La OCDE considera que ante la escalada de la inflación actual hay que favorecer los aumentos del salario mínimo para amortiguar el golpe para las familias más vulnerables, y acompañar eso de otras prestaciones sociales y mecanismos o bonificaciones para compensar el encarecimiento de la energía.
"Aunque la elevada incertidumbre y una desaceleración significativa del crecimiento económico pueden sugerir cautela en la subida de los salarios mínimos, varios países tienen márgenes para ir más allá de los actuales niveles salariales mínimos y proteger, al menos parcialmente, a los trabajadores más vulnerables de la subida de los precios", señala.
En un informe dedicado al salario mínimo en estos tiempos de inflación, publicado este viernes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) no dice cuáles son esos países, pero sí que da algunas pistas indirectas.
Una de ellas es compararlo en términos relativos -en cada uno de los 30 países de sus 38 miembros en los que existe un salario mínimo estatal- con el salario medio, es decir, con la remuneración por debajo de la cual están el 50 % de los trabajadores y por encima el otro 50 %.
Como media, en la OCDE el salario mínimo representa un 55 % del medio, aunque esa cifra varía mucho, de más del 70 % en Colombia (92 %), Costa Rica (81 %), Chile (72 %) y Turquía (70 %), a solo un 29 % en Estados Unidos.
Pérdida de poder adquisitivo
El Estado español se sitúa por debajo de la media, con un 48 %, un porcentaje que ha subido notablemente desde 2005 (era entonces del 37 %), pero que sigue siendo inferior al de los otros grandes países europeos como Alemania (51 %), Reino Unido (57 %) o Francia (61 %).
Los autores del estudio también analizan la pérdida de poder adquisitivo del salario mínimo en una docena de países miembros entre finales de 2020 y septiembre de 2022.
La caída en términos reales es particularmente fuerte (más del 10 %) en Estados Unidos, donde no ha habido ninguna revalorización en esos siete trimestres, y en Holanda.
La pérdida del poder adquisitivo es superior al 5 % en el Estado (el incremento del 5,3 % del salario mínimo en enero no ha permitido compensar el impacto de la inflación) y en Polonia, mientras que se sitúa entre el 0 y el 5 % en Alemania, Grecia, Reino Unido y Japón.
Frente a eso, se ha mantenido el poder adquisitivo del salario mínimo en Australia y ha aumentado entre un 0 y un 5 % en Bélgica, Francia y, sobre todo en Chile, donde el salario mínimo ha tenido tres incrementos en el periodo estudiado (del 3,2 % en mayo de 2021, del 12,8 % en mayo de 2022 y del 5,3 % en agosto de 2022).
La OCDE hace hincapié en que, en el contexto actual de inflación récord en las cuatro últimas décadas que afecta "desproporcionadamente" a los menos favorecidos, "los salarios mínimos pueden convertirse en una herramienta aún más importante para proteger el nivel de vida de los trabajadores con salarios bajos".
Pero también señala que, más allá del aumento del salario mínimo, hay que utilizar otros mecanismos para proteger los ingresos de los más vulnerables, como las bonificaciones energéticas "específicas y temporales" o las "ayudas a los trabajadores en activo".