La migraña es esa patología de la que todos hemos oído hablar y que muchísimas personas padecen, pero que, sin embargo, quizá precisamente por ser tan común, casi parece de “segunda”. Tal vez por ello, solo uno de cada tres pacientes que sufren migraña son debidamente atendidos con tratamientos preventivos, a pesar de ser altamente invalidante y conllevar un elevado coste no solo de sufrimiento personal y familiar, sino también económico y social.
En el Estado más de cinco millones la padecen y un 80% son mujeres entre 20/40 años. En población pediátrica, su prevalencia oscila entre el 1-3% entre los tres y siete años, y aumenta con la edad llegando al 8-23% en adolescentes.
La migraña es el segundo trastorno de cefalea más frecuente después de la de tipo tensional en adultos mayores, con prevalencia en un año de aproximadamente el 10%. “Así y todo, no ha calado en la sociedad, que continúa estigmatizando a los pacientes”.
La migraña comienza en la infancia y está presente en todas las etapas vitales, “porque puede aparecer a cualquier edad”. Así lo han puesto de manifiesto los neurólogos participantes en el Seminario Lundbeck Migraña en cada capítulo de la vida.
Esta enfermedad neurológica se manifiesta con crisis recurrentes de dolor de cabeza, habitualmente de localización unilateral e intensidad moderada o grave, que empeora con la actividad física y que puede ir acompañada de náuseas, vómitos y aversión al tacto, a la luz, al sonido y a los olores.
En mujeres
En la etapa adulta, la migraña es tres veces más frecuente en mujeres que en hombres, aunque las cifras podrían ser mayores, pues se considera una enfermedad infradiagnosticada e infratratada.
Sonia Santos, neuróloga del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, explica que “en las mujeres las características tipológicas de la migraña pueden modificarse, no solo a lo largo de la menstruación, sino igualmente en el embarazo, menopausia o con el uso de anticonceptivos o de terapia hormonal sustitutoria. Todo ello parece relacionado con la fluctuación y caída de los niveles de estrógenos”.
La migraña es tres veces más frecuente en mujeres que en hombres.
“La prevalencia es máxima entre los 35 y 39 años y aproximadamente un 75% de las personas afectadas debutan antes de los 35 años”, explica.
Los factores desencadenantes principales y más comunes son el estrés, ayuno, cambios atmosféricos y factores relacionados con el sueño; y en las mujeres también los cambios hormonales. “Es clave educar al paciente en su identificación, porque 48 horas antes del inicio del dolor puede sufrir síntomas denominados premonitorios, como cambios del sueño o del apetito”, señala.
En la infancia y adolescencia
El doctor Pablo Irimia, neurólogo en la Clínica Universitaria de Navarra y coordinador del grupo de cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN), destaca con preocupación que la migraña se sitúa como la primera causa neurológica de discapacidad entre los 5 y los 19 años, lo que provoca ausencias escolares, bajo rendimiento escolar y disminución de calidad de vida.
Considera que es una “enfermedad infradiagnosticada y que en la mayoría de los pacientes no se trata de forma adecuada. Este problema es aún más importante en niños y adolescentes con una prescripción muy baja de tratamiento sintomático específico para la migraña y todavía menor de fármacos preventivos para rebajar la frecuencia y la intensidad de las crisis”, alerta con preocupación.
Más allá de los 65 años
Aunque resulte raro, la migraña también puede tener su inicio más allá de los 65 años. Así los explica el doctor Rogelio Leira, jefe de la Unidad de Cefalea del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, quien reconoce que el diagnóstico en personas mayores es complejo por el aumento de las posibilidades de hallazgos clínicos y la presencia de comorbilidades, “lo que limita el tratamiento habitual de la migraña”.
Los expertos inciden en que la sociedad considera la migraña como una enfermedad de segunda categoría, “no es relevante como el cáncer; esta percepción no es solo de la ciudadanía, sino también de los propios médicos y de los políticos. Esto hace que el paciente se conforme y no acuda al médico”.
“Hay enfermedades en las que el gasto no se cuestiona, en la migraña sí”, añaden. “Esto hace que solo el 33% de los pacientes con migraña reciba tratamiento preventivo con anticuerpos monoclonales para reducir la frecuencia y la intensidad de las crisis de migraña”, lamentan los expertos.