Se acabó. La andadura europea 2021-22 de la Real terminó el jueves, justo en la misma instancia en que finalizó la del curso anterior: los dieciseisavos de final. Dicen que las comparaciones son odiosas, pero resulta inevitable mirar a aquella eliminatoria de hace un año contra el Manchester United y equipararla con lo vivido ahora frente al RB Leipzig. La realidad de ambos duelos dice que los txuri-urdin forman en la presente campaña un equipo más completo que en la anterior, mostrándose capaces de modificar su registro habitual para al menos competir contra la elite continental. Pero, como es obvio tras un adiós, la fotografía también depara malas noticias, pues sitúa a los blanquiazules lejos de adversarios como el inglés y también el alemán. El proceso no es sencillo, principalmente por dos cuestiones: la condición física de base de los jugadores y el tiempo de ventaja que clubes como el de la Red Bull tienen, en lo que a metodología de trabajo respecta, sobre la propia Real.
1 - LA IDEA
No había otra. Dentro de todo lo que implica un mismo planteamiento de su entrenador, un equipo puede jugar mejor o peor; puede ganar, empatar o perder; puede verse beneficiado o perjudicado por los detalles que marcan un partido. Pero el resultado final no tiene por qué determinar la idoneidad de la propuesta. Como hizo en Leipzig, Imanol apostó el jueves en Anoeta por evitar ofrecer al rival metros para correr. Y lo cierto es que los dos últimos partidos le habían dado motivos para pensar así: le fue bien en Alemania jugando de este modo, y le fue mucho peor en San Mamés cuando, con la Real en su registro dominante, el Athletic acribilló a su equipo a transiciones durante toda la segunda parte, incluso antes del 1-0. Por si al oriotarra le quedaba alguna duda, la baja del todocampista Merino terminaría de borrarle de la mente cualquier atisbo de dilema. Los txuri-urdin no podían permitirse en ningún caso jugar un partido a campo abierto, así que el jueves en Anoeta no quedó más remedio que protegerse y pagar el peaje correspondiente: existía el riesgo, confirmado luego sobre la marcha, de quedarse cortos en ataque.
2- LOS HECHOS
Sucedió que el técnico rival Domenico Tedesco, sorprendido en el Red Bull Arena por el planteamiento guipuzcoano, había trabajado durante la semana la forma de agitar algo el avispero en caso de que se repitiera el contexto de la ida. Su estrella Nkunku, algo encorsetado en Alemania dentro de su rol de punta, permanentemente rodeado de jugadores realistas, pareció gozar en Anoeta de una mayor libertad para moverse y enredar. Lo hizo sobre todo cayendo a la zona izquierda para asociarse con el carrilero Henrichs, de perfil más asociativo y menos directo que Angeliño (titular en el primer encuentro), lo que permitió al propio Nkunku recibir, girarse y afrontar de cara a la zaga txuri-urdin, tirando paredes y desmarques. Por ahí se le empezó a escapar el partido a una Real cuya idea inicial, en cualquier caso, resultaba la idónea, tal y como se vería a posteriori. Porque es cierto que, con un dibujo y una idea más reconocibles, el equipo se acercó al empate en el tramo final. Pero lo visto durante el mismo, en cuanto a juego, no resultó ni mucho menos espectacular. Mostró, de hecho, a una escuadra blanquiazul más abierta, con mayor distancia entre futbolistas, lo que dificultó a estos ejercer la presión tras pérdida (las hubo y muchas) y dio al Leipzig tiempo y espacio para mostrarse letal a la contra. ¿Cómo llegó si no el penalti del 1-3?
3- PROYECTOS
Sin embargo, el momento actual, las horas posteriores a un partido de calado como el del jueves, no invita tanto a analizar tácticamente un encuentro en concreto como a tomar un poco de perspectiva y situar a nuestra Real dentro de lo que se cuece en Europa. Y en este sentido, un proyecto tan significativo como el del Red Bull Leipzig, por lo bien que representa este la dirección que ha adoptado el fútbol en el continente, ha ejercido de fiable termómetro. El club alemán acumula ya una década completa siguiendo una metodología de trabajo al servicio de una idea. Desde 2012, ficha todo lo que ficha pensando en la característica propuesta presionante, vertical y de ritmos vertiginosos que triunfa hoy día. Y cuando hablamos de sus contrataciones lo hacemos también de todos los jugadores que incorpora a su cantera, cortados siempre por un mismo patrón físico, técnico y táctico. En el club txuri-urdin, mientras, el camino no ha hecho más que empezar. Procesos como el descrito llevan mucho tiempo, y aquí Roberto Olabe hace y deshace únicamente desde verano de 2018. Parece una barbaridad, pero no es tanto.
4- LABOR DE CALADO
La tarea implica modificar estándares de arriba abajo en Zubieta, trabajando determinados conceptos del juego y determinados perfiles condicionales desde edades tempranas. La Real compitió en Anoeta contra el Leipzig con siete titulares de la cantera, y todos crecieron en las categorías inferiores antes de que el actual director de fútbol se incorporara al club. Llegó hace cuatro años y su mano se notó prácticamente desde un inicio en circunstancias directamente vinculadas al primer plantel. Pero el fruto de otra parte de su trabajo llegará con el paso del tiempo. En el mismo Sanse ya compiten futbolistas de un corte renovado, más multidisciplinar, cuya próxima promoción implicará la mezcla de generaciones a la que siempre alude como objetivo Jokin Aperribay. Lograr esta meta no garantizará los éxitos ni las victorias, pero sí una Real más moderna y más adaptada aún al fútbol que se practica hoy día. A este respecto, está bien situada en la Liga. En Europa, no tanto: lo dicen experiencias como la del jueves.
5- FACTOR CORRECTOR
Si se trata de calibrar la posición que ocupa el proyecto txuri-urdin en el continente, conviene también aplicar el factor corrector de los sorteos, muy crueles con el cuadro guipuzcoano. Ha demostrado estar aún falto para medirse de tú a tú con adversarios del primer nivel, pero este es un hecho que, en circunstancias normales, debería haberse manifestado en fases más avanzadas: unos octavos de final, unos cuartos incluso... Sin embargo, la pasada campaña los de Imanol ya quedaron encuadrados en la liguilla con los difíciles Nápoles y AZ Alkmaar. Tras superar la fase como segunda, a la Real le cayó en dieciseisavos el tercero del grupo de la muerte de la Champions, el Manchester United, superado en el primer torneo por PSG y RB Leipzig. Una temporada después se ha repetido la historia. Mónaco y PSV significaron de inicio dos durísimos adversarios. Y en el sorteo de la eliminatoria, la escuadra blanquiazul quedó de nuevo emparejada con el eliminado de la liguilla más fuerte de la Champions, el propio RB Leipzig, víctima de PSG y Manchester City.