La Real visita a Osasuna en busca de un triunfo que le garantice la quinta plaza y le exima de esperar resultados en otros campos
Es importante. Muy importante. Y aún así debemos relativizar su trascendencia. Se trata del último partido de Liga. La Real se juega en él disputar el próximo curso la Europa League. Pero si hacemos el ejercicio de retrotraernos al pasado verano y pensar en los vaticinios que habríamos realizado entonces, caeremos en la cuenta de que lo que esta tarde buscan los txuri-urdin supone, simplemente, la guinda a una magnífica temporada. Han ganado la Copa. Nos han regalado noches europeas como la de Nápoles. Se han mantenido en puestos continentales de forma casi ininterrumpida. Y han sellado su pasaporte con tres jornadas de antelación respecto al final del campeonato. ¿Qué más se puede pedir? Pues se puede pedir jugar la segunda competición continental y no la tercera. Ojalá lo consigan. Si no lo hacen, el signo de la campaña apenas variará. La nota solo bajará un pelín.
la convocatoria Aunque tampoco es cuestión de ponerse en lo peor. De hecho, la Real lo tiene todo a su favor. Una victoria le garantiza la consecución del objetivo. Y, si no gana, es muy posible que también termine celebrando la clasificación para la Europa League, ya que Betis y sobre todo Villarreal afrontan duelos complicados. Sevillanos y amarillos deben ganar a domicilio a Celta y Real Madrid para obligar a los txuri-urdin, quienes se centran en lo suyo y preparan a conciencia la visita a Osasuna. La encaran con las bajas obligadas de los lesionados Illarramendi, Aihen Muñoz, Mikel Merino y Luca Sangalli. También se pierde el partido por causa de fuerza mayor Igor Zubeldia, positivo en coronavirus tras los test a los que se sometió el plantel el jueves.
En la convocatoria de Imanol figura el resto de la primera plantilla, por lo que parece que el caso del azkoitiarra no ha derivado en contagios. Y la plaza del futbolista en la citación la cubre Jon Pacheco, cuya presencia en Iruñea deja al Sanse sin su mejor zaguero. El movimiento puede parecer cruel, con el filial y hasta con el propio jugador. Pero el papel formador del segundo equipo se ve relegado por la importancia que tiene para el club disputar la Europa League. En tiempos de pandemia, superar las dos temporadas marcadas por el covid con sendos billetes para el segundo torneo continental puede marcar la diferencia.