La Oreja de Van Gogh ha tejido, a lo largo de su trayectoria, un mapa emocional de San Sebastián a través de sus canciones, invitando a los oyentes a recorrer sus calles, sus paisajes y su historia en una conexión íntima con la ciudad que vio nacer al grupo. Cada tema revela un rincón especial de la capital gipuzkoana, desde la nostalgia de los cines desaparecidos hasta la magia de la bahía de La Concha o la tradición inquebrantable de la Tamborrada. Con solo pulsar "play", es posible viajar a través del tiempo y el espacio de una ciudad que late en cada una de sus composiciones, convirtiendo a San Sebastián en un personaje central de su música.
El grupo atraviesa un momento de cambio tras la reciente marcha de Leire Martínez, quien ha sido su vocalista durante más de 17 años. Esta decisión ha dejado al grupo en una etapa de transición, y los rumores sobre un posible regreso de Amaia Montero, la voz original, se han intensificado, aumentando la expectación entre los seguidores. Mientras tanto, La Oreja de Van Gogh sigue siendo el puente que conecta a sus fans con San Sebastián, manteniendo vivo el espíritu de la ciudad en cada canción, mientras se espera el próximo capítulo en su historia musical.
20 de enero
Esta balada es una de las más populares de La Oreja de Van Gogh y está cargada de simbolismo en torno a la ciudad de San Sebastián. La fecha, 20 de enero, no es casual: coincide con la celebración de la Tamborrada, una de las festividades más emblemáticas de la ciudad en honor a su patrón, San Sebastián. En la canción, un encuentro entre dos personas en medio del frío invierno donostiarra refleja tanto el amor como la despedida. La referencia a la espera y a los sentimientos que se prolongan a lo largo del tiempo coincide con el ambiente festivo y emotivo que envuelve a la ciudad durante la Tamborrada, cuando miles de tambores resuenan en las calles.
San Sebastián se convierte en un personaje más dentro de la canción, sus paisajes invernales y sus festividades son parte de la trama emocional que atraviesan los protagonistas. En "20 de enero", la atmósfera de la ciudad, con su aire melancólico y sus días grises, acentúa el sentido de añoranza y esperanza de la letra, mostrando cómo la geografía y las tradiciones locales influyen en las emociones de los personajes.
Sirenas
"Sirenas" es una de las canciones más profundas de La Oreja de Van Gogh, narrada desde la perspectiva de una madre que le cuenta a su hija la historia de un doloroso capítulo vivido en San Sebastián, marcado por la violencia de ETA. Las "sirenas" que suenan en la canción no son criaturas marinas, sino las alarmas de ambulancias y vehículos de emergencia que retumbaban por la ciudad en los momentos más oscuros de los años de terrorismo. La canción entrelaza el mar, un símbolo tan presente en la vida donostiarra, con la memoria de las sirenas que advertían de los atentados y sus trágicas consecuencias. En este relato materno, el mar y las sirenas se convierten en testigos de una época de miedo e incertidumbre que marcó a la comunidad.
La historia que la madre narra a su hija es más que una simple advertencia; es una forma de transmitir el dolor y la resiliencia de una ciudad que sufrió, pero que siguió adelante. La canción, con su aire melancólico y evocador, refleja cómo las cicatrices del pasado permanecen en la memoria colectiva de San Sebastián, pero también cómo las nuevas generaciones deben conocer ese legado para no olvidar. Las sirenas suenan como un eco del pasado, pero también como una advertencia sobre la fragilidad de la paz, mientras la madre comparte con su hija el recuerdo de un momento en el que la ciudad vivió sumida en el miedo y la tragedia.
El 28
Esta canción toma como referencia el autobús número 28 de San Sebastián, una línea que recorre varios puntos importantes de la ciudad. En la canción, el viaje en este autobús se convierte en una metáfora del viaje emocional que viven los personajes. El trayecto por la ciudad es un hilo conductor que permite reflexionar sobre el paso del tiempo, los cambios en la vida y las oportunidades perdidas o encontradas en el camino. El autobús no solo transporta a los pasajeros físicamente, sino también a través de sus emociones y recuerdos, mientras observan desde la ventana los paisajes de la ciudad.
