La Real Sociedad no puede frenar ni mirar atrás si pretende acabar como líder

La Real Sociedad se presenta en la cuarta jornada de la fase de grupos con un pie en los cruces. Tras encadenar tres victorias consecutivas, ya ha igualado sus registros en esta fase de las dos ediciones anteriores y se encuentra a solo un punto de certificar matemáticamente su pase. Pero esto no significará que haya hecho los deberes, porque estos han cambiado de manera radical tras la hazaña alcanzada en Old Trafford. Ahora, en un grupo en el que por fin hay dos rivales que son inferiores, el objetivo ha cambiado y tiene que ser acabar primeros, para evitar la eliminatoria contra los clubes que caen de la Champions. Una meta más que ilusionante y valiosa, sobre todo en los tiempos que corren en los que evitar dos partidos de máxima exigencia te permite asumir los retos con un poco más de energía.

Para llegar a la que se presupone que será la gran final por el liderato de la última jornada, los realistas deben derrotar en Anoeta al Sheriff y al Omonia en Nicosia. Dos duelos para los que parte, por hechos contrastados en sus anteriores confrontaciones, como indiscutibles favoritos. Los de Tiraspol ya demostraron en la ida que, aparte de su físico y la dureza con la que se emplean, su entramado defensivo queda al descubierto cuando los realistas comienzan a mover el balón con sus habituales posesiones largas y el continuo movimiento de sus jugadores más creativos.

Imanol introducirá cambios, pero una vez más sin exageraciones. La zaga puede cambiar entera con Le Normand y Zubeldia, para que además cojan ritmo, Rico y Gorosabel, Aritz o Arambarri por Sola.

En el centro, Zubimendi descansaría, para que regrese Guevara y también podría entrar Illarra. Esto significará que rotaría otro miembro más del rombo mágico: Merino (tocado), Brais, que también puede adelantar su posición o Silva.

Arriba habrá que ver si mantiene a Kubo, que viene de acumular muchos minutos, o si Sorloth forma pareja junto a Karrikaburu.