El Bilbao Basket tiene hoy la penúltima oportunidad de mantenerse con vida en la Liga Endesa. El partido que hace unas semanas se entendía como una final se ha convertido en un trámite para el Fuenlabrada que, mientras los hombres de negro estuvieron confinados, hizo sus deberes y llega salvado y sin que la derrota en casa en la primera vuelta tenga ninguna influencia. Eso se tiene que notar en el sentido de que los bilbainos tienen que imponer su mayor estado de necesidad, sencillamente porque no les queda otra. Sumar otra derrota hoy sería la sentencia, no matemática pero sí virtual, a una temporada torcida.
Pese a todo, Álex Mumbrú no se fía ya que la situación de los fuenlabreños "es un arma de doble filo, he visto equipos que no se juegan nada y han sido mucho más fluidos". El técnico del Bilbao Basket admite que el ánimo del equipo no está bien, "pero tampoco tenemos tiempo para lamentarnos" y espera que sus jugadores tengan las cosas claras después de tantos inconvenientes y puedan igualar "la intensidad y energía" que está poniendo el Fuenlabrada en los últimos partidos. Leonardo Toté ya estará operativo y la presencia de Ondrej Balvin, muy debilitado por el virus, no se decidirá hasta última hora.
Porque cerrar la zona al segundo mejor equipo en el rebote de ataque y el tercero que más canastas de dos anota es obligatorio. En cambio, el Fuenlabrada es el conjunto que menos triples mete por lo que la defensa del Bilbao Basket tiene claros los focos a vigilar, tanto como la necesidad de mejorar sus prestaciones ya que a marcador alto probablemente tampoco ganará hoy porque el conjunto que ahora dirige Josep María Raventós se mueve muy cómodo a campo abierto. En el ataque posicional, los madrileños buscarán castigar en el poste y aprovechar la capacidad de desborde de sus exteriores, que sacan muchos tiros libres.
¿alineación indebida?
El partido anterior ante el Gran Canaria dejó un episodio que se ha tomado como alineación indebida de los insulares, pero que no tendrá ningún recorrido. Cuando Javi Beirán saltó a la cancha en el primer cuarto, la mesa reparó que por error no figuraba inscrito en el acta digital. La persona encargada de confeccionarla había anotado el número 3 de Montero, que ni siquiera estaba convocado, en lugar del 33 del alero madrileño. Los dos entrenadores habían firmado el acta antes del partido, como es preceptivo, por lo que dieron su conformidad y tuvieron que volver a hacerlo tras advertirse la equivocación. El partido discurrió con normalidad, pero el Bilbao Basket no firmó bajo protesta, algo que habría dado más peso a una posible reclamación.