Las propinas suponen en numerosas ocasiones una parte importante de lo que cobra un camarero o un cocinero de un bar o restaurante. En países como Estados Unidos son consideradas casi obligatorias, pero en España no es así y suele depender de la calidad del servicio y de lo consumido. El problema es que con el uso cada vez más generalizado de la tarjeta de crédito en lugar de pagar en metálico (y más a raíz de la pandemia), ese dinero extra que se deja al abonar la cuenta está en peligro de extinción y los empleados ven cómo cada vez se llena menos ese bote.
Para solucionar este problema, un restaurante de Barcelona ha ideado una fórmula que les permita compatibilizar el pago con tarjeta y el extra de la propina, que no tendrían por qué ser incompatibles pero que en la práctica apenas coexisten porque quien saca la banda magnética no suele dejar monedas aparte.
El restaurante Labarra, especialista en tapas, pintxos vascos y platos para compartir y que tiene tres locales en la Ciudad Condal, se ha buscado una original manera de animar al cliente a dejar propina. Así, cuando le lleva la cuenta a la mesa, ofrece a los comensales tres opciones en el ticket si van a pagar con tarjeta: abonar el precio estricto de lo consumido, sumarle una propina del 5% del total o pagar un extra del 10%.
Y a estos hosteleros catalanes les va muy bien con su táctica, ya que aseguran que las propinas se han triplicado desde que la han puesto en marcha, para alegría de los empleados, ya que todo lo recaudado por ese sistema va directo a sus nóminas.