¿Hasta qué punto se han cumplido las expectativas que tenía el 1 de octubre de 2021, cuando se sustanció la transferencia de la competencia de prisiones?
Después de un año podemos decir que estamos relativamente satisfechos con el trabajo desempeñado. Sabíamos que la transferencia de prisiones era muy compleja, muy sensible y muy política. Y que, por tanto, íbamos a tener unas dificultades añadidas a lo que era puramente técnico o burocrático.
¿Ha optado el Gobierno vasco por la vía difícil, la de implementar un modelo propio, diferenciado?
El Gobierno vasco ha pensado en las políticas penitenciarias como políticas sociales en su concepción amplia. Por tanto, no sé si es fácil o difícil, es nuestro modelo, que está basado en un acuerdo mayoritario del Parlamento Vasco en 2019.
Esta política se ha situado bajo el paraguas de Justicia, no de Interior, como en España. ¿Supone una declaración de intenciones?
Por supuesto. Entendemos las políticas penitenciarias como restaurativas y de reinserción. El objetivo es que las personas tengan una segunda oportunidad que beneficie a la que ha cometido el delito, a la víctima que ha sufrido el delito y a la sociedad en su conjunto.
Han puesto en marcha sendos planes de Infraestructuras y de Sistemas de Información para mejorar el servicio que se presta.
La herencia recibida por parte de Instituciones Penitenciarias, en lo que tiene que ver con las infraestructuras y el personal, ha condicionado la puesta en marcha del modelo penitenciario vasco. Pero esto no es una excusa, y lo que hemos venido haciendo ha sido un diagnóstico de todo lo que es necesario para poder implementar dicho modelo.
Insisten en que para implementar su modelo hace falta tiempo. Pero se percibe una gran impaciencia y atención de agentes implicados y de los medios de comunicación.
La asunción de las transferencias necesita un periodo de puesta en marcha, desarrollo y consolidación, ya sucedió con las de salud y justicia. Que tenemos el foco puesto en el desarrollo de las políticas penitenciarias en Euskadi, indudablemente. Que obedece a intereses que nada tienen que ver con la mejora de las condiciones de vida de los internos e internas, creo que sí. Y que tampoco tienen que ver con la mejora de las condiciones laborales de los funcionarios de prisiones. Está muy condicionada por la política que se está haciendo desde Madrid, desde mi punto de vista de una manera un poco irresponsable.
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Afirma, por tanto, que se han encontrado con dificultades añadidas a las previstas.
El modelo penitenciario vasco pasa por que las personas estén en el centro de las políticas y por hacer tratamientos individualizados. Las excepcionalidades ya no existen porque gracias a Dios ETA ha dejado de matar, de amedrentar, de asesinar, de extorsionar y de condicionar la vida de los vascos.
“Ni hoteles ni resorts”, aseguró en el acto celebrado el pasado lunes por este aniversario.
Cuando me achacan que vamos a abrir las cárceles, que esto son resorts y hoteles, creo que lo dicen sin conocimiento de lo que realmente estamos haciendo. Desde luego, están siendo muy injustos con el trabajo tan concienzudo que están realizando no solo las personas que trabajan en los servicios centrales de Lakua, sino también los funcionarios de prisiones, que son los que han sufrido la violencia de ETA.
Lo cierto es que algunos acercamientos y progresiones de grado de presos de ETA se han aceptado y otros se han rechazado.
Es el trabajo diario que se lleva a cabo en las instituciones penitenciarias del Estado español y en nuestro caso. Si las personas que se encuentran cumpliendo una condena no progresaran o no fueran mejorando en su resocialización y reinserción es que estaríamos haciendo mal nuestro trabajo. El Gobierno vasco no deja en libertad a los presos, son los jueces de vigilancia penitenciaria los que conceden la libertad o las progresiones de grado. En el caso de los presos de ETA, son los jueces de la Audiencia Nacional.
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De hecho, la Audiencia Nacional ha echado atrás pocas progresiones de grado hasta el momento.
De las 25 progresiones de grado, se han echado para atrás dos que se han revisado, es un respaldo al buen trabajo realizado.
¿Qué factores se tienen en cuenta a la hora de valorar estas progresiones en los presos de ETA?
