Polideportivo

La palidez lituana

Yabusele intercepta un avance de Giedraitis hacia canasta. Foto: Área 11

El WiZink Center volvió a ser testigio de otra triste versión del Baskonia, avasallado de principio a fin por el Real Madrid y cuyo propósito de enmienda tras el primer partido quedó en saco rato. El equipo vitoriano, al borde ya de las vacaciones con el 2-0 en contra en el cruce de semifinales, deberá acudir nuevamente al rincón de pensar tras un segundo asalto que fue más difícil de digerir incluso que el inaugural. No en vano, las sensaciones fueron horribles desde que el balón se lanzó al aire.

Lo cierto es que muchos jugadores quedaron señalados tras el abrumador ejercicio de inferioridad registrado en la capital, aunque la palidez de un Giedraitis fundido fue quizá lo que más llamó la atención de la aciaga jornada. En consonancia con su discretísima temporada, el inoperante alero lituano volvió a estar un día más desaparecido en combate con una estadística que habla por sí sola.

En algo menos de 23 minutos, Rokas se fue a los vestuarios con el casillero inédito y una valoración de -6. Con él en pista, el Baskonia obtuvo un diferencial negativo de 26 puntos. Un rendimiento raquítico que no impidió su enésimo atracón de minutos ante la escasa confianza de Spahija en otros jugadores de la segunda unidad, especialmente los canteranos.

El técnico croata, cuyas decisiones desde el banquillo resultan cada vez más incomprensibles, ha optado por morir con su reducida guardia pretoriana. Con independencia de que algunos titulares lleguen a esta recta final del curso con la aguja de la gasolina en la reserva o no estén acertados, no mueve ficha ni innova en ningún encuentro.

Sin ser el único responsable del desaguisado, Giedraitis encarnó en su rostro la melancolía de un grupo azulgrana sin argumentos para competir ante el ogro blanco. Pocas veces ha firmado en sus dos años como baskonista unos números de este calibre. A saber, no embocó ninguno de sus nueve tiros de campo –cinco dobles y cuatro triples–, tampoco pudo ir nunca a la línea del tiro libre para intentar ganar algo de confianza y todas sus decisiones en ataque fueron erráticas.

En más de una ocasión, buscó algún imposible encarando a Tavares y se llevó un tapón. Otras veces pecó de precipitación y su selección del lanzamiento dejó mucho que desear. Por último, ni siquiera coló el balón a través del aro cuando armó el brazo completamente solo.

Para hollar el Everest merengue, el Baskonia necesita que sus primeros espadas rayen a un nivel alto. La falta de pólvora de Giedraitis se sumó a la de otros jugadores como Baldwin o Enoch muy desdibujados. En el caso del lituano, su desgaste físico y mental salta a la vista en un momento de la temporada donde al cuadro vitoriano le fallan las fuerzas y su inferioridad física en todas las posiciones ante el Real Madrid resulta sangrante. En el caso del báltico, Deck y Rudy dificultaron ayer al máximo sus evoluciones.

06/06/2022