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La realidad tras el orgullo: las orientaciones e identidades sexuales que no se mencionan en el LGTBIQ+

El término tiene su origen en la década de 1990 y, con el paso del tiempo, se ha ampliando para incluir a todos los colectivos
Varias personas ondean banderas pertenecientes al colectivo LGTBIQ+ / EP

Cada 28 de junio se celebra el Día Internacional de la Liberación Sexual y el Orgullo del Colectivo LGTBIQ+, una fecha emblemática que tuvo su origen en 1969 en Estados Unidos. Al igual que ese día en el que la comunidad se unió para rebelarse contra la redadas policiales en el bar neoyorquino Stone Wall Inn, en Greenwich Village, hoy se nos vuelve a brindar la oportunidad para defender la visibilidad y la inclusión de los colectivos no normativos en la sociedad. Desde entonces, grupos y activistas de todo el mundo han utilizado esta fecha para reafirmar su orgullo por sus orientaciones sexuales e identidades de género.

Por eso, el lenguaje es una herramienta poderosa y fundamental para visibilizar realidades que históricamente han sido perseguidas, marginadas y excluidas. Y es que vivir en un sistema en el que solo existe el blanco y negro (o, mejor dicho, el rosa y el azul), en el que el espectro de identidades y orientaciones por el que debes regirte no contempla más de dos opciones (porque son elecciones, no normas), implica cumplir con unos estándares concretos. De lo contrario, esa persona será la "oveja negra" del rebaño.

Las palabras que utilizamos para referirnos a los demás y para definirnos a nosotros mismos son nuestro vehículo para expresar nuestra identidad, visibilizar y normalizar la pluralidad de identidades y orientaciones, y para conectar con los demás desde la libertad y el respeto. Así pues, los miembros del colectivo LGTBIQ+ y sus aliados defienden el uso de un lenguaje inclusivo como una forma de reconocimiento y aceptación.

Si bien el acrónimo comenzó a usarse en los años 90 del pasado siglo, haciendo referencia única y exclusivamente a lesbianas, gays y bisexuales, ha evolucionado significativamente desde entonces. Ahora refleja una comprensión más amplia de la sexualidad y el género a pesar de que todavía haya gente que altere el orden de las letras, omita algunas, o simplemente no sepa cuál es su significado. Sin embargo, el propio término, con sus cambios y adaptaciones, se ha quedado pequeño. Ha crecido tanto para abarcar una mayor diversidad de identidades y orientaciones que ha condenado al desconocimiento (incluso, al olvido) de las realidades que se resumen con un mísero símbolo.

Intersexual: ni uno ni lo otro, simplemente tú

Según la ONU, en el estado español más de 600.000 personas son intersexuales. Aun así, enfrentan problemas que en pleno siglo XXI no deberían existir: autoconocimiento, reconocimiento y naturalización de las corporalidades insumisas. Según Asmi Molina, intersex y binarie, "el nacimiento de una criatura intersex se sigue considerando una emergencia biomédica-social y olvidando los derechos humanos que deberían protegerlos". Se les somete a Mutilaciones Genitales Infantiles (MGI), a experimentación hormonal, a mantener el estigma social, a la tergiversación de la información que se le da a los progenitores, y a otras diversas torturas que desnaturalizan las variaciones corporales.

"Soy absolutamente igual al resto de personas, con mis peculiaridades, problemas y alegrías", afirma Asmi que descubrió con 7 años mirando unas fotos de vulvas que no era así. Y es que la intersexualidad solo es una variación biológica que se puede producir durante la formación fetal de los caracteres sexuales primarios, durante la crianza y en la adolescencia al aparecer los caracteres sexuales secundarios. El hecho diferenciador lo marca el entorno que desde sus propios miedos y desconocimiento les estigmatiza y les trata de ocultar, condenándoles al ostracismo social y al silencio.

Que no le permitan ser elle misme es una sombra que persigue a Asmi, aunque en Gehitu ha encontrado la mano amiga que siempre ha buscado. Le socie de la asociación de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales de Euskadi ya no está sole porque tiene el apoyo y ayuda que necesita.

"Queer": de lo despectivo a la reivindicación de lo "raro"

Para muchos sigue siendo el insulto que se utilizaba en la Inglaterra de 1910 para hablar de esos "raros", de las personas fuera de la sociedad heteronormativa. Para muchos otros designa a un movimiento post-identitario, una reivindicación de la diversidad humana y un escape de las identidades fijas o estáticas. Es gente que transita con fluidez, busca y explora nuevas formas de relacionarse social, sexual, afectivamente. Todo sin etiquetas.

