La Real Sociedad está lanzada. El equipo realista ha reaccionado a la perfección al tropiezo de Getafe y la grave lesión de su fichaje estrella (Sadiq) con cinco victorias consecutivas, tres en Liga, Espanyol, Girona y Villarreal, y dos en Europa, ante el Omonia y el Sheriff. Esto le permite entrar por primera vez en puestos europeos, con 16 puntos, los mismos que el Betis y el Atlético, este último en puestos de Champions. Los blanquiazules pueden igualar el mejor registro desde que Imanol tomó el mando hace cuatro años, que llegó en los triunfales febrero y marzo a partir del 3-4 en el Santiago Bernabéu, seguido de otro derbi en Anoeta, la ida de las semifinales de la Copa frente al Mirandés, la goleada al Valencia y el ajustado triunfo ante el Valladolid, ambos en Anoeta, y el 0-1 de Anduva. Un polémico 1-0 en Barcelona acabó con la histórica racha.
Imanol quiso romper una lanza en favor de los suyos para enviar un aviso con la intención de que se valore lo que están haciendo y que no siempre van a ser tiempos de tanta bonanza: “Lo que hacen estos jugadores tiene un mérito tremendo y nos estamos acostumbrando mal. Van a llegar momentos malos, momentos en los que no estemos acertados, en los que nos falte fuerza y no lleguen los resultados, pero compromiso y ganas de querer no van a faltar”.
Y no era un reto sencillo el del domingo. La Real venía de jugar el jueves con su unidad A, todo lo contrario que su rival, que es una de grandes bestias negras en su nuevo estadio, donde había logrado diez victorias, solo superado por las doce del Madrid y a las once del Barça. Con su victoria se rompió una curiosa tendencia en los duelos entre dos rivales directos para las metas europeas, y es que en las cuatro ligas anteriores no se habían producido victorias locales. El balance global con los groguets es negativo: en 45 partidos de competición oficial entre Real y Villarreal, solo doce victorias y 46 goles de los donostiarras y 18 triunfos y 62 goles de los amarillos, con 15 empates. No era una prueba sencilla y la Real la sacó con nota en la que probablemente fue su mejor actuación en lo que llevamos de temporada y que ilusionó a su afición, con lo que, una vez más, se demostró que es uno de los estadios que más disfruta en los últimos años.
Fue una tarde redonda, ya que la Real celebró con tres puntos la efeméride de los 2.500 partidos en Primera, con un balance de 946 victorias 626 igualadas y 928 derrotas. Con un total de 3.507 goles a favor y 3.469 en contra. La Real continúa siendo el octavo equipo con más partidos en Primera, solo superado por los 2.960 de Athletic, Real Madrid y Barcelona, los 2.862 del Valencia, los 2.812 del Atlético, los 2.786 del Espanyol y los 2.606 del Sevilla.
Una vez disipadas las habituales dudas que se han multiplicado por una agobiante plaga de lesiones, sobre todo en la delantera, lo cierto es que, sin exageraciones, la Real parece ser más fiable de cara a puerta que el curso pasado. Junto al Madrid es el único conjunto que ha visto puerta en todos los encuentros de Liga. Es el sexto campeonato en el que comienza de esta manera, aunque a nadie se le escapa que cuando es tan superior a su rival, como ante el Villarreal, todavía le falta mostrar un colmillo retorcido para evitar que en el último suspiro Morales le diese un susto de muerte.
Hasta la fecha, los de Imanol han logrado trece dianas y han encajado once. A falta de Sadiq y de Isak, que se marchó de la noche a la mañana al Newcastle, los pistoleros han sido Brais, con cinco; Sorloth, tres; Kubo, dos; y uno, Zubimendi y los citados Sadiq e Isak. Es el sexto equipo con más dianas a favor. La plantilla parece asumir la responsabilidad tras la falta de un ariete.