La Real regresa a Europa sumergida en una crisis deportiva. No es la primera vez que esto sucede con Imanol ya que desgraciadamente ha afrontado los cruces en los últimos cinco años en horas bajas, pero todavía nunca lo había afrontado en el arranque de la temporada y en el inicio de la fase de grupos.
Los realistas regresaron con una sensación muy amarga de su visita a Valladolid, donde confiaban en que un triunfo pudiera servirles de punto de inflexión para cambiar su suerte en este cambio de ciclo que no les ha aportado ningún beneficio positivo hasta la fecha.
El estreno en Europa siempre es el comienzo de un nuevo libro de aventuras. En el que cualquier cosa puede suceder al enfrentarte a rivales contra los que no te has visto nunca las caras con la consiguiente incertidumbre que ello conlleva. No es lo mismo que décadas atrás cuando, como comentaba Carmelo Amas, cuando afirmaba que en el estreno ante el Banic Ostrava: "Había muy poca información del rival. Jugábamos a nuestra manera y a acoplarse en el partido". Ahora un director deportivo puede hasta hacer fichajes con el multifútbol de la Europa League.
No es lo mismo que la Champions, cuya participación se suele hacer esperar tanto para un club que la Real, que siempre hay que disfrutar de la experiencia hasta el último segundo de la misma.
La Real de Imanol siempre ha competido bien en el viejo continente donde los duelos siempre cuentan con un plus de emoción y motivación que permite que se valoren mucho más los triunfos. El equipo realista quizá pueda encontrar por fin el tesoro del gol que lleva cuatro partidos buscando y, por qué no decirlo, la dichosa ziaboga de resultados tan necesaria como urgente.
Si por algo se ha distinguido Imanol desde que entrena a la Real es por evitar afrontar partidos a la carta. Siempre intenta presentar alineaciones competitivas. No sabe tirar encuentros ni diferenciarlos. Sí genera incógnitas, sin embargo, el esquema que pueda utilizar. La opción de que repita el 4-4-2 de Valladolid apuntaría aun así a una composición distinta, quizás con Kubo en la doble punta junto a Oyarzabal, y con Sucic en el vértice alto del rombo.
Tampoco puede descartarse un regreso al 4-3-3. Y cobra fuerza igualmente un posible esquema de tres centrales y carrileros, porque esto permitiría igualar el 3-4-3 del rival y porque la convocatoria ofrecida ayer por el técnico oriotarra presenta un superávit de defensas y un aparente déficit de centrocampistas (Urko y Olasagasti descartados). Brais Méndez apunta a la titularidad.
El Niza es un equipo alegre y ofensivo. Que no especula con el marcador. Menos aún en su campo. Momo Cho, con molestias en el talón, no podrá jugar finalmente y aplicar la temida venganza del ex que tantas veces ha sufrido la Real...