A pesar de que el Baskonia históricamente siempre ha contado en sus filas con jugadores nacionales –mayoritariamente alaveses– y algunos como Sergi Vidal, José Calderón, Fernando San Emeterio o Pau Ribas han sido piezas importantes en los años más gloriosos del club, lo cierto es que en los últimos años los baloncestistas españoles que han vestido la camiseta azulgrana son escasos. Una de las principales razones de ello es que al club gasteiztarra le está costando encontrar talento local para su cantera y, por el contrario, está apostando por captar a jugadores extranjeros con buenas condiciones en edades tempranas y curtirlos en las categorías inferiores del club hasta su llegada al primer equipo.
Ese ha sido el caso, sin ir más lejos, del exterior letón Arturs Kurucs, el alero estonio Sander Raieste y el lituano Tadas Sedekerskis, los tres representantes de la fábrica baskonista que formaron parte del primer equipo la pasada temporada y volverán a hacerlo este curso. En la misma situación se encuentran otros futuribles del primer equipo como el ruso Pavel Savkov, que jugará este curso cedido en el Fuenlabrada, el checo Ondrej Hanzlik, que se estrenará en la ACB en las filas del Basquet Girona, y el francés Sidy Cissoko, que competirá cedido en el equipo de la Liga de Desarrollo de la NBA G-League Ignite. El canterano español mejor situado para poder dar el salto al primer equipo es Miguel González, que llegó a Vitoria en 2017 como uno de los jugadores más prometedores del territorio y a sus 23 años sigue sin hacerse hueco en la plantilla.
A ello hay que sumarle que en las ocasiones en las que el Baskonia ha estado detrás del fichaje de un jugador nacional con aptitudes para poder sumar en un equipo de la Euroliga como el gasteiztarra, ha habido otro equipo que ha pujado más fuerte y se ha llevado el gato al agua. Sin ir más lejos, la entidad de Zurbano estuvo el verano pasado interesada en hacerse con los servicios de un veterano como Víctor Claver y del vizcaíno López-Arostegui, pero ambos jugadores terminaron firmando por el Valencia Basket. Este verano, sin embargo, el Baskonia ha apostado al fin por un jugador nacional como Dani Díez, que fue anunciado la semana pasada y que ocupará el cuarto cupo de formación de la plantilla.
Corbacho, su predecesor
A pesar de que la contratación de Díez no ha sido muy sonada, ya que se trata más de un jugador de rotación que alguien que vaya a marcar diferencias en el equipo, se trata de una operación destacable, ya que desde que el club fichó a Alberto Corbacho en el verano de 2015 no ha vuelto a apostar por la incorporación de un jugador español antes del comienzo de la temporada. El tirador mallorquín, de hecho, no dio los resultados esperados y, a pesar de que llegó con el cartel de ser uno de los mejores triplistas de la ACB, solo promedió 3,8 puntos por partido en Vitoria y dejó el club al término de la temporada.
Desde entonces, el Baskonia sí que ha contratado a otros jugadores nacidos en el territorio, pero cuando lo ha hecho ha sido para hacer frente a situaciones de emergencia a mitad de temporada y no como una apuesta real para la planificación inicial de la plantilla. En el curso 2019-20, por ejemplo, se contrató curiosamente a otro mallorquín como el base Sergi García, que ayudó a cubrir las lesiones de Granger y Vildoza y terminó la campaña siendo parte de la plantilla que logró el título de campeón de la ACB.
Algo similar sucedió el curso siguiente, en el que el club tuvo que reaccionar a la marcha de Vildoza a la NBA en el tramo final y apostó por la experiencia de Quino Colom, que disputó el play off de la ACB, pero no logró convencer al club para quedarse. El último jugador nacional que ha vestido la camiseta azulgrana ha sido Álex Barrera, que aterrizó en Vitoria en el tramo inicial de la pasada temporada para cubrir la baja de Sander Raieste por su condición de cupo y ayudar al equipo en los entrenamientos ante las ausencias por lesiones o por covid-19.
En cualquier caso, tanto Corbacho como García, Colom y Barrera pasaron por Vitoria-Gasteiz sin pena ni gloria y Dani Díez tendrá la responsabilidad de intentar cambiar esa dinámica. Tras una sólida campaña en el San Pablo Burgos, está en manos del madrileño que el Baskonia recupere la confianza en el producto nacional que tan buenos resultados le dio en el pasado.