Si no un punto de inflexión, el encuentro de hoy lunes entre Imanol Pradales y Pello Otxandiano en Ajuria Enea puede trazar el esbozo del carril por el que discurrirá el inicio de la nueva legislatura. La reunión prácticamente cerrará la primera aproximación del lehendakari hacia los grupos en su intención de alcanzar acuerdos de país en un escenario donde quiere dejar la mejora de Osakidetza fuera de la pugna política si bien las diferentes formaciones ya le han venido trasladando cuáles serían sus líneas maestras. Autogobierno, empleo de calidad, vivienda, transición energética y un pacto ético que aleje a Euskadi del clima de crispación que es tónica en el Estado encabezan los capítulos del libreto que pretende implementar el jefe del Ejecutivo vasco, y a nadie se le escapa que la cita de esta misma mañana (9.30 horas) con EH Bildu cuenta con un aderezo especial. Por un lado, porque la escenifican dos líderes que dicen encarnar un relevo generacional y, en cierto modo, dos modelos antagónicos. Por otro, porque servirá para comprobar cuánto de cierto hay en la “predisposición positiva” que asegura mantener la coalición soberanista.
Tras escuchar las impresiones procedentes de Sumar, PP y de su socio de gobierno, el PSE, Pradales y Otxandiano volverán a verse después de aquel pleno de investidura donde el líder de Bildu plasmó un análisis crítico de la situación en la CAV y de manifestar su apuesta por una gobernanza colaborativa, donde evita presentarse como socio preferente y habla más bien de ejercer un papel protagonista en las transformaciones del país que le reporte visibilidad. El lehendakari dijo en su momento poner en valor la actitud que la coalición soberanista mantuvo en la Cámara pero a la espera de que sea ratificada por los acontecimientos. Algo parecido piensan en Bildu, donde Arnaldo Otegi ha deslizado que observa un cambio formal entre las pautas de conducta de Pradales (y algunas de las decisiones ya adoptadas) respecto a su predecesor, Iñigo Urkullu, pero dándose tiempo para comprobar el grado de distinción. “Ser el jefe de una oposición destructiva o socio preferente para los acuerdos futuros que requiere Euskadi”. Este fue el requerimiento que le hizo Pradales a Otxandiano en el pleno de investidura, mientras que desde Bildu afirman estar dispuestos a ejercer una oposición responsable.
EH Bildu empató a 27 escaños con el PNV en los comicios de abril, lo que de por sí ya marcó un paisaje inédito. Los jeltzales retuvieron la victoria en número de votos y, además, su gobierno con el PSE suma una mayoría absoluta suficiente para sacar adelante las leyes, pero ampliar las alianzas los ayudaría a desactivar las acusaciones de aplicar el rodillo y reduciría la crispación social. Y es que Pradales quiere compartir retos que exigen unas mayorías amplias ante transformaciones que resultarán trascendentes. Lo de hoy es, principalmente, la búsqueda de un canal de diálogo y reflexión sobre las prioridades y retos, poner negro sobre blanco los programas respectivos y una declaración de intenciones inicial, sin denuncia de maximalismos ni conclusiones inamovibles.
“Por mi parte, disposición al acuerdo, diálogo y negociación. Hay que pensar en el bien del país y trabajar para todos y para todas”, se ha cansado de sostener el lehendakari. “Los retos que enfrentará Euskadi en los próximos años precisan de colaboración, entendimiento y acuerdos entre diferentes. De un compromiso compartido por los principales actores del país para hacer crecer a Euskadi en bienestar”, defienden desde el Ejecutivo vasco. Bildu se ha marcado como prioridades de este nuevo ciclo el nuevo estatus, para salir de la “rotonda” en la que a su juicio está atorado, y la bilateralidad, conscientes del horizonte global de incertidumbre por el auge de la extrema derecha y la inestabilidad económica actual. “Tenemos un país que necesita un revulsivo y debemos ponernos las pilas en muchos aspectos y en muchos ámbitos”, ha venido señalando Otxandiano, recordando que ya durante la pasada legislatura se produjeron “experiencias muy claras de acuerdos” con el PNV en leyes fundamentales, incluso en materia presupuestaria.
Primeras propuestas
A lo largo de esta ronda de partidos, el parlamentario de Sumar, Jon Hernández, trasladó a Pradales su propuesta para un “horizonte de cero derivaciones y cero externalizaciones” en la sanidad pública; un pacto por la vivienda que incluya la limitación de los precios de los alquileres y que el nuevo Ejecutivo desista en el recurso contra la ley de vivienda estatal; así como una nueva estrategia vasca para la transición energética que incluya cambios legislativos para acelerar el uso de las energías renovables, fortalecer el autoconsumo colectivo y el impulso de las comunidades energéticas. Por su parte, desde el PSE, Eneko Andueza, llamó a aprovechar la oportunidad de construir de manera transversal un “gran pacto estatutario”, además de sedimentar un consenso en materia de salud, reforzando la gestión pública del sistema y manteniendo la titularidad pública de los centros y de los servicios, entre otras cuestiones. Asimismo, el presidente del PP de la CAV, Javier de Andrés, tendió la mano en cualquier negociación, análisis, diagnósticos y búsqueda de soluciones para la mejora de la sanidad vasca e incluso en todo lo relacionado con el autogobierno pero siempre desde un prisma de demanda social y huyendo de “obsesiones identitarias”.
PNV
Mañana, cita con los jeltzales. Imanol Pradales cerrará mañana la ronda de partidos con la que ha querido trazar los primeros pasos de la nueva legislatura de cara a que en septiembre arranque oficialmente el curso político. Lo hará recibiendo a la delegación de su partido, el PNV, y que estará formada por el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, y el portavoz parlamentario, Joseba Díez Antxustegi. El lehendakari, que rechazó reunirse con Vox aplicando un ‘cordón sanitario’ a la ultraderecha, no solo se verá las caras con las formaciones políticas, sino que también recabará las impresiones de los agentes sociales (patronal y sindicatos) y representantes institucionales.