Acudir al urólogo es cada vez más común entre la población adulta, aunque el jefe de Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Bizkaia, Nemesio Prieto, puntualiza una serie de circunstancias que hacen la visita obligatoria. El doctor indica la edad más conveniente para acudir, las patologías más comunes en este campo, sus tratamientos y los avances quirúrgicos y explica cuáles son las aplicaciones técnicas que han surgido en los últimos tiempos.
¿A partir de qué edad debe un hombre acudir al urólogo?
La gente que no tiene ningún problema urológico debería tener una primera visita a partir de los 50 años con el fin de poder prevenir el desarrollo de cáncer de próstata.
¿En qué situaciones debe acudir antes?
El consejo es que vayan a partir de los 45 años aquellos pacientes que tengan una historia familiar de cáncer de próstata o si el paciente es afroamericano porque hay un mayor riesgo de desarrollar problemas urológicos.
¿Se corresponde esta recomendación con la realidad?
Cada vez más. Es verdad que últimamente más jóvenes acuden a la consulta, en muchas ocasiones empujados por la mujer, ya que ellas están más acostumbradas a revisiones ginecológicas, pero no es un hábito que a nivel de la sanidad pública esté recomendado. Nosotros, desde los colegios profesionales y asociaciones tanto de ámbito europeo como vasco y español, consideramos que a partir de los 50 años es importante hacer un chequeo, ya que se puede adelantar mucho en la enfermedad, en caso de haberla, y las soluciones siempre son mejores.
¿Cuál es la patología más frecuente en los hombres de mediana edad?
La más frecuente que vemos en la consulta es la hiperplasia benigna de próstata (HBP), que consiste en un crecimiento de la glándula que se desarrolla con la edad, en gente que tiene los andrógenos normales. Es una forma de envejecer que tiene la próstata y que crea problemas urinarios.
¿Cuáles son los síntomas de la hiperplasia benigna de próstata?
Los pacientes que la sufren pueden tener los que denominados síntomas de llenado, síntomas de vaciado y un goteo postmiccional. En este caso, se originan situaciones como despertarse durante la noche muchas veces para ir a orinar, tener dificultad para comenzar a orinar, tener una micción más larga de lo habitual o entrecortada y que provoque picores e, incluso, complicaciones de sangrado e infecciones.
¿Hay tratamiento para la HBP?
Sí, claro que hay tratamiento. Normalmente lo hacemos de manera escalonada y dependiendo del volumen de la próstata. Por un lado, hay una serie de medidas higiénico-dietéticas que se le da al paciente, pero también tratamiento médico y procedimiento no quirúrgico que consiste en inyectar vapor de agua caliente en la próstata, una técnica que recibe el nombre de Rezum. Por último, se puede actuar también con tratamientos quirúrgicos que pueden ir desde cirugía abierta, laparoscopia y láser.
Ha comentado que la hiperplasia benigna de próstata es la más frecuente en hombres de mediana edad. ¿Y cuál es el motivo que lleva a los jóvenes a la consulta de un urólogo?
Principalmente suelen acudir para hacer una consulta en relación con las relaciones sexuales de seguridad, para realizarse una vasectomía como método anticonceptivo para no tener más hijos o para hacerse una circuncisión. Estos son los motivos que les traen a la consulta a los pacientes de entre 30 y 40 años.
¿Se recurre a menudo a las técnicas quirúrgicas?
Se habla de que el 10% de los varones que sufren sintomatología por problemas de próstata necesitarán operación.
¿Cómo han evolucionado estas técnicas?
Muchísimo, de manera sorprendente. Ahora la cirugía es mucho menos agresiva que antes. Normalmente se hacen a través de la uretra, con láser y la estancia de ingreso es de uno o dos días, a lo sumo. En el caso de aplicar el procedimiento Rezum no requiere ni ingreso, ese mismo día el paciente duerme en casa.
Otro tema interesante, piedras en los riñones. ¿Se puede evitar que nos salgan? Y, en el caso de tenerlas, ¿cómo debemos actuar?
Curiosamente, la incidencia de pacientes con piedras en el riñón está aumentando en las sociedades occidentales y en desarrollo, algo que generalmente tiene que ver con cambios en la dieta, aunque también existen unas enfermedades concretas como la diabetes, hipertensión, obesidad..., que favorecen su surgimiento. A la mayoría de las personas el cuadro se les presenta de forma esporádica, generalmente con un cólico renal con dolores agudos, siendo más frecuente en el varón y en personas con edades entre 30 y 60 años. Se trata, por tanto, de una enfermedad que además de afectar a la calidad de vida del propio individuo que la padece, crea un gran problema social en cuanto a absentismo laboral y consumo de recursos sanitarios.
¿Qué produce esas piedras en el riñón?
