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Las sucesivas crisis reducen la confianza en el futuro de la juventud vasca

Un estudio elaborado por el Observatorio Vasco de la Juventud la sitúa en los niveles más bajos de la última década
La pandemia y la invasión de Ucrania reducen la confianza en el futuro de la juventud vasca

Las sucesivas crisis de los últimos tiempos han dejado una huella indeleble en el estado anímico de la juventud vasca, que mira al porvenir con menos confianza de la que tenía antes de la pandemia y de la invasión de Ucrania. Así se desprende de las conclusiones del estudio “Aurrera Begira-Indicadores de expectativas juveniles”, un informe presentado este jueves en Bilbao y que está basado en una encuesta sobre la situación de la juventud y la percepción que tienen del mundo que les rodea.

Para calibrar el nivel de confianza en el futuro de las nuevas generaciones se han tenido en cuenta tres referencias: la valoración que ellos y ellas hacen de su situación personal, la nota que dan al conjunto del colectivo y, en tercer lugar, al momento presente en Euskadi. El estudio revela que otorgan un notable -70 puntos sobre 100-, a su situación personal, con respecto a la familia, el tiempo libre, la salud, la imagen física o la situación laboral. Pero no reina precisamente el optimismo en la valoración que hacen de la situación del conjunto del colectivo, que se queda en 54 sobre 100, lo que provoca que ese índice de confianza se sitúe en el nivel más bajo de los últimos años, antes del inicio de las sucesivas crisis.

Se trata de una generación que durante la última década ha padecido de modo muy directo la “gran incertidumbre derivada de la crisis económica, el impacto de una crisis sanitaria mundial y los efectos de la invasión de Ucrania. El estado de ánimo de la juventud no es ajeno a este contexto excepcionalmente adverso. Un contexto que ha contribuido a un descenso de la confianza en el futuro”, reconoce el secretario general de Transición Social y Agenda 2030, Jonan Fernandez, que ha presentado las conclusiones del informe junto a la directora de Juventud, Miren Saratxaga.

El mayor desequilibrio entre expectativas y realidad tiene que ver con la disponibilidad económica. "En el balance de los diez aspectos vitales que estudia Aurrera Begira vuelve a producirse la brecha más profunda entre la importancia otorgada y la satisfacción percibida respecto al dinero disponible al mes. La situación laboral, el tiempo libre y la salud también son aspectos con brechas importantes", según las conclusiones del estudio.

Por todo ello, la valoración que la juventud hace del momento presente se sitúa en 62 puntos sobre 100, el valor más bajo de los últimos cuatro años. El estudio se basa en una encuesta online realizada entre el 12 y el 19 de diciembre de 2022 a la que respondieron 3.538 personas de 15 a 29 años, 1.063 de ellas en Gipuzkoa. Este trabajo, que se realizó por primera vez en 2013, surgió de la preocupación por dar voz y escuchar a la juventud en un momento de crisis algo, por desgracia, tan vigente una década después.

Su objetivo "era y sigue siendo" conocer la valoración de las personas jóvenes sobre su situación, así como sus expectativas a corto y medio plazo en torno a problemas como el desempleo, la emigración, las dificultades para la emancipación, o su grado de confianza en el futuro.

Precarización del empleo

El estudio permite trazar una comparativa con los resultados obtenidos durante la última década. Se constata en este tiempo que crece el temor a perder el trabajo, y a que empeoren las condiciones laborales. El informe refleja que un 45% de los jóvenes consideran bastante probable que algo así ocurra en el plazo de un año. Un temor que supone tres puntos más que en 2021, aunque echando la mirada atrás en el tiempo, con respecto a los resultados que arrojó la encuesta de 2013, ese miedo es doce puntos menor, lo que demuestra el fuerte impacto en el estado de ánimo que dejó hace una década la recesión económica.

A pesar de la incertidumbre de la situación actual, el porcentaje de jóvenes en paro que confía en encontrar empleo es de un 71%, casi diez puntos por encima del resultado del año anterior. En esa misma línea, casi ocho de cada diez jóvenes confían en encontrar un empleo acorde a su formación cuando finalicen sus estudios.

El informe también evalúa las expectativas “truncadas” de emancipación. El porcentaje de jóvenes que en el plazo de un año creen que no van a poder independizarse por las dificultades socio-económicas se sitúa en torno al 45%, mismo guarismo que hace una década y tres puntos más que en 2021.

El estudio incluye por primera vez el índice de maternidad y paternidad postergada, es decir, quienes confiesan que les gustaría tener hijos pero no creen probable que suceda en la edad deseada. Se sitúa en el 26% de los jóvenes de 15 a 29 años.

Por su parte, la expectativa de emigración forzosa, que mide el porcentaje de personas jóvenes que creen que en el futuro se verán forzadas a emigrar al extranjero sin desearlo, se mantiene y se sitúa en el 10%.

En opinión de Fernandez, “para afrontar este presente y este futuro de grandes incertidumbres va a ser necesario desarrollar un sólido sentido de empatía intergeneracional. Una mirada de reciprocidad y colaboración entre generaciones. La hoja de ruta no se puede escribir con miradas y enfoques diferenciados o alejados por edades, sino con una perspectiva compartida”.

31/03/2023