El jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, reconoció ayer que su organización ha “fallado a la gente en el noroeste de Siria”, una de las zonas más afectadas por los terremotos que azotaron el país y adonde apenas ha llegado ayuda humanitaria.
“Hasta ahora le hemos fallado a la gente en el noroeste de Siria. Con razón se sienten abandonados, buscando ayuda internacional que no ha llegado”, dijo Griffiths, que indicó que se encuentra en la divisoria turco-siria, sin especificar de qué lado. Desde el seísmo del pasado lunes, el grupo de rescatistas cascos blancos denuncia que no ha recibido ayuda de las Naciones Unidas en las zonas opositoras del noroeste de Siria, de difícil acceso puesto que solo se puede llegar por un único paso fronterizo, el de Bab el Hawa, que conecta Turquía con la provincia siria de Idlib.
Incluso el líder del grupo de rescatistas, Raed Saleh, dijo el pasado viernes que “la burocracia de la ONU participó en la matanza del pueblo sirio”. Ante el aluvión de críticas contra las Naciones Unidas, Griffiths indicó que su “deber y obligación es corregir este fallo lo más rápido que podamos”. Griffiths hizo estos comentarios poco antes de reunirse ayer con el líder de los cascos blancos en la frontera turco-siria, según anunció Saleh.
“Apreciamos las disculpas por las deficiencias y los errores. Reconocer esto es el comienzo del camino correcto”, dijo el jefe del grupo de rescatistas. Asimismo, urgió a la ONU a “actuar fuera del Consejo de Seguridad” para abrir tres cruces para la entrada de ayuda humanitaria al noroeste de Siria.
Actualmente, la ONU y sus socios humanitarios solo están autorizados a usar el paso de Bab al Hawa para entregar ayuda desde el exterior a la población de zonas bajo control rebelde, donde millones de personas dependen de la asistencia internacional.
No obstante, ayer un convoy con ayuda humanitaria enviada por Italia llegó a Siria a través de su frontera terrestre con Líbano, en el primer cargamento para los afectados por los terremotos recibido de un país europeo.
Esto sucede porque, desde el Consejo de Seguridad, Rusia ha ido obligando a recortar el número de cruces disponibles hasta dejarlo solo en uno, ya que el Gobierno sirio –gran aliado de Moscú– insiste en que todas las operaciones deberían llevarse a cabo desde su territorio y considera que la entrada de ayuda desde Turquía viola su independencia e integridad territorial.
Localidades bajo los escombros
Asimismo, el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, reconoció que “no hemos empezado realmente todavía a contar el número de muertos”, al apuntar que localidades enteras han quedado reducidas a escombros. “Es el terremoto más desastroso en cien años”, resumió.
En medio del desastre aplaudió el esfuerzo de la comunidad internacional, con decenas de países ofreciendo ayuda a Turquía, y pidió al Gobierno de Damasco que dé más pasos para apoyar a las zonas opositoras después de autorizar la llegada de ayuda humanitaria internacional a estas zonas.
En Siria, inmersa en una guerra civil desde hace doce años, el mortífero terremoto golpeó zonas gubernamentales pero también otras en manos de la oposición.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que los terremotos en el noroeste de Siria han dejado, por el momento, al menos 9.300 fallecidos en la república árabe; una cifra que, sumada a los 29.605 decesos confirmados hasta ahora por Turquía, elevan el total de víctimas mortales en ambos países hasta los 38.905 fallecidos.
La nueva estimación para Siria ha sido proporcionada por el equipo del director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesusis, quien proporcionó una evaluación inicial de la situación.
El director regional de emergencias de la OMS, el doctor Rick Brennan, puntualizó que no hay forma ahora mismo de realizar una proyección ajustada antes de estimar que 4.800 personas murieron y 2.500 resultaron heridas en las zonas de Siria controladas por el Gobierno y que hay otros 4.500 fallecidos y 7.500 heridos en zonas bajo control rebelde. “Nos tememos que estos números van a seguir aumentando, en particular conforme vayamos recibiendo más acceso a esas zonas”, explicó.