La Real ha presentado alegaciones al acta por la tarjeta amarilla que vio Diego Rico en la jugada del penalti. Como recordarán, Alberola Rojas señaló de forma incomprensible la pena máxima al argumentar que el burgalés "golpeó con el brazo de forma temeraria a un rival en la disputa del balón". Este apunte puede entrar en conflicto con la realidad, ya que el defensa tenía el esférico y simplemente se impulsó para golpearlo, pero va a ser complicado demostrarlo con las imágenes por lo que el recurso tiene muy pocas opciones de prosperar. Algo habitual cuando es la Real la que discrepa ante los comités de alguna decisión arbitral, por muy flagrante que fuese. Rico lleva con esta tres amonestaciones, por lo que no se encuentra apercibido de sanción.
Al término del encuentro, los miembros de la expedición txuri-urdin estuvieron conversando con el colegiado, al que consideran uno de los mejores de la categoría a pesar de su habitual ironía con la que trata muchas veces a los jugadores, y este les justificó que ya le habían mando la fotografía del contacto y que le habían comentado que había acertado. Como si una imagen pudiese demostrar que una acción es punible. El malestar y el enfado en el viaje de vuelta era de los sonados, no solo por la derrota y dejar escapar un partido que tenían que haber ganado, sino porque otra vez más, en un momento clave de la temporada, una decisión arbitral le había impedido sumar un punto que, visto lo visto en el resto de la jornada y los resultados de sus perseguidores, hubiese valido mucho más de lo que parecía en un principio.
El precio a pagar por el enésimo atropello es que ahora el Villarreal también depende de sí mismo para ser sexto ya que en la penúltma jornada recibe a la Real y se encuentra a solo tres puntos con el golaverage casi asegurado.