El hecho que las produce es la existencia de una desproporción entre la capacidad de la orina de diluir los solutos que van en ella y de que se concentren, lo que provoca que las sales que van en la orina precipiten y con el tiempo esa precipitación se transforma en cálculos, favorecido en muchas ocasiones por una serie de factores externos.
¿Cuáles son esos factores de los que habla?
Por ejemplo, la sal, que favorece que se puedan producir piedras en la vía urinaria como también las grasas y proteínas.
¿Y qué ayuda a evitarlos?
La ingesta de agua ejerce un efecto de arrastre y de dilución sobre las partículas que hay en la orina.
Pero también hay tratamientos para hacer desaparecer esas piedras. ¿Cuáles son?
Lo primero de todo es tener en cuenta el tamaño de la piedra y de la función de los riñones. A partir de ahí, el tratamiento más popular es el conocido con el nombre de la bañera, que hace referencia a la litotricia extracorpórea por ondas de choque. También se puede optar por tratamiento intracorpóreo con láseres con el fin de pulverizar la piedra. Sin duda, las técnicas que se aplican hoy han evolucionado muchísimo frente a las tradicionales.
¿Se puede prevenir?
No suele haber manifestaciones previas al cólico renal, por lo que es difícil saber si una persona va a tener piedras en el riñón. Puede descubrirse de forma accidental cuando el paciente se hace un chequeo por otro motivo. Ahora bien, lo que sí sabemos es que tiene una recurrencia alta y entre los 5 y 10 años siguientes al primer cuadro, el 50% de las personas que han sufrido un cálculo lo vuelven a sufrir. Es por ello que, cuando se presenta el primero, damos unas instrucciones en cuanto a dietas y pautas de vida para disminuir el riesgo de sufrir más.
En cuanto a la patología uróloga oncológica más frecuente, ¿es el cáncer de próstata?
Es el cáncer que más se diagnostica en el varón, con una incidencia creciente que tiene su explicación en varios motivos. El primero es porque cada vez la gente vive más años y se trata de un cáncer que se presenta con la edad, de tal forma que el 90% de la población con 100 años probablemente lo padecería. El segundo de los motivos es la utilización de un análisis denominado PSA, un marcado que permite hacer diagnósticos precoces con el cual atacar la enfermedad en estadios más incipientes. A partir de la detección del cáncer de próstata, las intervenciones quirúrgicas que realizamos en el Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Bizkaia son a través de laparoscopia en 3D, obteniendo unos resultados muy satisfactorios.
Otro tema interesante. ¿Se puede tratar la disfunción eréctil en los hombres?
La disfunción eréctil es un problema de las sociedades civilizadas y, por supuesto, que se puede tratar. Es verdad que tiene relación con ciertas enfermedades, ya que un diabético, un hipertenso, un coronario, una persona con síndrome metabólico o la que toma medicaciones pueden generar disfunción eréctil.
Para solucionar estos problemas el Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Bizkaia ha creado recientemente la Unidad de Andrología. ¿Cuál es su finalidad?
Esta Unidad se encarga específicamente de los problemas de disfunción eréctil en los varones. Cada vez hay más pacientes que acuden a preguntar sobre situaciones concretas e, incluso, antes de sufrir una disfunción eréctil. Cualquier problema en el trabajo, la pérdida de un familiar o conflictos con los hijos pueden afectar directamente a las relaciones sexuales y provocar una disfunción eréctil.
¿En qué situaciones se debe acudir al especialista?
Pues si pasados más de 3 o 6 meses el problema persiste es conveniente consultar a un urólogo, pero no por que un día se tenga un 'gatillazo'. Ahora bien, si el problema le causa angustia o inquietud, lo mejor es consultar cuanto antes porque la percepción que uno tiene es muy subjetiva y para el especialista puede ser una tontería y para quien lo padece, un problemón.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento en ocasiones es psicológico, cuando se trata de un problema relacionado con el estrés o con situaciones familiares, de pareja... En cuanto al tratamiento médico, puede ir desde la toma de pastillas hasta inyecciones en el pene o, incluso, prótesis de pene.
Por último, para finalizar, no podemos pasar por alto otro de los problemas más comunes, en este caso entre la población femenina, la infección de orina.
Así es. Es muy común, pero una infección de orina en una mujer sana sexualmente activa es importante siempre y cuando le produzca molestias. En caso contrario, una infección de orina asintomática no va a producir ninguna alteración en órganos como la vejiga o los riñones.
¿Y qué decir de la incontinencia de orina?
Es otro de los motivos de la mayoría de las consultas de mujeres al urólogo, pero también es tratable. La incontinencia de urgencia no se opera, pero la de esfuerzo sí y se corrige en el 80/90% de los casos.
Más información:
Hospital Quirónsalud Bizkaia
Junto a la Universidad del País Vasco (Leioa)
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48950 Erandio Bizkaia
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