Cuando se encontraba ya al borde del precipicio, la reforma de la Ley Mordaza impulsada por el PNV se ha salvado este miércoles en el último momento con el voto de ERC. Los republicanos cedieron y permitieron con su firma que el texto pase de la ponencia a la comisión en el Congreso de los Diputados, la etapa previa a la votación definitiva en pleno. Este movimiento evitó que el texto decayera y permite que avance en su tramitación, aunque en realidad no hay certeza de que la reforma vaya a salir adelante porque ERC mantiene sus condiciones para erradicar el uso de las pelotas de goma por parte de las fuerzas policiales, las devoluciones en caliente de migrantes, y sobre la desobediencia y las faltas de respeto a la autoridad. Pero ERC, en un momento dulce en sus relaciones con los socialistas tras el acuerdo presupuestario en Catalunya, ha dado oxígeno a la reforma. Un margen que no le quiso dar, por el contrario, EH Bildu, que siguió votando en contra a pesar de los llamamientos de socialistas y jeltzales a aprovechar las mayorías actuales y aprobar un texto que ya ha desmontado más de la mitad de los preceptos y el régimen sancionador de la Ley Mordaza del PP de Rajoy.
La votación salió adelante por 19 apoyos (PSOE, Unidas Podemos, PNV y ERC), frente a 17 rechazos, y sin incluir en el texto ninguna enmienda sobre los puntos que bloquean el acuerdo. No fue por falta de iniciativa o inmovilismo del PSOE, PNV y Unidas Podemos, sino que hicieron propuestas y fueron vetadas por EH Bildu y ERC, que mantienen sus líneas rojas. Más País comparte el rechazo. Incluso aunque el texto superase la fase en comisión, en pleno necesitaría una mayoría absoluta porque es una ley orgánica.
A pesar de que siga el bloqueo en el fondo, el paso a comisión no es insignificante: a partir de ahora, las sesiones serán públicas y no a puerta cerrada, lo que obligará a los partidos a retratarse y les añade presión para no dejar caer la reforma, algo que para determinados electorados se consideraría impopular. Jon Iñarritu, desde EH Bildu, seguía defendiendo este miércoles que la negociación debería haber continuado en ponencia, avisó de que “hay un riesgo grande de que el texto decaiga en comisión”, y aseguró que el PSOE quiere mantener artículos que dan un margen de interpretación a las fuerzas de seguridad para sancionar, cuando deberían fijarse criterios de objetividad.
Las propuestas para la desobediencia y las pelotas de goma
La coalición abertzale se ha sacudido la presión desviando la responsabilidad hacia el PSOE, pero los socialistas, Unidas Podemos y el PNV han puesto sobre la mesa propuestas que buscaban acercar posturas sobre tres de los cuatro puntos en discordia (todos salvo las devoluciones en caliente, donde hubo una propuesta del PNV secundada solo por Podemos). En la ponencia se tumbaron todas ellas, aunque buscaban, por ejemplo, objetivar la desobediencia.
Este periódico ha tenido acceso a las enmiendas. Para el artículo 36.6, se endurecían los requisitos para incurrir en una infracción grave de desobediencia. Se concretaba que la desobediencia debía ser “manifiesta” cuando se trate de una negativa a cumplir una orden legal, debía producirse una resistencia “utilizando oposición corporal”, o una “negativa manifiesta a identificarse”, y la alegación de datos falsos o inexactos en procesos de identificación.
Sobre las infracciones leves, en el artículo 37.4 se propone que tengan esa consideración las expresiones humillantes que desacrediten objetivamente a las fuerzas de seguridad y sean “expresiones o actos relevantes, sin que pueda considerarse sancionable la sola disconformidad con un mandato legítimo o el respetuoso ejercicio de la libertad de expresión”. Tampoco ha prosperado la nueva disposición adicional de estos grupos para que el Ministerio de Interior elabore “un estudio sobre el empleo del material antidisturbios”. “A partir de su elaboración, las autoridades competentes deberán desarrollar protocolos específicos, de acuerdo a estándares internacionales, sobre la gestión policial de manifestaciones y reuniones, incluyendo la utilización de uso de la fuerza y material antidisturbios”, la identificación de los agentes que usen ese material, y utilizar “siempre los medios menos lesivos”. Todas estas propuestas tuvieron que votarse tres veces cada una por el empate que se produjo, con 18 apoyos y 18 rechazos. Todas decayeron por los empates.
