El Baskonia recibió el jueves contra el Real Madrid un golpe de realidad. Cuando parecía que el conjunto gasteiztarra comenzaba a retomar el vuelo con la llegada de Neven Spahija al banquillo, el equipo sufrió un duro correctivo que confirma que el problema del equipo va mucho más allá de la figura del entrenador, y que Dusko Ivanovic no era el único culpable de las contundentes derrotas encajadas por los alaveses en las semanas previas a su destitución. Es cierto que Spahija apenas ha tenido tiempo para implementar sus ideas en el juego del plantel y que todavía necesita margen, pero el preocupante bajo rendimiento de algunos jugadores y la falta de efectivos en posiciones concretas no es algo que se vaya a solucionar con nuevos sistemas.
La sobresaliente victoria conseguida contra el Estrella Roja en el estreno del técnico croata hacía pensar que una manera diferente de gestionar la plantilla podía desatar a jugadores que habían rendido muy por debajo de las expectativas como Wade Baldwin y Vanja Marinkovic, mientras que otro jugador cuyo futuro parecía estar lejos del Buesa Arena como Landry Nnoko podría tener la oportunidad de reivindicarse y convencer al nuevo entrenador. Este no ha sido el caso, ya que los problemas en la dirección de juego, el puesto de escolta y el de pívot persisten.
Que Steven Enoch, un jugador joven sin experiencia en la Euroliga y que partía como tercera opción en el puesto de cinco a principio del curso, haya sido lo único reseñable en el juego interior las dos últimas semanas no habla bien de la competencia en su posición. Es cierto que los problemas de Costello en la rodilla no han ayudado, pero el costamarfileño tampoco había logrado convencer en el primer tramo de la campaña. Los 5,75 puntos y 3 rebotes en 14 minutos que promedia Nnoko en los cuatro partidos con Spahija no son números exigibles para el llamado a ser pívot titular.
PITOS PARA BALDWIN
Más desesperante es el caso de Wade Baldwin, sobre todo por las altas expectativas que generó su fichaje tras su exitoso paso por el Bayern de Munich y la elevada ficha del estadounidense. Con Dusko Ivanovic al mando, fue una sombra del jugador que deslumbró a Europa la pasada temporada y, por los roces que tuvo con el montenegrino, admitidos por su propia madre en redes sociales, se esperaba un cambio de imagen con la llegada de un entrenador con más mano izquierda como Spahija, pero la realidad es que en los cuatro partidos con él solo destacó en el duelo contra un rival muy inferior por plantilla como el Morabanc Andorra, ya que contra el CSKA maquilló sus malos números en el último cuarto (anotó cinco puntos en los tres primeros), cuando el partido ya estaba decidido, y contra el Madrid su actuación llegó a ser tan desesperante que recibió en varias ocasiones música de viento de la grada.
El jugador se enzarzó en una infantil batalla con Heurtel y se salió del partido. Ni siquiera fue capaz de maquillar sus números y terminó sumando siete pérdidas y una pobre carta de tiro de dos canastas en nueve intentos, muchos de ellos por intentar hacer la guerra por su cuenta.