La derecha está en ebullición. En todo el Estado. También en Navarra. A un año de las elecciones forales y municipales el panorama está muy abierto. Hay varias incógnitas: si los diputados Sayas y Adanero se presentarán; qué peso tendrá Vox; y qué ocurrirá con la coalición Navarra Suma, formada por UPN, PP y Ciudadanos (Cs).
Hay quien cree que está amortizada. UPN todavía no ha decidido qué hacer; el PP de Feijóo ha insinuado que quiere una colaboración estrecha con los regionalistas, pero nada más; y Ciudadanos acaba de arrancar una refundación profunda que “va a cambiar hasta los cimientos” del partido, como asegura el diputado Guillermo Díaz, portavoz del grupo de trabajo encargado de la remodelación. Y eso afectará también a las alianzas de Cs, que quiere reciclarse como partido bisagra capaz de pactar a izquierda y a derecha en un escenario polarizado en el que se ha quedado sin sitio.
La letra pequeña está sin escribir, porque la refundación arrancó a finales de junio y seguirá durante varios meses. Pero sí que ya hay unas cuantas líneas generales, también en cuanto a las alianzas.
En ese capítulo parecen claras, y así se ha hablado a nivel interno, dos políticas. Los pactos postelectorales dependerán del lugar y de las circunstancias, y se harán a izquierda y a derecha. Es algo que Ciudadanos ya ha hecho en el pasado, pero últimamente lo habitual era que los acuerdos se firmaran con el PP.
Y en segundo lugar y más importante: el partido, por norma general, quiere prescindir de coaliciones previas con partidos de implantación estatal, porque lastran la capacidad de acuerdo de un partido que quiere reubicarse en el tablero.
Eso señala directamente a Navarra Suma, que es la única coalición de este tipo que sigue viva en la esfera de influencia de Ciudadanos tras la ruptura de PP+Cs en la CAV, donde el líder naranja se pasó a los populares.
Objetivo: sobrevivir
Desde la agrupación navarra insisten en que la coalición es necesaria, porque desde su punto de vista las circunstancias aquí son especiales. Es la baza que quieren jugar para defender la coalición, cuya continuidad les evitaría desaparecer también de Navarra.
El pilar de esa defensa es que en la Comunidad Foral lo que está en riesgo es la idea de España, razón por la que el constitucionalismo debe ir unido frente al separatismo y los partidos que ya pactan con él. Además, Navarra Suma se firmó con UPN, y no con el PP, lo que burla esa premisa de no suscribir alianzas previas con partidos estatales. Es su estrategia.
El debate está por hacer, pero Carlos Pérez Nievas, coordinador de Cs en Navarra, también es miembro de la Ejecutiva de Arrimadas y desde allí puede tener más fácil defender la coalición.
Y luego hay otra realidad más mundana. Ciudadanos tiene como objetivo sobrevivir. Castilla y León y Andalucía han sido dos mazazos que han agravado todavía más la situación interna, y ahora la prioridad es mantener todos los cargos posibles en cuantos más sitios mejor.
La coalición navarra permitió la entrada de Ciudadanos a las instituciones, algo que no hacían cuando iban en solitario por el fuerte rechazo social que provocan sus posiciones antiforalistas. Así que tampoco sería buen negocio prescindir de una fórmula que los mantiene con vida en un territorio. Además, Ciudadanos piensa que la reedición de la plataforma mantendría a raya las pretensiones electorales de Sayas y Adanero y minimizaría las opciones de escaño de Vox.
El problema es que la continuidad o no de Navarra Suma no solo depende de Cs. Los todavía naranjas van a revisar todo y van a cambiar su política de pactos, y eso hay que tenerlo en cuenta. Pero luego será el turno del resto de socios, que tienen que decidir si vuelven a ir a las elecciones juntos o separados.
¿Y el resto de socios?
La refundación de Ciudadanos es simplemente un ingrediente desestabilizador más en un panorama ya de por sí convulso. Hasta ahora, Ciudadanos solo estaba en crisis. Ahora también está de remodelación profunda, y desde luego no es el escenario ideal para tomar una decisión reposada.
¿Qué ocurre con el resto de socios? Esparza intenta escabullir la toma de la decisión definitiva y se ha escudado en un proceso interno que no ha empezado. Lo cierto es que en mayo arrancó la campaña con su sigla y en solitario y sabe que muchas de sus esperanzas pasan por tratar de acercarse al PSN, algo complicado si se vuelve a ir en el pack con PP y Ciudadanos.
UPN arranca la campaña electoral en solitario con una encuesta a la baja
El PP de Feijóo ha ido insinuando que lo único que quiere es una colaboración estrecha con UPN, pero no con una sigla chamuscada como Ciudadanos. Un veto, por cierto, que ha generado cierto malestar en los de Arrimadas, que ven un comportamiento oportunista en los populares.
Arrimadas ha dado seis meses para culminar la refundación. Pero la decisión sobre Navarra Suma seguro que se toma antes.