La agricultura ecológica va a más, entre otras razones porque parte de cifras más bajas que la convencional. En Álava sube a 209 operadores y 4.664 hectáreas de terreno, frente a los 187 operadores y 4.046 hectáreas del año 2020. Esta tendencia al alza marca una senda favorable que, sin embargo, pinta insuficiente para alcanzar los retos que se marca la UE del 25% de producción ecológica para 2030.
A pesar de que cada vez son más las personas que cultivan cumpliendo las pautas ecológicas que marca la UE y, a pesar del potencial productivo de Álava, ya que acoge el 60% de las ocho mil hectáreas de ecológico que este año se van a superar en Euskadi, "es posible y necesario un cambio de modelo en el sector cerealista", advierte Ekolurra, el Consejo de agricultura y alimentación ecológica de Euskadi. Y es que, la tendencia es a la baja en las tierras de cereal o cultivos que rotan en las mismas fincas con trigo y cebada.
Xabier Lejarzegi, director de Ekolurra, explica que el cultivo del cereal ecológico es mínimo en Álava, a diferencia de lo que ocurre en otras comunidades: 247 hectáreas, cifra, incluso inferior al año anterior (366). No obstante, la superficie total que manejan los cerealistas es mayor debido a la rotación con otros cultivos, como girasol, soja y otras semillas para aceites vegetales. "Hablaríamos de 1.130 hectáreas de tierras arables en total", puntualiza.
¿Qué retrae, entonces, a los cerealistas alaveses a la hora de pasarse a ecológico? "El cultivo en sí no es complicado, el problema está en la comercialización; normalmente, los agricultores suelen ser socios de cooperativas, caso de Garlan en Álava, y la mayor parte entrega ahí el producto; son muy pocos los agricultores que venden por su cuenta o por otras vías", argumenta el director de Ekolurra.
Otro problema añadido es que "cuando un cerealista decide dedicarse a ecológico, puede destinar a ello parte de sus fincas y otras mantenerlas en convencional, pero tienen que ser fácilmente diferenciables, se hace para evitar el fraude, para evitar que toda la cosecha acabe en un mismo montón, y eso supone un freno para los agricultores, ya que manejan muchas hectáreas", sostiene Lejarzegi. "La producción paralela es un problema porque la normativa es muy garantista". No sucede lo mismo, por ejemplo, con el viñedo. "Al ser un cultivo perenne o permanente, la ley da la posibilidad de un periodo de adaptación de cinco años para que convivan viñas ecológicas y convencionales". Éste puede ser uno de los motivos por los que la certificación ecológica va a más en los vinos de Rioja Alavesa. En cereal, en cambio, "se les obliga a sembrar variedades fácilmente diferenciables para cada modelo productivo", indica. "Incluso en el caso de la patata es más sencillo, ya que el agricultor puede destinar una variedad de piel roja a ecológico y otra de piel blanca a convencional", añade.
Ekolurra dispone de su propia plataforma para comercializar producto ecológico, pero a día de hoy se usa sobre todo para la venta directa, no a nivel profesional; "lo más fácil sería que la cooperativa a la que entregan el cereal fuera entrando en el mercados ecológico", señala.
Otro factor que frena a los cerealistas a pasarse a ecológico es para el director de Ekolurra el menor rendimiento del que hablan los agricultores. Apunta Lejarzegi que todo depende de las unidades fertilizantes que se den al cultivo. En ecológico se utiliza materia orgánica en lugar de fertilizantes, con lo cual resulta más costoso para llegar a las mismas unidades de alimento para la planta. "Podríamos llegar al mismo rendimiento si alcanzáramos esas unidades de alimento". Defiende que en ecológico, el objetivo es precisamente mantener la fertilidad del suelo en el tiempo, por eso se alimenta la tierra, mientras que en convencional se aporta al cultivo lo que necesita.
Además de la producción en paralelo, la dificultad para vender el cereal y un menor rendimiento, hay que sumar otro factor: la "buena" situación que vive ahora el sector cerealista y las "buenas" expectativas a futuro; así que "en este contexto ni tan siquiera las ayudas son un aliciente porque tampoco tienen una imperiosa necesidad de cambiar a ecológico", suma Lejarzegi.
