La planta de Mercedes de Vitoria vota hoy el preacuerdo de convenio alcanzado entre la mayoría sindical y la dirección cuya aprobación es clave para activar la inversión de 1.200 millones planeada por la multinacional alemana ya que pondría fin a un conflicto laboral que ha mantenido la fábrica cerrada durante nueve días.
A las 9.00 horas de este lunes han comenzado a votar presencialmente los trabajadores de oficinas de la factoría vitoriana, pero ya el viernes se dio la posibilidad a los 5.000 empleados de la fábrica más grande de Euskadi de hacerlo por primera vez de forma telemática.
La votación se prolongará hasta las dos de la madrugada para que puedan pronunciarse los trabajadores de la cadena en los tres turnos (mañana, tarde y noche),y alrededor de las 03.15 horas de mañana martes está previsto que se conozca el resultado de este proceso en el que la plantilla debe posicionarse por una de estas dos opciones: "acuerdo sí" o "acuerdo no".
El preacuerdo llegó la pasada semana tras varias jornadas de huelga que paralizaron la producción de furgonetas y del que se quedaron fuera ELA, LAB y ESK.
La empresa accedió a no incluir en el convenio la sexta noche de trabajo, principal reivindicación de todas las centrales, cesión insuficiente para ELA, LAB, ESK, que exigen que las subidas salariales estén ligadas al IPC.
En concreto el texto que se vota hoy incluye una paga de 4.000 euros brutos no acumulable correspondiente a 2021, un incremento salarial del 6 % este año y subidas del 2,25 % desde 2023 hasta 2026, así como otras mejoras económicas y laborales.
El comité afronta de este modo dividido esta consulta que para la dirección es vital porque, según ha dejado claro estos días, de su ratificación depende la inyección de 1.200 millones anunciada por la multinacional para modernizar las instalaciones de Vitoria y duplicar su capacidad de producción.
En este sentido, el director general de esta factoría, Emilio Titos, advirtió la pasada semana de que si los empleados no avalan el preacuerdo supondrá "claramente una apuesta hacia el precipicio y el inicio del fin del crecimiento de esta fábrica".
La preocupación por el futuro de la planta, a la que suministran componentes empresas vascas que cuentan con alrededor de 30.000 empleados, ha llevado a las instituciones a hacer reiterados llamamientos a acercar posturas entre sindicatos y empresas hasta el punto que el lehendakari, Iñigo Urkullu, viajó a Stuttgart para entrevistarse con los responsables alemanes de Mercedes Benz, visita de la que volvió optimista.
Los últimos agentes en pronunciarse han sido la patronal alavesa SEA y la Cámara de Comercio de Álava para pedir a los trabajadores que "reflexionen sobre las consecuencias" que tendría para la propia fábrica y para la economía de todo este territorio e incluso de Euskadi que no se ratifique el acuerdo.
A la espera de conocer el resultado de la consulta, ELA, LAB y ESK, centrales que han sido muy críticas con las instituciones por considerar que se han puesto del lado de la empresa, mantienen las huelgas previstas para los próximos miércoles, jueves y viernes.