Por fin huele a verano. Y con él ha llegado por todo lo alto El Grand Prix del verano, presentado nuevamente por el legendario Ramón García, que combina este archiconocido programa con En compañía, otro longevo formato en este caso de la televisión de Castilla-La Mancha. Bilbaino hasta la médula, ha querido charlar con nosotros para contarnos todas las novedades que se presentan en esta nueva edición de El Grand Prix y también en su vida.
¿Con qué sensaciones vuelve a ponerse al frente de una nueva edición tan esperada por los espectadores?
-Muy contento, como todo el equipo. Después del exitazo del verano pasado y de la vuelta, este año hemos tenido más tiempo para la preproducción del programa. Estrenamos 15 juegos nuevos que yo creo que van a gustar mucho, el programa está más redondo... Yo creo que va a gustar mucho. Hemos hecho cosas distintas, y encima son más programas, por lo que yo creo que son buenas noticias para los seguidores de El Grand Prix.
Más tiempo para pasarlo en grande.
-Claro, esa es la idea. Yo por lo menos, rodando los programas, me lo paso como un enano. El espectador y seguidor número uno de El Grand Prix soy yo, y tengo la suerte de presentarlo y de estar muy cerquita de todo lo que pasa.
Usted se lo pasa en grande, nosotros nos lo pasamos en grande... ¿Qué tiene este programa que lo hace inmortal?
-Pues no sé si inmortal, pero ya lleva mucho tiempo entre nosotros, y eso en la tele actual es muy complicado. Lo que sí tiene es la inocencia de un programa blanco, familiar, divertido, que lo único que pretende es entretener. Esto, que dicho así parece muy fácil de conseguir, luego no es tan fácil. Porque hay muchos programas, concursos... Pero El Grand Prix tiene algo, que es que desde el principio unió a la familia como dice su canción, el padre, el abuelo y el niño. Para mí lo más curioso es que al mirar las audencias los niños de 1 a 18 años no conocían El Grand Prix. Mayoritariamente niños y adolescentes vieron el programa el año pasado, niños que no sabían lo que era. Esa es la demostración de la fuerza que tiene un programa donde simplemente se ve la confrontación entre dos pueblos, que siempre te sientes identificado, porque todos tenemos un pueblo. Desgraciado el que no tiene un pueblo, porque si no eres de pueblo lo será tu madre, tu padre o tu abuelo... O donde vamos de vacaciones... Eso es tan sencillo que creo que ese es el éxito de El Grand Prix, la sencillez.
Como decía además, llegamos con novedades, además de pruebas, hemos dicho adiós a Michelle Calvó.
-Cristinini sigue, sigue Wilbur, sigue el dinosaurio, y sigue un tal Ramón García. Michelle ya nos avisó el año pasado de que ya tenía un rodaje. Ya sabíamos que no iba a estar y con mucha pena no va a poder estar este año, pero su profesión es ser actriz, tenía una serie protagonista y estamos encantados de que le vaya tan bien. Somos muy amigos.
Y si hablamos de cambios, no podemos obviar que El Grand Prix ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. ¿Qué cambios siente que ha habido?
-Muy grandes. El reto era ese, un programa que no se adapta a los tiempos se muere. Nosotros lo teníamos clarísimo, sabíamos que teníamos que darle una vuelta, y desde la imagen, desde la forma de presentar, el ritmo que tiene... Eso junto con meter al Wilbur que ha encantado a los niños, una nueva forma de comunicar con Cristinini y la veteranía de un tal Ramón García..., esa mezcla es una especie de cóctel que ha hecho que la modernidad y la nostalgia se hayan unido y funcione. Por eso el programa se sigue viendo en familia. Cuando acabó el año pasado, lo más bonito que me han dicho por la calle es: “Gracias, es la primera vez que mis hijos se sientan conmigo a ver la tele”. Eso para mí es un orgullo, porque un formato de toda la vida ha conseguido eso. Unir a toda la familia frente a la tele, algo que había desaparecido de este país.
Si miramos a los participantes de este año encontramos un pueblo navarro, San Adrián. ¿Ha estado alguna vez?
-San Adrián no conozco pero una amiga mía es de allí. Es bonito cuando recibes gente de pueblos por los que has pasado o de gente que conoces. Es una maravilla tener tantas localidades diferentes de toda España para que den su acento y su toque.
¿Su localidad ha participado alguna vez?
