La post-amnistía será larga

LA última chirigota: siguiendo los pasos de Díaz Ayuso, Emiliano García-Page anunció ayer todo ufano que su comunidad ha iniciado los trámites para recurrir ante el Tribunal Constitucional la ley de Amnistía que se aprobó el jueves en el Congreso.

“El perdón no se contrata a cambio de un chantaje. Vamos a defender a nuestra región de esta agresión a la igualdad”, se adornó el profesional del versolibrismo, ante el aplauso previsible (y buscado) de las terminales del ultramonte mediático.

Pasemos por alto que no está muy claro si las comunidades están facultadas para personarse como parte en este tipo de querellas. Supongo que al tipo se la trae al pairo tal cuestión.

Pero hay un dato que parece que ha obviado el mandarín ególatra. Además de presidente de Castilla-La Mancha, también es secratrio general del PSOE en ese terruño, dándose la circunstancia de que anteayer los ocho diputados socialistas elegidos en las cinco provincias votaron a favor de la norma que ahora pretende tumbar. Hay algo que no cuadra. O que cuadra demasiado.

Los fiscales del 1-O

Ocurre este episodio chusco en medio de una curiosa a la par que ilustrativa paradoja. La alegría por la aprobación de una ley que ha costado casi literalmente sangre, sudor y lágrimas no ha durado ni un minuto.

Constatada la victoria por cinco votos en la cámara baja, pasamos abruptamente a la siguiente pantalla, a saber, la de las dudas más que razonables sobre su aplicación conforme al espíritu de la norma. El temor generalizado (creciente, según pasan las horas) es que muy pronto vendrán las togas con la rebaja.

Quisiera uno creer que es infundado o que se trata de un exceso preventivo, pero conocemos suficientemente el paño de las puñetas como para sospechar que parte de los teóricos impartidores de justicia volverán a erigirse en la última frontera.

El hecho de que los primeros justicieros que salieron a la palestra para aguar la fiesta fueran los fiscales del procés nos muestra por dónde van a ir los tiros en los tribunales. Iremos viendo. Claro que para eso hace falta que la ley vaya al BOE, y, de momento, Sánchez no parece tener prisa para que eso ocurra. ¿por qué?