Johannes Voigtmann, uno de los muchos jugadores a los que el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania ha dejado momentáneamente sin equipo, acaba de relatar para kicker.de, una revista alemana de deportes, la pequeña odisea que le tocó vivir para abandonar Moscú días atrás y ponerse a buen recaudo en su país natal.
Quien fuera pívot del Baskonia entre 2016 y 2019, con contrato en vigor en el CSKA hasta 2023 tras su última renovación, no lo tuvo nada fácil para salir de la capital rusa siendo el coche el medio escogido. De hecho, tuvo que meterse entre pecho y espalda alrededor de 2.500 kilómetros tras salir en primer lugar con destino a Letonia y cruzar más tarde Lituania. Polonia fue su última parada antes de llegar a Alemania.
"Debido a que la mayor parte del espacio aéreo para las aerolíneas rusas ya estaba cerrado el domingo y quería llevarme tantas cosas importantes del apartamento como fuera posible y también tenía el perro, la única opción que quedaba era el auto", desvela Voigtmann.
El momento de mayor dificultad tuvo lugar antes de llegar a la frontera con Rusia. "Mi pulso empezó a subir un poco porque no sabía qué esperar allí. Excepto por el hecho de que tuve que vaciar todo el coche y los oficiales fronterizos revisaron cada maleta, todo transcurrió relativamente bien", admitió el pívot alemán, quien incluso hizo una parada en Kaunas para reencontrarse con un viejo compañero en el CSKA como el base Janis Strelnieks.
En breve rescindirá contrato con el club presidido por Vatutin un jugador que se mostró realmente crítico con la actuación del Kremlin y asegura de antemano que no regresará a Rusia bajo ningún concepto.
"No puedo aceptar jugar para un equipo ruso, donde al final se trata de ganadores y perdedores. Incluso si se trata solo de baloncesto, implica un simbolismo que no creo que sea apropiado en este momento. El presidente ruso es responsable de una brutal guerra que está causando la muerte de personas inocentes en Ucrania, millones de personas que tienen que huir de su patria y, en particular, niños que pierden sus hogares o incluso sus vidas. Simplemente no podía quedarme en Rusia y seguir como si nada, especialmente porque no sabes cómo cambiará la situación allí. Tampoco me habría sentido seguro en el contexto general" resume Voigtmann.
El alemán también reconoció que le gustaría encontrar acomodo en algún otro lugar en un breve intervalo de tiempo y que su agente está tratando de acelerar las conversaciones para su inminente salida del CSKA. "Aunque esperemos que la guerra termine pronto, todo no volverá a ser de repente como antes. No hay precedentes de la situación actual, este es un territorio nuevo para todos", concluyó.