Para el presidente del sindicato agroganadero UAGA, el paso a ecológico tiene que ser paulatino, de lo contrario, resulta inviable. "Es más sencillo convertir ocho o diez hectáreas que cien, para los cerealistas con hasta cien o doscientas hectáreas es inviable pasar de golpe a ecológico e incluso contraproducente, ya que el sector tiene que garantizar una producción suficiente para alimenta a la población", dice Javier Torre. No obstante, "en el sector cerealista se han dado avances hacia la agroecología, con herbicidas más ecológicos y menores dosis y la tendencia es hacia una producción más respetuosa con el medio y alimentos más sanos".
Razones todas ellas que hacen que en Álava esté aún verde el cultivo ecológico de cereal. De hecho, todos los productos presentan una tendencia al alza, salvo los arables, es decir, el cereal y sus relacionados, los que entran en su misma rotación, caso de oleaginosos, soja, girasol... Así, la producción ecológica de cereal, que ya es baja de por sí, ha disminuido de 366 hectáreas en 2020 a 247 hectáreas en 2021; la de tubérculos, patata y remolacha fundamentalmente, también ha caído de 42 a 24 hectáreas y lo mismo ocurre con los cultivos industriales dentro de los que se enmarcan las oleaginosas, que han pasado de un ejercicio a otro de 25 a 12 hectáreas.
Vino y pastos
Mejor situación vive lo ecológico en el sector vinícola, con una subida de 944 hectáreas en 2020 a 1.098 hectáreas en 2021 y la tendencia es ir a más, aprecia el director de Ekolurra. "En este sector, el tema ecológico funciona a veces como la categoría energética en los electrodomésticos, es un referente en sí, en Francia le llaman bio, en Inglaterra orgánico y, muchas veces, ya se exige a la hora de establecer las condiciones de compra como referente de calidad, consideran que el vino de calidad ya de por sí se produce de forma orgánica o ecológica, entonces los viticultores no tienen que esforzarse tanto en vender el sello ecológico puesto que no deja de ser una exigencia de base del cliente profesional que sea un vino elaborado de forma natural, ecológica", explica Lejarzegi.
Subidón ha pegado también la producción ecológica de forrajes para ganadería, que ha crecido de 457 a 506 hectáreas y significativo es, sin duda, el aumento de superficie en hortalizas, de 73 hectáreas en 2020 a 104 en 2021, incluido Álava, con menos arraigo en estos cultivos que Bizkaia y Gipukoa. "Ese dato sí es significativo, quizá porque la comercialización de los productos de la huerta es más directa", opina el director de Ekolurra. La tendencia alcista se observa igualmente en pastos, de 1.860 a 2.366 hectáreas y en frutos secos se mantiene la producción porque, pese a descender una hectárea, de nueve a ocho, no es un dato significativo, valora.
Con todo, Lejarzegi muestra cierto escepticismo de cara al futuro. Le gustaría que el discurso de los gobiernos e instituciones fuera igual de homogéneo en producción ecológica que lo es en el ámbito de la movilidad. "Echamos de menos un mensaje así en alimentación; nos haría falta un apoyo a nivel institucional más firme, por ejemplo, ahora que se trabaja en la nueva política agraria comunitaria (PAC), vemos que no se traslada con la misma firmeza la decisión de alcanzar el 25% de ecológico para 2030; en ese sentido, somos escépticos porque, si no hay un apoyo firme, estamos muy lejos de alcanzar esa meta".
Los que suben. Vino, de 944 hectáreas en 2020 a 1.098 en 2021 en Álava; forrajes, de 457 a 506 hectáreas; hortalizas, de 73 a 104; pastos, de 1.860 a 2.366. Vacuno de carne, dos ganaderías nuevas, pasando de 13 a 15; porcino, una nueva granja; ovino, de cinco a seis rebaños; caprino, una nueva granja; aves de corral, de dos a cuatro granjas de gallinas y pollos.
Los que bajan. Cereal, de 366 hectáreas en 2020 a 247 en 2021; patata, de 42 a 24; cultivos industriales, donde entran las oleaginosas, de 25 a 12.
"Echamos de menos un mensaje igual de firme y homogéneo que en movilidad"
Xabier Lejarzegi
Director de Ekolurra