El Instituto de Investigación Sanitaria Biodonostia de Osakidetza ha llevado a cabo un estudio descriptivo pionero sobre la población centenaria en Gipuzkoa, con el que pretende avanzar “en el impulso de proyectos que buscan mejorar la salud de la población en general y, en particular, la calidad de vida de las personas mayores a través de la investigación científica”.
El equipo liderado por el doctor Ander Matheu, investigador de Ikerbasque y responsable del Grupo de Oncología Celular del IIS Biodonostia, ha contado con la colaboración del grupo del doctor Javier Mar, del área de Epidemiología y Salud Pública de dicho centro.
Entre las conclusiones obtenidas en el estudio hay una que llama especialmente la atención. “Si se comparan las personas centenarias con el grupo que se sitúa entre los 50 y 99 años, se constata que han desarrollado menos enfermedades, han requerido menos atención médica y han tomado menor cantidad de medicamentos que el resto de la población mayor”. Quien así se explica es el propio Ander Matheu, que desvela que los análisis sanguíneos de las personas centenarias “también han revelado mejor estado de salud a nivel biológico con menores niveles de glucosa y grasas o triglicéridos”.
“Hemos visto que las personas centenarias van menos al médico, sufren menos caídas y menos operaciones y tienen menos enfermedades asociadas al envejecimiento”, añade.
“Hemos hecho un análisis comparando la información que había de las personas fallecidas entre 2015 y 2020 para ver cómo habían vivido en Gipuzkoa quienes habían cumplido cien años”, subraya. ¿Con qué fin? Para conocer si ese grupo poblacional está integrado por “personas excepcionales que tienen una supervivencia excepcional porque también tienen unas características excepcionales, que se asocian a que viven mejor”. Y eso, como se ha constatado en estudios realizados en otras regiones, también se ha confirmado aquí: “Los centenarios de Gipuzkoa tienen unas características que les permiten diferenciarse del resto de las personas y que les han posibilitado llegar a los cien años”.
“ ”
No se ha evaluado la genética, sino los factores sociosanitarios, funcionales, clínicos y biológicos. “No conocemos el origen, sabemos las consecuencias”, apunta.
Y es que, destaca Matheu, este estudio puede considerarse “una toma de contacto”. “Hemos demostrado que son excepcionales, que tienen características distintas al resto”, abunda.
La mayoría de las personas centenarias estudiadas son mujeres. ¿Hay alguna causa médica o biológica que lo explique? “En este estudio no se han identificado las causas, porque no se han buscado”, aunque la explicación que se ha dado históricamente es que los “hábitos de vida de los hombres eran peores”. Esta premisa puede cambiar, ya que las personas centenarias en la actualidad eran “las que vivieron en el siglo XX”, en otras condiciones.
El estudio
El objetivo principal del estudio, destaca Matheu, es “descifrar cuáles eran las características de las personas centenarias en nuestros entorno”.
Para ello se seleccionaron las personas fallecidas “en los últimos cinco años”. Con este fin, el equipo investigador se hizo con toda la información disponible en Osakidetza, realizando una división en dos grupos: “Personas que en el momento del fallecimiento tenían más de cien años y aquellas que estaban por debajo de los cien, excluyendo las personas jóvenes que no habían fallecido por causas vinculadas al envejecimiento, de 50 años en adelante”.
Además, se analizó la información de forma más compartimentada tomando en cuenta distintas características. Por una parte se evaluaron las características sociosanitarias o personales, tomando en cuenta la edad con la que fallecieron, el sexo o el lugar de fallecimiento.
Se tomaron en consideración también “las características funcionales”, como si habían sufrido caídas o si estaban en buena condición física.
Otro aspecto objeto de estudio es el que hace referencia a las “características clínicas”, mirando el número de intervenciones quirúrgicas, las enfermedades padecidas (como cáncer, infartos o enfermedades neurodegenerativas), si tomaban medicamentos y de qué tipo, cuántas veces habían ido al médico y a qué médico...
Por último, se consideraron las características biológicas, comparando los resultados de los análisis de sangre entre los dos grupos de estudio.
El estudio, que ha sido publicado en la revista Frontiers in Public Health, se efectuó sobre 4.500 personas, explica Matheu, de las que 300 eran centenarias.
El futuro
Si algo parece claro, es que a futuro “va a haber un mayor porcentaje de personas que llegan a centenarias”, apunta Matheu que añade que “hay estudios que señalan que este será el grupo poblacional que más va a crecer en los próximos años”.
Sin embargo, puntualiza, este hecho “no tiene porque conllevar que vayamos a vivir más”. También hay trabajos que indican que “el máximo de vida de las personas está entre 115 y 125 años. Las que más han vivido han llegado a los 122”.
La esperanza de vida en Euskadi ha aumentado en torno a 10 años en las últimas cuatro décadas, situándose por encima de los 86 años en las mujeres y de los 80 en los hombres.
“El objetivo de la investigación y de la medicina tendría que ser llegar a esas edades lo mejor posible. El mensaje tendría que ser: No hay que vivir más, si no que hay que vivir mejor”, apostilla el investigador. “Hay que tratar de reducir los años de vida que vivimos con discapacidad o con enfermedades. Nuestro estudio confirma que muchas de las personas de entre 75 y 95 años tienen enfermedades, van mucho al médico y tienen dependencia o discapacidad. Por eso se plantea a los centenarios como un modelo de envejecimiento saludable, como un modelo para descifrar qué hace que vivan tan bien y tanto”.
La segunda parte del proyecto, tras haber “descifrado las características”, será precisamente ese: “Identificar cuáles son las causas biológicas, moleculares y genéticas que pueden estar asociadas a esa longevidad”.