Devoluciones en caliente
Había otra enmienda más, esta vez transaccionada solo entre el PNV y Unidas Podemos pero que respondía a la redacción original de los jeltzales en la proposición de ley que registraron en su momento. Esta enmienda hacía referencia al cuarto punto en discordia, las devoluciones en caliente. Añadía una disposición final segunda que matiza que ese rechazo en frontera se realizará respetando la normativa internacional de derechos humanos y que, en el plazo de tres meses, el Gobierno español deberá dictar “las disposiciones necesarias para la aplicación y desarrollo” de este artículo. Si no lo hace, no podrá actuar en ese sentido. Esta propuesta solo tuvo 5 votos a favor y reunió 31 en contra. El PSOE prefería dejar esta cuestión fuera de la reforma y remitirla a la Ley de Extranjería, una posición que no satisface a sus socios porque es una ensoñación pensar que en menos de un año, en el plazo que le queda a esta legislatura, pueda aprobarse una reforma de esa otra ley.
ERC y EH Bildu mantienen que los artículos sobre la desobediencia y las faltas de respeto son los más lesivos porque suponen el 70% de las multas impuestas por esta ley con casi 19 millones de euros. Estas exigencias se están planteando como una línea roja y este periódico tampoco ha podido conocer si EH Bildu ha planteado enmiendas o propuestas de desbloqueo en discusiones como el material antidisturbios. El desenlace llegará en comisión. No hay fecha para la próxima reunión, pero se calcula que tendrá lugar como muy tarde en un mes, lo que dará margen para seguir negociando hasta entonces.
El PSOE presiona a ERC y EH Bildu con la idea de que nadie sale beneficiado de este bloqueo salvo el PP, que mantiene su ley. Además, nadie sabe qué mayorías habrá en la próxima legislatura. Bildu y ERC tampoco consiguen introducir sus cuatro condiciones, y su negativa arruina la reforma del PNV, que no podrá sacar brillo a su papel si sigue este enroque.
Registros y controles de carretera, acordados
La reunión se saldó con otros dos acuerdos, que además incluyeron los votos de EH Bildu, ERC y Junts. Las dos enmiendas aprobadas hacen referencia a los registros corporales del artículo 20, donde se incluye el “máximo respeto a la identidad sexual y/o género”; y también se hace referencia a los controles en carreteras con una nueva disposición adicional que añade la coordinación entre fuerzas de seguridad sin perjudicio del ejercicio efectivo de las competencias correspondientes a cada cuerpo.
PNV: "Es la hora de la verdad"
Tras 50 reuniones del grupo de trabajo, la ponencia de la reforma de la Ley Mordaza pudo tomar la decisión de elevar un texto a comisión para que el trámite avance, aunque siguen las discrepancias de fondo y, por ejemplo, EH Bildu y Junts rechazaron dar este paso, que por razones contrapuestas tampoco compartieron PP, Ciudadanos y Vox. Tras una reunión de menos de una hora, el jeltzale Mikel Legarda, diputado del grupo impulsor de la reforma, consideró que se ha dado “un paso importante” porque, si hubiera seguido en ponencia, la reforma hubiera “encallado”. Aplaudió que el debate avance y que las sesiones pasen ahora a ser públicas. Legarda urgió a alumbrar esta reforma, porque “es la hora de la verdad, de decidir”, y no se puede llegar con este melón abierto a las elecciones. Defendió que con los acuerdos alcanzados se modifican más del 60% de los preceptos de la ley y se transforma más del 60% del régimen sancionador mediante la rebaja de las multas que más afectan a los ciudadanos, y que se tipifican mejor las conductas y se adaptan las multas a la capacidad económica de la persona sancionada. Legarda destacó que los más de 35 cambios atañen también al derecho de reunión y manifestación o la grabación de agentes.
El portavoz del PSOE, David Serrada, puso en valor la “generosidad” de su grupo por las enmiendas propuestas sobre la desobediencia, las faltas de respeto y las pelotas de goma. El portavoz de Unidas Podemos Enrique Santiago agradeció su gesto a ERC, pero insistió en que “el texto que sale poco se parece a la ley de Rajoy de 2015”.
ERC dio aire al trámite pero recalcó: “Nuestro voto es no al texto que sale de aquí“, según dijo María Carvalho Dantas. Siguió poniendo el foco en los artículos que provocan el 70% de las multas, en las pelotas de goma que “matan” y en las devoluciones en caliente.
Desde EH Bildu, Jon Iñarritu avisó de que ahora hay “más riesgo de que decaiga” la reforma por el paso a comisión, y que en la ley “sigue presente el corazón” de la norma del PP. “Yo espero que la presión haga diamantes”, dijo. Bildu cree que es una Ley Mordaza light y que el texto debería haber seguido en ponencia para poder negociar más