La Real, cuarta en internacionales

El peaje de la subida de nivel tiene un elevado coste. En el quinto aniversario de Roberto Olabe como director de fútbol, la Real Sociedad es cuarta, en puestos de Champions, a falta de doce jornadas y tiene muy avanzada su clasificación para Europa por cuarta temporada consecutiva. El proyecto txuri-urdin es uno de los más respetados y elogiados de la Liga por su fiabilidad, su productiva manera de explotar su cantera y por su acierto en los refuerzos que vienen de fuera. Pero esto implica que las actuaciones de los realistas más destacadas no pasen inadvertidas para los distintos seleccionadores. 

Imanol se ha pasado diez días con los dedos cruzados al no poder contar con la friolera de ocho jugadores afectados por el virus FIFA: Zubimendi, Oyarzabal, Merino, con la selección absoluta en Málaga y Escocia; Kubo, con Japón en su país ante Uruguay y Colombia; Sorloth, que ha jugado con Noruega en España y ayer en Georgia; Cho, que ha completado un stage con Francia sub’20 en Marbella; y Barrenetxea y Pacheco, que afrontaron sendos amistosos en Almería frente a Suiza y en Francia ayer. Como recordarán, Le Normand va a pasar a ser un fijo con España en cuanto obtenga la nacionalización; Remiro, Zubeldia y Brais también estuvieron en la prelista de Luis de la Fuente, aunque al final se quedaron fuera de la definitiva, y Beñat Turrientes y Robert Navarro son dos futbolistas que han acudido con asiduidad a la sub’21, además de que Sadiq es un habitual en las convocatorias de Nigeria, por lo que el problema puede ir claramente a mayor. No en vano, como ya informamos, Momo Cho se puede perder las últimas cuatro jornadas de Liga por el Mundial sub’20 que se celebra en Indonesia. En verano Kubo afrontará la Copa Asia en Catar, que finalizará el 16 de julio, lo que motivará que se pierda la pretemporada. Y en enero de 2024, Nigeria, que tiene muy encarrilado su pase, puede llevarse a Sadiq a la Copa África que se disputará en Costa de Marfil.

La Real también se encuentra en puestos Champions de los equipos afectados por el virus FIFA con los citado ocho ausentes en Zubieta. Solo le superan el Real Madrid y el Atlético, los más damnificados con trece internacionales, y el pobre Valencia, que, además de estar con la soga en cuello en puestos de descenso, ha visto cómo su minipretemporada a las órdenes de Baraja y Marchena ha contado con diez bajas.

En lo que respecta a los rivales directos txuri-urdin y aparte del citado Atlético, que es el tercero tres puntos por encima de los de Imanol, el Betis y el Villarreal también se han quedado sin siete de sus jugadores. Los amarillos, que recibirán a la Real este domingo en lo que es una auténtica final para ellos si pretenden aspirar a regresar a la máxima competición continental de clubes, han perdido a Yeremy Pino, Foyth, Lo Celso, Mojica, Mandi, Chukwueze y Baena, además de Gerard Moreno, que causó baja en la primera convocatoria de Luis de la Fuente por su enésima rotura fibrilar.

En total son 123 jugadores los que han abandonado la disciplina de sus respectivos clubes en lo que supone un auténtico atentado contra la competición en un momento clave, ya que solo quedan doce jornadas para el final y, por poner otro ejemplo, la semana que viene cuatro equipos afrontarán las semifinales de la Copa del Rey. Por poner un ejemplo, el Barcelona ha tenido que esperar a que la selección neerlandesa confirme el parte médico con el que viajó De Jong para que regresara a casa. O el mismo Bryan Gil, que estaba muy tocado y para evitar males mayores también optaron por devolverlo a Sevilla. Pero cada vez que llega el virus FIFA hay afectados que se pierden partidos con sus equipos por contratiempos físicos. O simplemente por cansancio. En Zubieta muchas veces se muestran muy descontentos porque, a pesar de que conlleve afrontar en muchas ocasiones compromisos internacionales muy exigentes y de mucha importancia, ni lo comparan con el nivel de exigencia que predica Imanol Alguacil en Zubieta aunque haya concedido tres días libres para los pocos pupilos que se han quedado ejercitándose a sus órdenes bajo mínimos. Es el precio a pagar por el éxito.