La ONU acusó ayer a Rusia de poner en riesgo la seguridad alimentaria en los países en vías de desarrollo con su decisión de retirarse de los llamados acuerdos del mar Negro y sus repetidos bombardeos de los últimos días contra puertos ucranianos.
“Los acontecimientos de la última semana son sólo los últimos desarrollos en la guerra sin sentido de la Federación Rusa contra su vecino, una guerra cuyas consecuencias se sienten alrededor del mundo”, dijo la jefa de Asuntos Políticos de Naciones Unidas, Rosemary DiCarlo. DiCarlo, en un discurso ante el Consejo de Seguridad, recalcó que el fin de los acuerdos del mar Negro y los ataques a “puertos cruciales” no harán más que agravar esta crisis.
“La nueva oleada de ataques contra puertos ucranianos puede tener gran impacto en la seguridad alimentaria global, en particular, en los países en desarrollo”, insistió la diplomática estadounidense, que consideró además “inaceptables” las “amenazas” de Moscú sobre la posibilidad de atacar barcos civiles en el mar Negro.
Desde el inicio de la guerra, el Kremlin ha tratado de evitar que el impacto internacional del conflicto le haga perder apoyos en el llamado sur global, donde mantiene relaciones amistosas con un buen número de gobiernos.
Así, por ejemplo, en los últimos días ha reiterado su disposición a suministrar grano gratis a países africanos tras la suspensión de la iniciativa del Mar Negro para la exportación de cereales ucranianos.
Se dispara el precio del grano
Sin embargo, el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, recalcó ayer que la ruptura de ese pacto plantea enormes problemas para naciones vulnerables, sobre todo en África y Oriente Medio.
“Los precios globales del grano se han disparado, amenazando con deshacer el progreso logrado durante el año pasado a medida que los mercados se estabilizaron, lo que podría llevar a millones de personas al hambre”, señaló.
Griffiths recordó que gran parte del mundo depende de productos básicos como el trigo y el maíz y dijo que los precios más altos los sufrirán sobre todo las familias en los países en vías de desarrollo, que gastan una parte importante de sus ingresos en alimentos.
Por ello, insistió en que la retirada rusa del acuerdo del mar Negro fue “inmensamente decepcionante” y los acontecimientos de los últimos cuatro días, con ataques a puertos y amenazas a los barcos que transiten por la zona, “han sido alarmantes”.
DiCarlo y Griffiths se expresaron así en una reunión del Consejo de Seguridad convocada de urgencia para abordar las consecuencias de estas últimas medidas de Moscú.
Por su parte, el canciller ecuatoriano, Gustavo Manrique, criticó la decisión de Rusia de abandonar los llamados acuerdos del mar Negro, que facilitaban las exportaciones de cereales ucranianas, y sus ataques contra puertos de ese país.
Manrique, que representó a Ecuador en una reunión sobre Ucrania en el Consejo de Seguridad de la ONU, subrayó que el también conocido como acuerdo del grano “ha sido central para aliviar las consecuencias globales de la inseguridad alimentaria”, que se ha visto “exacerbada por la agresión militar” rusa.
El ministro recordó que las exportaciones de cereales tienen un “rol vital” contra el hambre en el mundo y que son una “preocupación fundamental” para América Latina y el Caribe.
“La implementación de la Iniciativa del grano ha permitido salvar millones de vidas del hambre, en particular en las zonas más frágiles”, insistió. “Y qué peor manera de acompañar la decisión de suspender la Iniciativa del grano que bombardeando las ciudades portuarias de Ucrania y la infraestructura de carga de cereales”, señaló Manrique en referencia a los repetidos ataques que Rusia ha efectuado en los últimos días contra el puerto ucraniano de Odesa y otros puertos.