Aparte del comportamiento diario en el centro penitenciario, existen otra serie de cuestiones: escritos en los que reconocen el daño causado a las víctimas, y también están empezando a pagar las indemnizaciones a las que deben hacer frente.
Se trata de un porcentaje pequeño dentro de todo el colectivo.
Suponen un 5% de las 457 progresiones de grado que hemos hecho. Y son personas que tienen una media de cumplimiento de condena de 23,2 años, por lo que están muy próximos al cumplimiento íntegro de las condenas.
Quedan pocos presos por trasladar a Euskadi y Grande-Marlaska da por zanjada la dispersión. ¿Es la relación con Moncloa fluida?
Sí, es obligado por muchos aspectos, lo que tiene que ver con los traslados de los presos, no los de ETA, sino cualquiera. Porque el sistema penitenciario español es único, hemos asumido la gestión de los centros, no la política penitenciaria. Nosotros no hacemos las leyes penitenciarias, esa es una ley que aprueba el Congreso y que afecta a todas las comunidades autónomas. Lo que hacemos es focalizar esas políticas, en la medida en que la ley lo permite, para que la reinserción y la semilibertad sean partes fundamentales del modelo penitenciario vasco.
Cada anuncio de traslados de presos de ETA o de progresiones de grado viene acompañado de la crítica de asociaciones de víctimas. ¿Cómo lleva esta dinámica?
Hemos venido trabajando de una forma leal con las asociaciones de víctimas del terrorismo para trasladarles de primera mano los pasos que íbamos a dar. No me siento en ningún momento atacada por ellas, entiendo la defensa que puedan hacer de sus asociados y les he trasladado en muchas ocasiones admiración por su generosidad. Tenemos un compromiso de comunicación permanente de las progresiones de grado y de los traslados a cárceles vascas para que las víctimas de esas personas conozcan la información con suficiente antelación.
La justicia restaurativa es uno de los principales ejes de actuación, lo que está relacionado con situar a las víctimas en primer plano.
Entendemos que estas políticas son la mejor forma de sanar aquellas heridas que los victimarios han ocasionado a las víctimas y al conjunto de la sociedad. Los encuentros entre víctima y victimario son solo una parte, existen muchas formas de hacer justicia restaurativa.
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La discreción marca todo el trabajo en justicia restaurativa, pero ¿qué acogida está teniendo entre las víctimas y los victimarios?
Antes del verano se trasladó información en los centros penitenciarios vascos sobre qué significaba, qué les iba a exigir... En otoño vamos a poner en marcha diferentes iniciativas para ir dando pasos en esta senda y veremos cuáles son los resultados. Es una posibilidad que tenemos que explorar, debe ser voluntaria y las víctimas deben tener la última palabra de acogerse a este mecanismo. Y tiene que hacerse desde luego con discreción para alcanzar los resultados que queremos.
En el balance de este primer año se hace hincapié en la rapidez con la que se ha activado la Agencia Vasca de Reinserción, Aukerak. ¿Es uno de sus mayores logros?
Si decimos que la resocialización y la reinserción en la sociedad es nuestro objetivo, la formación y las habilidades para el empleo son una pata fundamental. Vamos a trabajar más intensamente con Lanbide para que se pueda dar esa formación y también con las empresas para poder ofrecer más plazas.
También hay presos de ETA que han entrado en esta dinámica.
Es un logro que los presos de ETA reconozcan que la legalidad penitenciaria es algo beneficioso para su reinserción, porque hasta la fecha no participaban en ningún tipo de formación ni trabajo. Para mí es una buena noticia que, después de tantísimos años y con las condenas tan largas que se les han impuesto por la comisión de sus delitos, entiendan que tienen una oportunidad para lograr esos objetivos que les permitan transitar hacia una reinserción en la sociedad.
¿Hasta qué punto condiciona la gestión de las cárceles la falta de personal? ¿Qué actuaciones van a emprender para paliarlo?
Para llevar adelante el modelo penitenciario vasco es necesario tener los recursos humanos suficientes. La herencia recibida implica que tenemos unas necesidades de personal, en este momento estamos en un 83% de ocupación de las plazas de funcionarios de prisiones. Se están produciendo bajas como consecuencia de las jubilaciones y, mientras no podamos realizar una OPE, tenemos que ir poniendo en marcha una serie de herramientas temporales, como la bolsa de funcionarios interinos de prisiones.