-No, porque no podría. Yo soy de Bilbao, pero tengo mi pueblo, que es Sodupe. Y no podría porque soy el presentador. Cualquier persona diría que puede haber un cierto favoritismo. Entonces, dentro de las reglas estrictas que tiene El Grand Prix es que no participe ningún pueblo que tenga relación con personas del programa, que creo que es justo y necesario.
Son muchos los pueblos que han pasado ya por el programa, serán miles las anécdotas que coseche. ¿Nos quiere regalar alguna?
-Yo hay una cosa que sigo haciendo. Me gusta viajar en coche, y cuando veo un cartel me acuerdo y digo: “Mira, este pueblo ha estado en El Grand Prix”. Les tengo cariño a todos.
¿Le han pedido ser pregonero en alguno?
-Todos los pueblos, todos los programas. Desde que empezó, y nunca he dado ninguno porque no hubiese tenido vida. Siempre que llegan los alcaldes, lo primero que te dicen: “Ramón, encantado, ¿nos podrías dar el pregón?”. Siempre (risas), todos. No he hecho ninguno, y además no debo hacer ninguno porque sería un agravio comparativo.
No tiene tiempo, porque además de en El Grand Prix le vemos en las cadenas autonómicas, con programas como En Compañía.
-Muy contento, y con otro récord, además. Llevamos ocho años de programa, más de 2.000 programas diarios en directo de tres horas. Para mí esta historia pequeñita es muy grande, porque aquí yo ayudo a la gente a acabar con su soledad, y para mí es lo más bonito que he hecho en mi vida, que a través de tu trabajo ayudes de verdad.
¿En algún momento se plantea volver a casa, por ejemplo, a EITB?
-Hombre, EITB es mi casa. Yo empecé allí. EITB es la televisión de mi corazón, y es verdad. Lo que pasa es que no es que sea imposible o que yo lo descarte. Es que no ha habido esa oportunidad.
De momento sí que vuelve a Euskadi próximamente, para recibir el premio Joan Ramón Mainat, en el marco del FesTVal. ¿Qué echa de menos de casa cuando está fuera?
-Todo. De casa se echa en falta todo. Lo que más, el mar y el verde. Desde que me vine a Madrid lo sigo echando de menos. Quizá más todavía. Pero bueno, hay que estar donde el trabajo te llama. Yo siempre digo que cada día de Euskadi salen miles de personas que tienen que irse a cualquier rincón a trabajar. Eso no quiere decir que dejes de ser vasco, todo lo contrario. Te afianzas más en lo que eres y lo que sientes, en ese cariño a Euskadi y en mi caso a Bilbao.
O sea que es vasco y bilbaino hasta la médula, ¿no?
-Claro, eso no se puede cambiar. Además lo he llevado siempre como estandarte. Y yo creo que cualquier persona del mundo sabe que Ramón es de Bilbao porque lo sigue diciendo continuamente y además con mucho orgullo. Porque siempre hay patosos para todo, que me dicen: “Ba, te habrás hecho del Madrid”. Pero no, yo soy del Athletic y socio. Y siempre digo que ser de Bilbao en Bilbao es muy fácil. Lo difícil es serlo fuera, y seguir llevando el estandarte de tu tierra, y eso lo llevo haciendo yo casi cuarenta años y a mucha honra.
¿Cómo vivió la Gabarra?
-Con tristeza porque no pude estar, pero al mismo tiempo feliz. Yo estuve en la anterior, me hubiese gustado estar con mi hija pero estaba fuera por estudios, que también es del Athletic, como la pequeña. Somos los tres socios.
Se lleva en los genes.
-Yo he intentado transmitirles lo que es el Athletic, lo que son nuestros colores y ser de Bilbao. Mi hija mayor está bautizada en Begoña, no te digo más. Lo que no hay que hacer es perder el arraigo, y eso se hace a través de la educación, a través de traspasar los valores de ser vasco de padres a hijos.
Personal
Edad. 62 años.
Lugar de nacimiento. Bilbao
Instagram. @ramon.garciaoficial
Trayectoria
A lo largo de los años hemos podido verle en distintas cadenas (EITB, Antena 3, La1...). Ha presentado Cuando calienta el sol, ¿Qué apostamos?, El legado, ¿Sabes más que un niño de Primaria? o El Grand Prix, que tuvo su edición infantil, El Peque Prix. También hemos podido verle, por supuesto, con su famosísisma capa presentando las campanadas, algo que ha vuelto a hacer.
Y si hablamos de retomar tradiciones, obviamente no podemos olvidarnos del regreso de El Grand Prix, edición veraniega. En Castilla-La Mancha, acompaña además a quienes se encuentran solos con el programa En compañía, que ha dado muchos momentos para el recuerdo.