La realidad es mucho más compleja que el binomio de hombre/mujer impuesto por la dictadura del heteropatriarcado. Por eso, las personas queer rompen con los roles y estereotipos tradicionales, renuncian a las definiciones que nos dividen y eligen disfrutar. Disfrutar sin miedo, sin culpa, sin represión y sin prohibiciones. Porque el amor, sea como sea, no es ilegal.

Asexual: ni celibato ni ausencia de líbido, solo falta de atracción

Representando alrededor del 1% de la población, las personas asexuales enfrentan incomprensión y estigmatización por sentir una falta de atracción sexual hacia otras personas. La sociedad a menudo patologiza la asexualidad, tratándola como un problema que necesita ser "curado", lo que acaba demonizando a todo aquel que no tenga una orientación sexual normativa.

Lo que es una identidad como otra cualquiera se convierte en una causa de aislamiento porque las personas asexuales no se ven representadas o, peor todavía, son malinterpretadas. Un asexual puede experimentar deseo sexual y tener relaciones románticas, emocionales o estéticas.

El signo "+", el paraguas para el resto de las 37

Al igual que hizo Tinder al incorporar 37 identidades de género diferentes en su aplicación, los nuevos elementos del acrónimo intentan abarcar una franja aún más amplia de la comunidad. En los últimos años, se ha añadido un signo más para incluir a los colectivos que no están representados en las siglas anteriores. Sin embargo, hay quienes piensan que ningún término puede abarcar todo el espectro de la expresión sexual y de género. "Ningún término es perfecto ni perfectamente inclusivo", se relató en un informe de 2020 de un comité de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos. Aun así, es de recibo explicar algunas de las manifestaciones de género y de identidad que se incluyen dentro de este "+".

"Se defina como se defina, ya sea 'ellos' o 'él' o 'ella', me enamoro de la persona, y ya está. Siento atracción por la persona", así lo explicaba Cara Delevingne a la revista Variety en 2020. Delevingne, Bella Thorne, Jo Jo Siwa, Janelle Monáe, Yungblud, Miley Cyrus, Demi Lovato, ... todas estas celebridades sienten una atracción física, sentimental y/o sexual por el "ser". Son pansexuales, por lo que no le dan importancia al género o sexo de las otras personas, incluidas aquellas que no se identifican con un género específico. Se podría decir que su "tipo" es la personalidad: los sentimientos, la forma de ser, de comportarse, o de relacionarse.

En este sentido, encontramos a las personas omnisexuales, que sienten atracción por las personas, independientemente de su género o sexo. Ahora bien, si bien no ocurre entre pansexuales, en el caso de la omnisexualidad sí existe una preferencia por uno o varios géneros o sexos. Es decir, para alguien omnisexual son factores determinantes en la atracción, mientras que para el individuo pansexual son simple y llanamente factores. Otra etiqueta que se confunde es la polisexualidad que se define como la atracción hacia personas de más de dos géneros, pero no necesariamente hacia personas de todos los géneros. 

Conceptos parecidos, relacionados, aunque con particularidades que los hacen únicos y totalmente válidos. Exactamente igual que con los autosexuales y su amor propio, los skoliosexuales y su atracción por personas no binarias y genderqueer, y la combinación del desconocimiento de su orientación sexual y una flexibilidad sexual de los antrosexuales (entre muchos otros). Aunque en lo que a "aceptación general" se refiere, hay dos orientaciones que destacan: la demisexualidad y la grisexualidad. La primera requiere de una conexión emocional profunda y la segunda, de el cumplimiento de ciertas características. Muchos no se las toman en serio porque ambas se ven como algo "normal", pero de la preferencia a la necesidad para desarrollar el deseo sexual hay un trecho.

En definitiva, cada persona es única y válida, sea cual sea el término con el que se defina o se identifique. Lo que está claro es que conocer las diferentes identidades y orientaciones nos permite hablar de género y de orientación de una manera más inclusiva y respetuosa. Pero que nadie piense que todo se resume en una simple cuestión de vocabulario porque aún quedan desafíos por superar en la lucha por la igualdad y la inclusión plena, le pese a quien le pese. En consecuencia, seas como seas, te sientas como te sientas, el Día Mundial del Orgullo (y todos los demás) hay que celebrar la diversidad y la visibilidad. Por lo tanto, piensa que el propio signo, ya que el más siempre suma, nunca resta.

29/06/2024