El recorrido del 28 pasa por zonas como el centro y barrios periféricos, lo que sugiere un viaje que conecta distintos aspectos de la vida en San Sebastián. La canción captura la cotidianidad de usar el transporte público, pero también introduce una profundidad emocional al transformar un simple viaje en un proceso de introspección y cambio.
La chica del gorro azul
En esta canción, la protagonista es una joven que recorre las calles de San Sebastián con un gorro azul, un color que puede remitir a la tradición marinera de la ciudad o a la misma Bahía de La Concha. El gorro azul se convierte en un símbolo de identidad y pertenencia en la ciudad, y la canción describe cómo la chica se mueve por un entorno que está muy arraigado en la vida cotidiana de San Sebastián. Las calles por las que camina, las plazas, los paisajes que la rodean son un reflejo de la vida donostiarra, con sus ritmos y detalles característicos.
La chica del gorro azul podría ser una metáfora de la juventud que transita por San Sebastián, observando, descubriendo y buscando su lugar en el mundo. Aunque la canción no menciona directamente lugares concretos, la presencia de la ciudad es evidente en cada verso, como el escenario natural de la vida de sus personajes.
Inmortal
En "Inmortal", La Oreja de Van Gogh nos ofrece una canción que evoca recuerdos y momentos de la vida que permanecen para siempre, asociados de manera indeleble con la ciudad de San Sebastián. El título sugiere la permanencia de esos recuerdos, que se mantienen vivos incluso cuando el tiempo ha pasado. La ciudad, con su carácter atemporal y sus paisajes icónicos, se convierte en el lugar donde esos momentos inmortales tienen lugar, como una caja de resonancia para las emociones más profundas.
El mar, los paseos por la playa de La Concha o las caminatas por el casco antiguo son escenas que fácilmente podrían acompañar la narrativa de "Inmortal". La canción habla de la idea de que algunos momentos en la vida son tan poderosos que desafían el paso del tiempo, y San Sebastián, con su belleza nostálgica, es el escenario perfecto para esos recuerdos.
Marcha de San Sebastián
Esta canción es un homenaje directo a la Tamborrada, la festividad más importante de la ciudad que se celebra cada 20 de enero. La "Marcha de San Sebastián" es el himno que se toca durante la celebración y es parte fundamental de la identidad local. La Oreja de Van Gogh utiliza esta marcha para hablar del orgullo y la conexión que los habitantes de la ciudad sienten con sus tradiciones. La Tamborrada es un momento en que los donostiarras se unen para celebrar su cultura, y la canción captura ese espíritu de unidad y comunidad.
El hecho de que la banda haya compuesto una canción inspirada en la Tamborrada refuerza su vínculo con la ciudad y sus tradiciones. A través de la música, La Oreja de Van Gogh logra transmitir el sentimiento de pertenencia que caracteriza a San Sebastián, donde la celebración de la Tamborrada es un recordatorio de la importancia de la identidad local y la conexión con el pasado.
A las cinco en el Astoria
En este álbum, la banda rinde homenaje a un lugar icónico que fue parte de la vida cultural de San Sebastián: el Cine Astoria. Este cine, que ya no existe, fue durante décadas un punto de encuentro para los donostiarras y un símbolo de la vida urbana de la ciudad. Dentro de este disco encontramos canciones icónicas como "El último vals", "Inmortal", "Jueves", y "Más". Otros temas como "Cumplir un año menos", "Europa VII", "La visita", y "Sola" completan el viaje emocional del álbum, mientras que piezas más introspectivas como "Palabras para Paula" o "Flores en la orilla" muestran la versatilidad del grupo. Cada una de estas canciones aporta una atmósfera que, de alguna manera, está conectada con la identidad de San Sebastián y con las experiencias universales del amor, la pérdida y el recuerdo.
El Astoria fue demolido, pero su recuerdo sigue vivo en la memoria de muchos, y este álbum lo rescata, dándole un lugar especial en el imaginario colectivo de la ciudad. Más allá de las historias que se cuentan en este disco, el Astoria es el símbolo de un tiempo que ya no existe, y que La Oreja de Van Gogh evoca con una mezcla de nostalgia y ternura.