La primera ministra de Francia, Élisabeth Borne, ha presentado su dimisión ante el presidente, Emmanuel Macron, que sin embargo la ha rechazado con el objetivo de que "el Gobierno siga con su tarea" mientras se dilucida el panorama parlamentario tras las elecciones.
Macron se ha quedado sin mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, lo que en el mejor de los casos le obliga a pactar con fuerzas políticas externas si quiere sacar adelante algunas de las reformas que prometió antes de las presidenciales.
Borne ha respondido a este nuevo panorama poniendo sobre la mesa de Macron su carta de renuncia, según el Elíseo, que ha apuntado que Macron quiere contactar ahora con los jefes de los distintos partidos en busca de "soluciones constructivas", informa la televisión pública gala.
El bando leal a Macron obtuvo 245 escaños y, a priori, tiene difícil convencer a otros partidos para que le permitan superar el umbral de los 289, que marca la mayoría absoluta. Sin otras soluciones a la vista, Francia teme una parálisis política apenas dos meses después de que Macron renovase mandato en el Elíseo.
Borne recalcó la misma noche electoral que "no hay alternativa" a la actual mayoría, ya que tampoco suman suficientes apoyos la coalición que abandera el izquierdista Jean-Luc Mélenchon. Fuentes citadas por Franceinfo han afirmado que, con este panorama, el futuro de la primera ministra se antoja incierto.
Así, Macron habría retenido su dimisión al menos para ganar tiempo y poder plantear distintos escenarios en la ronda de contactos con los partidos, si bien no está claro que baste con esta solución temporal. Borne tiene previsto reunir este martes a todos los miembros de su Gobierno.
Una de las opciones que gana fuerza en caso de parálisis es que Macron disuelva de forma apresurada la Asamblea Nacional y convoque elecciones anticipadas, una apuesta arriesgada teniendo en cuenta la actual polarización política, con una izquierda y una ultraderecha al alza.