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Para lograrlo han llegado a un acuerdo con ACAIP-UGT, mientras el resto de sindicatos son críticos.
Los sindicatos que dicen que se está precarizando el trabajo y que se están desmantelando las prisiones vascas saben perfectamente los pasos y los tiempos que son necesarios para estabilizar la plantilla. No están siendo rigurosos a la hora de trasladar a la opinión pública cuáles son sus problemas.
"El Gobierno español debe reconocer que en Gernika se masacró a la población civil"
El lehendakari Urkullu ha citado recientemente en dos ocasiones el Museo de Gernika, en el pleno de política general y en el Alderdi Eguna. ¿Este espacio va a ser especialmente emblemático?
Para nosotros Gernika es un referente simbólico y universal. Es un icono de cara a la defensa de los derechos humanos por la vulneración que sufrió cuando se produjo el bombardeo, y vamos a construir un nuevo museo en Gernika con proyección internacional y con una misión clara: que sea socializador, pedagógico e investigador.
Va a ser un inmueble totalmente nuevo, por tanto.
En este momento existe un Museo de la Paz en Gernika que entendemos que ha quedado obsoleto y vamos a llevar adelante ese nuevo edificio icónico.
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¿Dará tiempo a culminarlo en esta legislatura?
No creo, en esta legislatura se va a diseñar el contenido, su naturaleza y propuesta conceptual, y luego haremos un concurso de ideas internacional.
¿En qué fase está el memorial del 3 de marzo en Gasteiz?
Es un espacio expositivo que nos está llevando más tiempo del deseado porque la creación de una fundación entre el Ayuntamiento de Gasteiz, la Diputación de Araba y el Gobierno vasco, junto con el obispado de Vitoria, se está ralentizando desde el punto de vista jurídico. Lo que tiene que quedar claro es la firme voluntad de las instituciones vascas de llevar adelante ese espacio que recuerde la represión que sufrió la ciudad.
Junto con el espacio expositivo de Gogora, las políticas de memoria van a dar un vuelco.
Lo que el Gobierno pretende es fortalecer las políticas de memoria que se han ido impulsando desde hace muchas legislaturas. Queremos hacer una reordenación de las infraestructuras para dar un impulso a las políticas públicas de la memoria en Euskadi.
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En el último acto de recuerdo del bombardeo de Gernika en abril, estuvo presente por primera vez el Gobierno español, que aprobó una declaración de condena. Falta la petición de perdón.
Es necesario que se produzca un pronunciamiento rotundo contra el agravio que sufrió la ciudad de Gernika por el bombardeo de las fuerzas fascistas. Fueron aviones italianos y alemanes pero auspiciados por el régimen franquista. Durante muchos años se vendió que había sido otra cosa y el Gobierno de España debería reconocer que se produjo una vulneración de los derechos humanos con población civil que es necesario reparar. Y es necesario que se haga esa reparación por parte del Estado de forma contundente.
El propio lehendakari reenvió a Pedro Sánchez la carta de un superviviente del bombardeo y le invitó a visitar la villa.
Después de 85 años es hora de que se produzca ese reconocimiento de que se masacró a la población civil con el objetivo de amedrentar al pueblo vasco. También lo podríamos calificar de terrorismo, se pretendió hacer daño al conjunto de la sociedad.
¿Qué previsión y plazos hay para la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Euskadi?
Es una ley importante que está en la fase de análisis de enmiendas presentadas por los grupos políticos. El objetivo es que para finales de este año esté aprobada. Espero que tenga una mayoría importante, vamos a hacer todos los esfuerzos necesarios para conseguirlo.
Hay mucho movimiento de banquillos de cara a las elecciones de mayo. ¿Es posible que encabece una candidatura?
Tengo la suerte de pertenecer a un Gobierno en el que los proyectos que impulsamos son muchos y amplios, todavía me queda mucho trabajo que realizar. Hay un compromiso con el lehendakari Urkullu para llevarlos adelante, estamos a mitad de legislatura y solo estoy centrada en ello.