, podría pillarle en mitad de la Eurocopa, escaparate ideal para este tipo de asuntos.
La adquisición de la nacionalidad española, impulsada por Luis Enrique, ilustra quizá la única vertiente de la carrera de Laporte donde va rezagado, en vez de por delante de la mayoría. Sorprende y mucho que un paradigma de precocidad con 333 partidos en la élite, no se haya estrenado como internacional absoluto. Con Francia subió todos los peldaños en categorías inferiores, incluso fue capitán de la sub'19 en una Eurocopa, pero se quedó varado en la sub'21. Didier Deschamps nunca le dio la opción de debutar con los mayores. Le convocó hasta en tres ocasiones y en ninguna saltó al campo.
La lesión de peroné que tuvo en el Athletic le privó de acudir a la Eurocopa de 2016, cuando el interés de Guardiola ya era manifiesto. Posteriormente tampoco cambió su suerte, lo que generó un malestar que Laporte deslizó en varias declaraciones. Acaso la ansiedad no disimulada del exrojiblanco le haya perjudicado en cierta medida. Ser internacional absoluto se convirtió en una obsesión. No entendía que Deschamps siempre prefiriera a otros para diseñar la zaga de les bleus. Mathieu, Rami, Varane, Zouma, Umtiti, Lenglet o Kimpembe le adelantaron y el seleccionador galo ya posa su mirada sobre los más jóvenes Saliba, Upamecano, Koundé o Sarr.
Ni rastro de Laporte con Francia desde que actúa con regularidad en la máxima categoría, lo que por fin le ha convencido de que no merece la pena aguardar más. Se ha decantado por recurrir al trámite legal y desde el miércoles trabaja en la concentración organizada por Luis Enrique. Casualmente no coincidirá con Iñigo Martínez, su sustituto en el Athletic, que declinó la llamada aduciendo cansancio mental y físico. Es más que probable que debute hoy mismo en el amistoso ante Portugal. Solo faltaría que después de hacer los papeles siguiendo el consejo de Luis Enrique todavía deba conformarse con rellenar la convocatoria de España.
Asiduo en todas las categorías inferiores con Francia, Didier Deschamps nunca creyó oportuno alinearle con los mayores
Tras seis campañas en el Athletic, Guardiola accedió a abonar 65 millones para que reforzase la zaga del Manchester City